Alex.

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Me quede embobada, el me miro y arqueo una ceja. Vestía exactamente igual a Jace, igual.

-Hola.-me dice con una sonrisa encantadora. Yo lo mire y sonreí.-Me llamo Alejandro, pero puedes decirme Alex.-dice.

-Hola.-le conteste.-Claire, Claire Jackson.-le volví a sonreír.

-¿Sabes? Tienes una linda sonrisa.-me dice.

Espera Claire. ¿No te tratara de seducir? Mejor no me arriesgo. Justo en ese momento se escucha la campana para entrar a las siguientes clases. Que rápido, pensé.

-Am si, gracias. Si no te importa, me tengo que ir.-dije algo cortante, ya que me quería alejar de el.

-Espera.-me dice tomándome del brazo, haciéndome imposible alejarme. El pasillo se iba quedando solo. Mierda.

-Escucha, enserio me tengo que ir...-dije ¿rogando? No. Claire, tu nunca ruegas. ¿Que tiene este chico?

El de un solo movimiento me acorralo contra la pared, y tomo una mano con mi cintura.

-Eres linda.-me dice con su boca a centímetros de la mía. Esto me daba cosquilleos en el estomago.

Nunca, nadie, salvo Jace me había hecho sentir así. Vulnerable. El chico cada vez se acercaba mas a mi. ¡Me quería besar! ¿Que hago? No me pienso quedar así, me iba a besar. Mis pies no se querían mover ¡¿porque?! ¡Dios! ¿Que hago? Repetía cada vez en mi cabeza.

Sus labios estaban rozando los míos. ¿Que demonios hago? De pronto, me besa.

Sabia que lo iba a hacer, no resistí y le di una bofetada. Se parándome de el.

-¡¿Porque cojones me pegas?!-pregunta alarmado tocando se la mejilla.

-¿Sabes quien mierdas soy yo?-le pregunte enojada. Evidentemente era novato, me quería seducir, haciéndome caer, pero no lo logro.

-¿Una puta golpeadora?-pregunta con una sonrisa hipócrita.

Le di otra bofetada, pero mucho mas fuerte.

-Te prohibo que me digas así. No sabes con quien te metes niño bonito. Así que te me relajas y te comportas que tu y yo ¡no somos iguales!-le recalque lo ultimo.

El me miro confundido, yo salí de ahi increíblemente enojada. Me fui a la clase de literatura. Abrí la puerta y todas las miradas se dirigieron a mi. La maestra me miro y agacho la mirada.

-Voy a entrar, aunque usted no me lo permita.-le dije entrando al aula.

-No, no. Descuida, pasa.-me dice la maestra. Que bueno, me gusta que me respeten.

Me senté en un lugar de los que estaban atrás, la maestra siguió con la clase. Recordé lo de hace unos minutos.

¿Ese tal Alex que tenia de especial? ¿Porque me hizo sentirme vulnerable? Hizo exactamente lo mismo que Jace. Ambos me sedujeron igual. Salvo que Jace lo logro. El ni en un millón de años lo lograra. Inmediatamente me acorde de Jace. ¿Porque se abría molestado? No se tomo la molestia de haberme dicho el porque. Me daba tristeza eso, saber que ni me tenia confianza.

Tape mi cara con mis manos mientras solo escuchaba a la maestra. Hablaba de algo que ni importaba:

<Me gustaría que comenzaran a leer. Un lector vive mil vidas antes de morir. El que no lee, solo vive una. Muchos jóvenes como ustedes piensan que hacerlo aburre. Pero ni intentan hacerlo. Lean lo que mas les guste, no los obligo a leer lo que yo diga. Lo que a ustedes les guste mas. Aquí tengo varios libros, por si alguno quiere leerlos...>

Raramente, la idea me intereso. Nunca había intentado leer libros. Realmente me parecía aburrido, pero en verdad, nunca lo intente. ¿Mil vidas? Puede que sea verdad. Porque sabrá de los personajes. Mientras que yo, sin leer, solo viviré la mía. Era tan cierto eso. Quite las manos de mi cara. Mis compañeros solo se disponían a no prestarle atención a la maestra, mientras que yo, escuchaba cada detalle.

Cuando termino la clase todos salieron rápidamente. Yo me levante de mi asiento y camine hacia la maestra, ella me miro aterrada.

-Maestra.-la llame tímida.-¿Me podría mostrar algunos de sus libros? Me gustaría leer alguno.-le confesé, ella me miro sorprendida y sonrió encantada.

-Claro que si mi niña.-me dice, se gira y toma una caja. La pone sobre el escritorio y la abre. Demasiados libros habían allí.-Elige el que quieras.-me sonríe.

Yo tomo algunos y los miro detalladamente. Hubo uno que realmente me llamo la atención. Se titulaba "Perdiendo el control".

-Puedes llevártelo.-me dice sonriendo.

-Gracias.-le dije. Lo guarde en mi bolso y salí del aula.

Las siguientes clases estuvieron SUMAMENTE aburridas. Nada me interesaba. No me pondría a leer el libro mientras tuviera miles de miradas se posaran en mi. Seria una "matada". Seguía bien escondido en mi bolso.

Cuando las clases terminaron, salí rápidamente del colegio. Mientras cruzaba el campus, mire a Alex recargado en lo que parecía su auto. Desde luego lo quería evitar, el me miro y sonrió. De pronto, comienza a caminar hacia mi.

Miradas que matanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora