Estefania.

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Le seguí el beso como por 5 segundos pero después lo detuve. Y me separe.

-Alex.-le dije.

-Claire.-me responde con el mismo tono.

-¡Alex! Mi vida ¡ya te levantaste!-grita Estefania y se lanza a los brazos de Alex.

Me daban ganas de tomarla de los cabellos y jalarlos hasta el piso. Por maldit*.

-Ah, hola Estefi.-la saluda Alex no muy convencido.

-¡Te extrañe mucho primo querido!-le dice dandole un beso en la mejilla aunque muy cerca de sus labios. Put*.

-Ah si, y yo a ti. Claire ¿vamos arriba?-me pregunta. Yo asentí.

-Antes de que te vayas. Tu hermana es muy grosera conmigo ¿sabes que me dijo? Me dijo gorda.-dice haciéndose la débil. Ah, apenas la conozco y ya la odio.

-¿Enserio? Alguien te lo tenia que decir. ¿Nos vamos Claire?-insiste. Kate soltó una carcajada y Estefania bufo. Yo contuve la risa y asentí. Alex tomo mi mano y subimos las escaleras juntos.

Una vez arriba me señalo que entráramos a su habitación.

-Te juro que no la soporto.-me dice ya dentro.-Es como una goma de mascar en tu suela de zapato. ¡No se quita! Haga lo que haga ella, recuerda que tu eres la única persona que amo ¿de acuerdo?-me pregunta pasando un mechón que tenia en mi cara detrás de la oreja.

-De acuerdo. Ademas no me importa si ella se te arrima o haga lo que quiera. Porque tu recuerda que no somos nada.-le dije.

-Lo se, solo que pensé que tenias un pequeño afecto hacia mi.-dice cabizbajo.

-Te tengo afecto.-le dije. Y lo abrace, el complacido me correspondió el abrazo.

-Tengo que seguir estudiando.-le dije cuando nos separamos.

-¿Puedo ir contigo? No me quiero topar con Estefania.-me dice yo asiento divertida.

Nos cruzamos hasta llegar a mi habitación. Ya ahí, abrí de nuevo mi computador y me senté en la cama. Alex se sentó a mi par. Después de un rato, Alex me hablaba de la importancia de que tiene que haber comida siempre en casa. Dice el que porque cuando alguien se cansa tiene hambre, y que siempre debe de haber comida, es un idiota.

Yo termine mis deberes y recordé mi libro. El que me dio la maestra. Me levante de la cama y alcance mi bolso. Lo saque y me recosté en la cama de nuevo.

-¿Te importa si leo?-le pregunte.

-No. ¿Te importa si te abrazo?

-No.

Y así fue. Yo estaba acostada en mi cama mientras leía, Alex me abrasaba y jugaba con mi cabello. Haciéndome relajar. Este momento era especialmente perfecto. Me sentía cómoda, sin ninguna preocupacion, ni nada por el estilo. Era un raro momento que nunca quería que acabara. ¿No se puede detener el tiempo? Porque en este momento lo detendría. Haciendo que esto sea para siempre.

Miradas que matanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora