Miradas que matan

El Desayuno.

-Nunca pensé que me querría hacer algo malo.-le conteste algo tímida.-Pero ya no importa, ya estoy bien y segura contigo.

-Y siempre será así. Vamos a casa, no eh desayunado y creo que tu tampoco.-me dice encendiendo el auto y arrancarlo.-Por cierto ¿no te has dado cuenta que hace mucho frío?

-Si. Aquí no es muy común que lo haga.-le conteste. Y vaya que si hacia frío, mire mi pijama y consistía en una blusa de tirantes y un pantalón de tela fina. Me congelaba, casi.

Sigue conduciendo y  me di cuenta de que Alex también estaba en pijama. Llevaba una camisa tinta y un pantalón bastante flojo de cuadros color cafe, tinto y negro. El prendió la calefacción. Me sorprende que haga frío. Casi todos los días eran cálidos pero evidentemente este no.

Después de un no tan largo camino llegamos a casa. Bajamos y de nuevo sentí la corriente de aire frío recorrer mi cara y un escalofrío recorrió desde mi cuello hasta mis pies. Alex me abrazo y entramos a casa. Adentro estaba cálido, muy cómodo. En el recibidor estaba Kate mirando televisión. Tenia una manta que la cubría por completo. Sostenía una taza.  Nos miro y sonrió.

-Esta mañana esta algo fría ¿no creen?-nos pregunta.-Casi tanto como la actitud de Edward hoy.

-¿A que te refieres?-le pregunto Alex.

-Esta algo enojado. No se porque pero esta así. Este ultimo tiempo se la ah pasado así ¿verdad? Me gustaría saber que le ocurre.-nos dice.

-Que raro. Bueno, no importa. Claire sube a cambiarte. Con eso te convertirás en un cubo de hielo. -me dice mirándome. Yo asentí y subí las escaleras.-Te apresuras para que bajes a desayunar.-grita desde abajo, pero lo escuche.

Después de unos varios minutos ya estaba vestida. Traía una blusa de manga larga blanca y un pantalón grueso de color azul marino. Baje las escaleras y entre al recibidor. Aun Kate se encontraba ahí. De pronto sentí que un olor entraba por mis poros, olía increíblemente delicioso. Era un olor a canela y a mantequilla. Con un toque de vainilla. Entre a la cocina y ahí estaba Alex frente a la estufa y el señor James sentado en el comedor leyendo el periódico.

-Buenos días.-salude.

-Hola Claire, buenos días.-me contesta el señor James.-¿Alex ya te hablo de la convivencia familiar?-me pregunta.

-Si señor.-le respondí con una sonrisa.

-Me alegro ¿nos acompañaras cierto? Ah, y no me digas señor, dime James.-me dice sonriendo. Yo asentí.-Bien. Toma asiento, Alex esta preparando el desayuno. Veamos como le sale.-dice guiñando un ojo yo reí un poco.

En unos segundos después Alex deposito en la mesa uno plato lleno de Hot Cakes. Una jarra de leche y otro plato con muchísimas galletas con chispas de chocolate.

-¿Esto es desayuno?-pregunto James.-Bueno, me conformo. Tu madre desde que nos casamos nunca me hizo Hot Cakes. Gracias hijo.-le dice y comienza a comer.

-¿Tu los preparaste?-le pregunte, el asintió orgulloso de si mismo. Yo tome un Hot Cake y lo morid. Sabia delicioso. -Wow, deberías cocinar mas seguido.-le dije riendo.

-Pienso igual que Claire.- dice James sirviendo se leche en un vaso. -Llama a tu hermana para que desayune.

-Claro.

Alex sale de la cocina y segundos después entra el y Kate. 

-¿Así que ahora cocinas? -pregunto divertida Kate mirando el desayuno.-Los tengo que probar.

Después de que Kate probara los Hot Cakes de Alex y que lo felicitara seguimos desayunando. Pregunte a Alex porque la señora Clara y Edward no bajaban. Me dijo que su madre había salido temprano para ir a la boutique en la que trabaja y era dueña. Y Edward estaba enojado, pero no se sabia porque. Me pareció raro, pero no le di importancia. Cuando acabamos de desayunar James dijo que tenia que ir a la empresa -donde supongo yo que es donde trabaja- y se fue. Yo me ofrecí voluntaria para lavar los platos, Kate limpiaría la mesa y Alex, bueno el no haría nada ya que preparo el desayuno. Cuando acabamos nos sentamos los tres en el sofá y miramos televisión. De un momento a otro baja por las escaleras Edward. Estaba muy serio.

-Claire ¿puedo hablar contigo?

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Con mucho amor y cariño

Key Alejandra.

May the odds be ever in your favor.