Epilogo.

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Alex.

Estaba en mi casa, en la habitación de mi hermano. Necesitaba que me diera consejos, como hermano mayor. Necesitaba que me dijera como poder superar esto, sin que me duela, pero yo no creía posible que pasara eso. Estaba completa y locamente enamorado de ella. No se si será ambición, o adicción, o simplemente amor. Pero de que estaba enamorado de ella, lo estaba. No creo que ella me ame, y que este enamorada de mi, pero deseo eso con todas mis ganas. Todas. Claire no suele ser muy cariñosa, pero cuando esta enamorada lo es, y conmigo no ha sido así. Por lo que cualquiera se imaginaria la respuesta. No esta enamorada de mi.

Y eso duele.

Duele como si te clavarán un cuchillo en la espalda. Duele como si todo tu cuerpo fuese aplastado por un camión. ¿Tan así duele? Hasta mas.

Edward entro a su habitación, no me ha visto, se quito la camisa que traía y se gira a la cama, donde yo estoy, y pega un brinco.

-¡Jesus!-grita sorprendido.

-No, soy Alex, tu hermano.-le respondo.

-¡Me asustaste, imbécil! Que sea la ultima vez que vienes a mi habitación sin permiso. Y por cierto, ¿que se supone que haces en mi habitación?-me pregunta.

-Necesito que me ayudes.

-¿Ayudarte con que?-pregunta sentándose en la cama.

-Con Claire. Se ira a Irlanda a estudiar, ¡por tres años! Y como yo tengo que terminar mis estudios aquí, no podré estar con ella.-le dije llevando mis manos a mi cara.

-Uy, este caso es delicado...

-Y eso no es todo. Se ira con un compañero de la escuela, a estudiar con el, y adivina quien será; Jace Homphton, su ex novio, el tipo que me odia.-le dije pasando mi mano por mi cabello.

-Hermano; tienes la peor de las suertes. En estos casos, no se que decirte, ni como ayudarte. Jamas he pasado por esto, y espero no hacerlo.-dice Edward nervioso. Yo solo suspire.

-Ya, no importa.-dije levantando me de la cama.

-Alex, ¿cuando supiste que la querias?-me pregunta.

-En cuanto la vi.-respondí.

Claire.

«Pasajeros con rumbo hacia Dublin, Irlanda, favor de pasar a la puerta 7. Su vuelo parte en 30 minutos.»

Al escuchar eso mis nervios aumentaron, sentía como un vacío en mi interior, no había desayunado, y creo que en parte esa era la razón. Pero me negaba rotundamente a desayunar, no quería, ademas de que no tenia nada de hambre, y si comía, con los nervios y todo, quizás y vomitaba, y eso no conviene. Mucho menos en un avión.

Jace estaba a mi lado, sentado con su celular en las manos, a lo mejor y estaba jugando, me dijo que estaba aburrido. Cuando le llego a el la carta se emociono mucho, y enseguida me llamo, yo le dije que yo también estaba ansiosa, pero que a la vez también muy nerviosa, el me comprendió, y me dijo que el también. Jace ahora es un muy buen amigo, me entiende, me quiere, o mas bien me ama, y yo también a el. No como antes, pero si lo suficiente. Era muy comprensivo, y vaya que daba buenos consejos.

Cuando Alex y yo terminamos de hablar el 20 de Diciembre en la casa de mis padres nos fuimos a dormir, sin esperar a los demás, aunque yo no dormí, no al momento. Me quede pensando sobre el viaje y todo eso. Que será de Alex y yo, no digo que hayamos sido algo, pero vivía en su casa, éramos amigos, y su familia me agrada demasiado, casi tanto como la mía, y eso es muchísimo. Al día siguiente, el 21 de Diciembre, les conté a toda mi familia sobre el viaje, todos se emocionaron mucho, y me felicitaron, todos transmitían felicidad, y confianza, excepto de Alex, que se quedaba serio, y forzaba las sonrisas. Eso hacia que me molestara, ¿tan egoísta es? ¿Como puede desear su felicidad y la mía no? ¿No le importo? Al parecer no, pero estaba bien. Me iría a Dublin a conocer nuevas personas, nuevas formas de estudio, y una ciudad nueva, eso me hacia ponerme ansiosa, pero a la vez muy nerviosa.

Miradas que matanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora