Capítulo 2.- [Parte III]
―Lo que sea, ¿sabes que ese look de emo no te va bien, cierto? ―escupió ella en
respuesta.
Sólo me reí y me aleje caminando. Era usual que Jessica y yo tuviéramos este tipo de comentarios para la otra. Ella había salido con Justin por un tiempo, bueno, si por salir te referías a tener sexo unas cuantas veces, y luego la dejó. Ella todavía no lo había superado y lo quería de vuelta, más para disgusto de él.
―Eso no fue amable, Ángel. ―Justin se rió, mientras me alcanzaba y lanzaba un brazo alrededor de mi hombro. Inclinó su cabeza cerca de la mía―. Lamento lo de esta mañana ―susurró en mi oreja, enviando escalofríos por mi columna.
Lo codeé en las costillas, haciéndolo sonreír y apartarse.
―Eh ignora a Jessica, creo que llevas genial el look emo ―añadió, con un guiño coqueto.
Matt lo golpeó en la parte trasera de la cabeza.
―¡Amigo, esa es mi hermana menor! ―lo regañó enojadamente, apartándolo de mí. Justin sólo se rió y me guiñó una vez más, haciéndome poner los ojos en blanco.
Justin se alejó y caminó directo a lo que lucía como su última conquista. Le sonrió seductoramente y ella se sonrojó cuando él inmediatamente empezó a coquetear con ella. Encontré a mis amigas, que prácticamente estaban follando a Matt y Justin con los ojos y expresiones soñadoras.
―Hola, Kate, Sean, Sarah ―dije alegremente cuando llegué a ello.
―Hola, _______, ¿llegaste aquí con sexy trasero número uno y número dos hoy? ―preguntó Kate, mirando fijamente a mi hermano mientras se alejaba.
Me reí y sacudí la cabeza.
―Nop, solo Matt y Justin, igual que siempre.
Kate suspiró.
―¿Cómo demonios puedes no afectarte por lo condenadamente calientes que son? Quiero decir, ¡tienes tanta suerte de vivir con Matt! Yo adoraría ver su sexy trasero caminando alrededor todo el día ―ronroneó, abanicándose la cara.
Fingí tener náuseas.
―¡Kate, ese es mi hermano y su imbécil amigo! ¿Cómo en la tierra puedes obviar su comportamiento mujeriego? Ambos son unos idi'otas. ―Me encogí de hombros.
No entendía por qué, pero cada chica en esta escuela estaba enamorada de ellos. Matt era una gran persona, pero trataba a las chicas como objetos, y Justin, bueno, Justin simplemente era un imbécil de tiempo completo.
―Son los dos mejores jugadores del equipo de hockey y lucen como dioses del sexo, y yo desearía poder obviar eso ―dijo sugestivamente, moviendo sus cejas con una sonrisita, haciéndome reír. Enlazó su brazo con el mío y me empujó a nuestra primera clase.