Capitulo 28.-
-Y has dormido en su cama antes, cuando éramos niños -declaró Matt, como siestuviera asegurándose que había entendido bien las cosas.
-No sólo cuando éramos niños, eso es lo que estaba intentando decirte. Ella solía llorar, así que me metía a escondidas para confortarla cada noche. Es sólo que se volvió una costumbre, y ahora ninguno de los dos puede dormir bien, sin el otro ahí -admitió Justin, frunciendo el ceño.
El rostro de Matt se endureció.
-¿Aún duermes en su cuarto? ¿Cada noche desde que tenias diez? Maldición, Justin. ¡Mier'da!, ¡hijo de pu'ta, i'diota, est'úpido! -rugió Matt, no realmente capaz de dejar salir las palabras, dando un paso al frente, con sus puños cerrados otra vez.
Apreté los ojos. ¡Oh, Dios, aquí viene! Levanté mis manos, intentando detenerlo.
-Matt, ¿recuerdas cuándo solía despertarme gritando todo el tiempo? -pregunté desesperada. Necesitaba hacerlo entrar en razón antes de que terminaran peleando.
Asintió y cerró los ojos, pestañeó.
-Sí, dejaste de hacerlo cuando tenías como ocho o algo así.
Asentí.
-Sí, tenía ocho. Eso fue cuando Justin comenzó a dormir conmigo. Ya no tuve pesadillas, gracias a Justin -dije sonriendo, y apretando la mano de Justin.
-¡Sí las tenías! Tuve que dormir un par de veces contigo -protestó Matt.
-Sí, lo hiciste, pero seguí teniendo pesadillas aun cuando estabas ahí -lo contrarié.
Matt se estremeció y asintió, probablemente recordándome gritar en su cama-. Sólo he tenido unas pocas pesadillas desde entonces, y la única vez que las he tenido ha sido cuando Justin no estaba ahí. Como cuando estaba de vacaciones o algo -expliqué mirando a Matt, viendo la comprensión pasar por su rostro. Nos quedamos en silencio por un momento.
Justin acariciaba la parte de atrás de mi mano, Matt sólo miraba el piso. Después de lo que pareció una eternidad, Matt miró a Justin.
- Justin, si lastimas a mi hermana, mejor amigo o no, te mataré -le advirtió Matt.
Podía ver que lo decía en serio.
-No lo haré, lo prometo -juró Justin, con una sonrisa tranquilizadora.
-De acuerdo, entonces me voy a la cama. Supongo que los veré en la mañana, asegúrense de cerrar la puerta antes de irse a la cama -instruyó Matt parándose y dejándonos sentados en el sofá en shock.
Miré a Justin, se veía tan anonadado como yo me sentía.
-Wow, eso fue más fácil de lo que hubiera imaginado -reflexionó, sonriéndome mientras ponía sus manos a ambos lados de mi rostro.
Sonreí, complacida de que esto finalmente saliera a la luz.
-¿Quieres ir a la cama Justin? No estoy de humor para hacer tareas, sólo quiero dormir. -Sólo necesitaba meterme en la cama y tenerlo a él, sosteniéndome por un rato.
Asintió y besó mi nariz.
-Sí, sólo necesito regresar a mi casa primero. Matt llamó y dijo que tú estabas mal, así que sólo salí corriendo de la casa, sin decirles a mis padres a dónde iba. - Acarició mi rostro con sus pulgares suavemente, sólo mirándome con una sonrisa triste.
-Está bien. Supongo que me iré a la cama, y te veré cuando estés listo -dije levantándolo y empujándolo hacia la puerta.
-Hey, ¿puedo usar la puerta ahora que Matt sabe? -sonrió.
Reí con su emoción, pero negué con la cabeza.
-No, tus padres podrían verte... a menos que quieras decirles que te estás quedando aquí -sugerí.
Sonrió felizmente.
-Me encantaría caminar por tu puerta de enfrente, y encontrarte en tu cama.
Nunca he hecho eso antes. Saqué mis llaves y se las pasé.
-Asegúrate de cerrar bien la puerta, ¿si? -lo besé en la mejilla e hice mi camino
hacia mi cuarto.
Eran casi las diez pero mi cuerpo se sentía tan exhausto por todo el drama emocional, que me sentía como si no hubiera dormido en días. Me saqué la ropa y me metí en mi camiseta favorita, que solía ser de Justin. Me dormí de inmediato. Un par de minutos después, sentí dos brazos rodeándome y una pesada pierna deslizarse sobre la mía. Sonreí y me presioné contra él. Mi novio. Al único que necesitaba cuando las cosas se ponían mal.
Es raro, pero cuando Matt me alejó de Justin esta noche, me sentí extraña, como si hubiera dejado mi corazón detrás. No me di cuanta hasta entonces, cuán fuertemente estaba conectada a él. Literalmente lo era todo para mí. Cuando sentí sus brazos a mí alrededor más temprano, me sentí como en casa, todo el pánico
había comenzado a retroceder. Me sentía, como si mientras él estuviera conmigo, estaría bien.
Me encogí dentro de él y lo escuché susurrar:
-Te amo -justo antes de caer en un profundo y tranquilo sueño, esta vez no dudé de sus palabras.