Capítulo 6.- [Parte I]
¿Qué demonios fue eso?
-¿Por qué hiciste eso? -le pregunté, sintiéndome un poco incómoda de haber tenido todo mi cuerpo envolviendo el suyo. Sin embargo, no sé por qué me sentía incómoda al respecto, dado que el envolvía el suyo contra el mío cada noche.
-¿Hacer qué, Ángel? -preguntó, mirando confundido. Señalé el hielo.
-Patinar una vuelta más. ¿Por qué no simplemente tomaste la salida? Patinaste pasándola -expliqué, frunciendo el ceño, pero al mismo tiempo sonriendo, ¡éste chico es realmente raro!
Parecía un poco incómodo, pero luego reacomodó su expresión a su habitual sonrisa de "hago derretir a las chicas".
-Me retrasaste todo el tiempo; simplemente quería una vuelta en la que pudiera patinar de frente, eso era todo. -Se encogió de hombros. Bien, ahora me siento un poco culpable de no haberle permitido divertirse por haberme tenido que cuidar todo el tiempo.
-Justin, ve y patina un poco. Me quedaré sentada aquí, está bien. Tu también debes tener un poco de diversión -le sugerí, regalándole una sonrisa.
Él sonrió.
-Tuve mucha diversión. -Su expresión parecía completamente honesta, se levantó rápidamente y fue por nuestros zapatos.
***
En el camino de regreso a la escuela pasó por el auto servicio de McDonalds.
-Hola, ¿puedo ayudarle? -preguntó el altavoz.
-Eh, sí, quiero un combo de Big Mac con coca-cola y uno de cuarto de libra con queso con malteada de fresa. ¿Todavía hacen esas cosas de queso fundido? - preguntó Justin.
-Sí lo hacemos -crujió el altavoz.
Él sonrió.
-Genial, un paquete de eso también, por favor. -Sólo lo miré, un poco atónita, acababa de ordenar mi comida y sabía exactamente lo que quería. Se volvió hacia mí y frunció el ceño-. ¿Por qué me miras de esa forma? ¿Me equivoqué? - preguntó, mirando ligeramente preocupado y bajando la ventanilla de nuevo listo para cambiar la orden.
Negué con la cabeza mirándolo con asombro.
-¿Cómo sabes lo que quiero?
Él simplemente se rió y me miró como si hubiese dicho algo estu'pido.
-Siempre pides lo mismo Ángel y adoras esas asquerosas cosas de queso pero no las tienen todo el tiempo, así que... -se encogió de hombros y rodó el auto hasta la siguiente ventana.
Bien, ahora está empezando a asustarme. ¿Primero, supo mi talla de zapatos y ahora conoce lo que como en el McDonalds? Quiero decir, sé que probablemente he venido aquí con él y Matt mil veces, pero ni siquiera Matt sabe lo que ordeno y es mi hermano, por amor de Dios. Justin se rió de nuevo y estacionó el auto en un espacio para que pudiéramos comer.
Estaba hablando abiertamente sobre un concierto al que quería ir y de una película que vio la semana pasada sobre zombies que según dijo, me habrían matado del susto. Estaba sorprendida de cuán fácil era hablar con él; nunca había pasado tanto tiempo con él por mi cuenta antes. Usualmente estaba con Matt o con una banda de chicos, o tenía alguna sanguijuela adherida a su cuerpo, o estábamos durmiendo. Era en realidad muy agradable y divertido. No podía dejar de preguntarme por qué escondía su asombrosa personalidad detrás de la fachada de prostituto, con una actitud masculina de cerdo chauvinista; debería ser así más a menudo.
-¿Puedo hacerte una pregunta, Ángel? -preguntó, mirándome con seriedad. Asentí con la cabeza y terminé el resto de mi malteada-. ¿No confías en mí? ¿Cómo pudiste pensar que iba a hacerte daño más temprano en la escuela? He tenido muchas oportunidades de tocarte o forzarte a algo más durante los últimos ocho años, ¿no? ¿Por qué crees que te haría daño? -preguntó, luciendo muy triste.
Tomé una respiración profunda.
-Fue solo que me tomó por sorpresa, eso es todo; confío en ti, Justin, de verdad. Sé que no me harías daño, sólo que es difícil para mí, no me gusta que la gente me toque. -Fruncí el ceño al no querer hablar de esto. Nunca nadie me había presionado por detalles acerca de cómo hacía con mi padre. He rechazado ir a la terapia desde que se fue, mi mamá y Jake han tratado de hablar de eso pero yo simplemente no quería que nadie lo supiera. Estaba avergonzada de eso y de lo que él acostumbraba a hacerme. Nadie nunca me había forzado a hablar de ello y yo los amaba aún más por ello.