―Hola. ¿Quieres venir? ―le pregunté, mordiendo mi labio de entusiasmo.
―Claro que sí. Ahí estaré ―respondió y colgó. Corrí a mi habitación para comprobar rápidamente mi cabello. Me reí de mí misma cuando me di cuenta que me había convertido en una de esas chicas que pensaban que tenían que verse perfectas para él. Volví a la sala de estar, al mismo tiempo en que él entró por la puerta delantera.
―Hola. ―Sonreí.
Él me arrastró en sus brazos y me besó con pasión, haciendo que mi corazón se acelere y mi estómago aletee. Después de un rato se apartó.
―Hola ―suspiró, haciéndome temblar de felicidad―. Así que, ¿dónde estabas? Te extrañé ―murmuró, poniendo su rostro entre mi cabello y respirando profundamente.
Me reí y me aparté.
―Vaya, ¿qué? ¿Eres una especie de espeluznante hombre que huele el cabello? ―bromeé, tomando su mano y arrastrándolo hacia el sofá y empujándolo hacia abajo.
Él se rió y se apoderó de mi cintura, y me atrajo a su regazo de modo que estaba a horcajas sobre él.
―Te he echado mucho de menos hoy. Odiaba verte y no ser capaz de tocarte. Además, ¿qué diablos fue eso en el almuerzo? ¿Te gustó burlarte de mí? ―preguntó, frunciendo el ceño.
Pasé mis manos por su cabello castaño y sedoso, y me reí con aire de culpabilidad.
―Tengo que preparar el terreno para mi victoria. No puedo aparecerme frente a Jessica y ser toda: "sí, he ganado la apuesta, ¿cierto?" ―le pregunté inocentemente.
Negó con la cabeza, todavía con el ceño fruncido.
―Pero eso fue exagerado. Quiero decir, ¿sabes lo difícil que fue para mí no saltarte encima? ―bromeó.
Asentí con la cabeza y me mordí el labio para no reírme.
―Oh sí, me di cuenta de que fue difícil para ti ―me burlé, alzando las cejas a sabiendas, haciéndole reír.
―Mmm, lo que sea. ¿A dónde fuiste de todos modos? Tenía la esperanza de pasar un poco de tiempo contigo esta noche. ―Me atrajo más hacia él y me besó en la nuca, haciéndome morderme el labio cuando mi piel se desató en piel de gallina.
Me aparté y me puse de pie, caminando hacia mi bolso de la escuela para sacar la bolsa marrón de la clínica. Me senté en su regazo y sostuve la bolsa en alto para que él tomara. Me miró, confuso, y luego miró a la bolsa. Su cara se transformó desde la confusión, a la comprensión, a la felicidad, a estar molesto. Espera, ¿molesto? ¿Por qué demonios iba a estar molesto conmigo?
―¿Fuiste a hacer esto por tu cuenta? ―preguntó, frunciéndome el ceño con enojo.
Negué con la cabeza, un poco confundida por su reacción.
―No fui por mi cuenta, Kate fue conmigo ―modifiqué, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello.
―¿Por qué no me lo dijiste? Habría ido contigo ―dijo, empujándome más cerca de él, la expresión molesta todavía en su rostro.
―Justin, pensé que, ya sabes... en realidad no es un lugar donde llevar a su novio.
Quería ir por la píldora; Kate se ofreció a venir conmigo. ―Me encogí de hombros; realmente no veo por qué estaba tan enojado por eso.
―Ángel, te amo, habría ido contigo. Me gustaría que me hubieras dicho ―dijo, mirándome con tristeza.
―¿Qué diferencia hace? No pensé que te gustaría ir ―dije, confundida. ¿Por qué diablos se sentía tan lastimado y molesto? ¡Simplemente fui por la píldora para que pudiera tener sexo con él! ¿No debería estar feliz por ese hecho?
―¿No pensaste que me gustaría ir? Ángel, se trata de mí también, quiero que hagamos cosas juntos. Somos una pareja, un equipo. Me siento un poco dolido de que pensaras que no querría ir ―explicó, besándome en la frente.
― Justin, lo siento, de verdad. Realmente no pienso así. Simplemente pensé en que la mayoría de los chicos no estaría interesado. Pensé que estarías contento de tomara un poco de iniciativa ―le dije, mirándolo en tono de disculpa, rogándole con mis ojos que entendiera que no tenía intención de hacerle daño.
―Estoy contento de que hayas tomado la iniciativa, pero no soy como la mayoría de los chicos. Te amo. La mayoría de los chicos no están enamorados de sus novias, como yo. Esta fue una gran cosa de tu parte por hacer, y yo debería haber estado allí para ti ―explicó, besándome tiernamente.
Tomé una respiración profunda sintiendo la culpa instalarse en la boca de mi estómago. No pensé en ello de esa manera.
―Lamento no haberte dicho o pedido que vinieras conmigo. Tengo que volver en tres meses para un chequeo, ¿quieres venir conmigo entonces? ―pregunté, sonriendo y poniendo mi frente en la suya.
Se echó a reír.
―No, en realidad no es lo mío ―bromeó, levantando su nariz y encogiéndose de hombros.
Me reí y le di una palmada en el hombro juguetonamente.
―Idio'ta ―dije en tono de broma, haciéndolo reír más fuerte. Lo empujé hacia abajo sobre el sofá y me puse encima de él, besándolo. En el momento en que me alejé, los dos estábamos respirando pesadamente. Me miraba con lujuria y podía sentir que ya había despertado―. Justin, sólo porque me voy a tomar la píldora, no significa que estoy lista para algo más. Ya lo sabes, ¿verdad? ―pregunté, respingando, esperando no haber conseguido elevar sus esperanzas y ahora estuviera esperando sexo.
Él sonrió y me metió el pelo detrás de la oreja.
―Ángel, ya lo sé. Está bien. Vamos a ir tan lento como quieras. Mientras que pueda hacer esto. ―Empujó mi rostro hacia abajo al suyo de nuevo. Sonreí contra sus labios y me sentí más feliz de lo que había estado en años, él era demasiado dulce.
Sólo rezaba que estuviera lista pronto, antes de que se aburriera o desesperara y se fuera corriendo tras esa cualquiera Jessica. Después de besarnos y abrazarnos alrededor de una hora escuchamos un coche en la calle.
―Maldita sea, debe ser al auto de Matt ―susurré, tratando de alejarme de Justin.
Me senté, alisando mi cabello, con la esperanza de que no se viera como si hubiéramos estado ligando durante la última hora. Justin se rió y tiró de mí hacia abajo en el sofá con él.
―Matt puede manejar esto. Vamos, tiene que acostumbrarse a esto con el tiempo. Él va a vernos besándonos de vez en cuando ―dijo, riendo entre dientes en mi cuello. Sonreí mientras entretejí mis dedos en su cabello, oí la puerta abrirse y Justin levantó la cabeza para mirar, con una pequeña sonrisa en el borde de sus labios. De hecho, creo que él estaba disfrutando molestar a Matt.
―¡Oh, vamos, chicos! En serio, ¿qué he dicho esta mañana sobre las muestras de afecto públicas? ―Se quejó Jacob, arrojando las llaves sobre la mesa.
Justin gimió y puso los ojos en blanco mientras se incorporaba, empujándome a sentarme junto a él.
―¿Mejor? ―preguntó, sonriendo con malicia.
Matt suspiró y puso los ojos en blanco también.
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