Capitulo 37.-
-Sabes que nunca hice eso, ¿verdad? Fingí cortarle la cabeza y lo escondí en mi suéter y lo puse de nuevo en tu cama un par de horas después -dijo, sin dejar de reír.
-¡De ninguna manera! ¡Matt me dijo que él lo recuperó para mí! -Me reí.
Él sacudió su cabeza.
-No. Esa fue una de las veces que pateó mi cu'lo. Me agarró a escondidas en tu habitación ese día. Yo le dije que iba al baño -dijo, riendo y sacudiendo la cabeza.
-No puedo creer que mi hermano pateó tu cul'o. Eso es muy gracioso.
-Me alegro de que no me mate por salir contigo. Puedo mantenerme por mi cuenta en una pelea, pero Matt es un maldito psicópata cuando se trata de ti. - Justin frunció el ceño, moviendo ligeramente su cabeza, una sonrisa tirando en las esquinas de su boca.
-Sí, bueno, es mejor asegurarte de que no me hagas daño, ¿eh? -bromeé.
Él asintió con la cabeza.
-Nunca te haría daño, nunca. -Apretó suavemente mi mano, mirando directamente a mis ojos, todo su comportamiento mostrándome la verdad de sus palabras.
Le creí, no creía que alguna vez me lastimaría a propósito, pero sabía que rompería mi corazón tarde o temprano. Cuando fuera a la universidad y estuviéramos separados, aunque no me engañara, eso iba a doler mucho. Incluso si no estuviéramos saliendo sería terrible estar sin él, pero ahora sería como una tortura. Aparté los pensamientos de mi mente. Yo no podía pensar en ello, no hasta que sucediera y aun así pudiéramos pasar a través de ello. Lo amaba lo suficiente para esperar por él. Sólo esperaba que él sintiera lo mismo dentro de cuatro meses cuando todas las zorras de la universidad se arrojaran sobre él y estuviera a un viaje de tres horas de distancia.
-Correcto, entonces, ¿estás lista para irnos? -preguntó Justin después de haberme comido un pedazo enorme de pastel de chocolate yo sola. Asentí con la cabeza y arrojó algo de dinero sobre la mesa, extendiendo una mano para ayudarme a levantarme.
Sonreí.
-Sabes que te estás perfilando como el mejor novio del mundo -dije felizmente.
-Me encanta cuando me llamas eso. -Sonrió y envolvió su suéter alrededor de mis hombros mientras caminábamos hacia fuera en el frío.
Me agarré fuertemente de su mano, no queriéndolo dejar ir. Cuando llegamos al auto incluso abrió mi puerta para mí.
-Tal caballero, Justin -bromeé.
Lo vi dar la vuelta hacia el lado del conductor. Era tan guapo, y era mío, yo no podía dejar de sonreír a ese conocimiento. Nunca había soñado que alguna vez tendría algo como esto con un chico. Cuando solía pensar acerca de las citas eso me asustaba enormemente porque no podía dejar que la gente me tocara, y todo el tiempo tuve al chico perfecto, quién estaba enamorado de mí, quien me abrazó y me mantuvo a salvo cada noche, y yo ni siquiera sabía. ¿Cómo pude haber sido tan estúp'ida?
Cuando llegamos a mi casa, eran sólo las ocho. Matt no estaría en casa durante otra hora, así que teníamos la casa para nosotros.
-Ven aquí, quiero hablar contigo -le dije, tirando de él hacia el sofá. Parecía un poco preocupado y nervioso. Lo atraje a mi lado, sentándome cerca de él. Pude sentir la pasión construyéndose y sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que estuviera dispuesta a llevar las cosas más allá. Nunca me había sentido así antes, y aunque sólo habíamos estado juntos por cinco días, lo había conocido siempre.
Confiaba en él como nadie y sabía que no me haría daño. No estaba preocupada porque no fuera capaz de esperar por mí, podía ver en sus ojos que iba a esperar tanto tiempo como yo quisiera, y ese conocimiento me estaba empujando hacia delante. Si dudaba de que me esperara, entonces no habría manera de que me sintiera así. Agarré su mano con fuerza mientras me limitaba a mirarlo, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos por él.
-¿Qué está mal, Ángel?-preguntó en voz baja, con el ceño fruncido, frotando círculos en el dorso de mi mano.
Oh, mi'erda, ¿puedo decirlo? Estaba tan avergonzada, nunca había dicho algo como esto a nadie antes.
Tomé una respiración profunda y quería que mi voz no mostrara los nervios que sentía en mi interior.
-Te amo, Justin -le dije con sinceridad. Me miró, shock claro en su rostro. Su boca estaba abierta, sus ojos muy abiertos mientras asimilaba lo que dije. No podía dejar de reír-. Está bien, no es así como me imaginé tu reacción. -Hice una mueca, esperando que dijera algo.
Me empujó hacia abajo sobre mi espalda, rodando por encima de mí.
-¿Me amas? ¿En serio? -preguntó, el shock dejando su rostro para ser reemplazado por excitación.
Asentí con la cabeza, sintiendo mis mejillas calentarse un poco.
-Sí, Te amo.
Se rió y me besó apasionadamente. Cuando se apartó sus ojos brillaban de felicidad.
-¡Gracias a Dios! Pensé que ibas a terminarme o algo así. Te veías tan seria que pensé que no querías estar conmigo -dijo, sacudiendo su cabeza, sonriendo.
Me eché a reír.
-¿En serio? ¿Es por eso que parecías nervioso? -pregunté, riendo.
-Dilo otra vez -susurró.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello y tiré de él más cerca de mí, su boca aproximadamente a dos centímetros de la mía.
-Te amo, Justin Bieber -susurré.
-Te amo también, _______Walker. -Me besó, duro, y no podía dejar de devolverle el beso con la misma intensidad. Pasé mis manos por su espalda y agarré la parte inferior de su camiseta, tirándola hacia arriba sobre su cabeza, arrastrando mis dedos por su pecho, simplemente asombrada de cuán perfecto era. Sus manos vagaban por todo mi cuerpo ávidamente, él se apoderó la parte inferior de mi blusa y comenzó a tirarla hacia arriba lentamente, como si estuviera esperando algún tipo de reacción. Sentí mi amor por él incrementar a otra velocidad por la forma reflexiva y paciente de cómo era conmigo. Sonreí contra sus labios y él se apartó, mirándome con curiosidad.
-¿Está bien? -preguntó, preocupación coloreando su voz. Asentí con la cabeza y lo empujé fuera de mí para poder sentarme. Agarré mi blusa y la saqué por encima de mi cabeza, tirándola al suelo. Me estaba mirando en estado de shock. Tiré de él de nuevo hacia mí, besándolo profundamente. Sus manos estaban en todas partes mientras nos enrollábamos pero no hizo nada que no quería que hiciera. Fue perfecto y dulce. Un final increíble para una cita increíble. Después de un rato se retiró y yació a mi lado, hablamos felizmente por un rato.