Y no exageraba, tres días después seguía en la habitación, ya no estaba conectada al suero, pero sentada en una silla junto a la ventana. Mirando como la ciudad vivía día tras día. Vida de noche, vida de día. Siempre había luz. Siempre había movimiento y siempre había algo nuevo que observar. Natasha había venido cada día, me había traído libros y me había dicho que el USB le había servido de mucha ayuda ya que HYDRA había borrado todos los datos antes de huir. Y que Tony Stark estaba eufórico, que era su nueva mejor amiga gracias a ello, pero nada más que ella y el doctor Banner se pasaban por mi habitación. Quizás era lo mejor, nadie quería estar cerca de una persona que era capaz de sondearte la mente de cabo a rabo y, claro, manipularla.
Cosa que yo no hacía, bueno, excepto que la situación fuera de extrema importancia, porque yo me portaba bien.
- ¿Ya has comido? –Natasha entraba con sendas cajas de comida china y la boca se me hizo agua.
-No, la verdad es que te estaba esperando, el doctor Banner me propuso comer algo así como papilla –hice una mueca extraña y me senté a la mesa junto a ella–, le puse esa misma cara y parece que captó la indirecta.
Sacamos la comida, que bien olía, como echaba de menos hincharme a comer a comida china. Me encantaba, maldita sea.
-Adoro esta comida –cogí los palillos con ganas–, los viernes por la noche la pedíamos para comerla mientras veíamos Juegos de tronos y entonces Axel...
Me detuve abruptamente y miré mi pollo en salsa de ajo fijamente, como si fuera a hablarme o a contestarme las preguntas que me machacaban día sí y día también.
-He hablado con Bruce –me dijo cogiendo un trozo de su cerdo agridulce con los palillos y alzándolo para inspeccionarlo–, parece ser que puedes salir de aquí hoy. Te dan el alta.
Alcé un trozo de pollo y los chocamos, como un brindis simbólico.
-Chinchín –mientras masticaba intenté discernir dónde viviría ahora, seguramente tuviera algo de dinero en la cuenta y encontrara trabajo de cualquier cosa mientras le olía el culo a algún museo para que me contratara–, no sé dónde voy a vivir ahora.
-Oh, pensé que eso era obvio –extendió ambos brazos–, en la torre.
Mordisqueé un par de fideos y la miré con los ojos llenos de horror.
-No, buscaré casa, tengo un par de ahorros y...
Noté la negativa en su mente y me callé, me daban el alta pero no me dejaban salir de allí. Sonreí con melancolía, volvía a hacer una prisionera dentro de una jaula de cristal. Asiento con los ojos bajos.
-Entiendo.
-No, Ahriel –se sentó recta y me miró fijamente–, no estás encerrada aquí. Es peligroso que salgas, te podrían estar buscando.
Alzo los ojos con cautela, buscando alguna mentira entre sus palabras, pero no la había. De verdad creía que mis hermanos vendrían a por mí si abandonaba la torre, tragué saliva con inseguridad. Terminamos de comer en silencio, recogimos todo y ella salió como un torbellino para volver con un par de bolsas en las manos.
-Ropa nueva, no creo que sea cómodo andar por camisón por ahí –me guiñó un ojo, me las tendió y las cogí con reticencia, las miré.
-Te lo pagaré todo, Natasha, de verdad.
Ella hizo un gesto como para restarle importancia, pero no iba a dejar que se me olvidara. Se había portado tan bien conmigo que no tenía palabras suficientes para agradecérselo, se me llenaron los ojos de lágrimas que reprimí con todas mis fuerzas.
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Ángeles de Cristal (Capitán América)
Fanfiction"Si vas a dudar de algo, que sea de tus límites" Luchar contra la adversidad, plantar cara al obstáculo, defenderse contra los ataques. Cuando me vi reflejada en los ojos de Steve, el futuro no me pareció ni tan horrible, ni tan perdido como par...