Capitulo 2: War

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Los presentes se pusieron de pie para hacer una reverencia de noventa grados a la pareja que ingresaba a la habitación, lo único que compartían esos tres clanes era una lealtad infinita al líder de Suzaku ninguno de los seis hombres era bueno tratando con los nobles o con el gobierno de Zero así que le estaban agradecidos por hacer las relaciones publicas por ellos, el jefe de este clan era Skylar, una agradable mujer, una chica delgada con varios tatuajes dibujados en su piel, su cabello castaño y una encantadora sonrisa en su rostro, muy pocos conocían su identidad debido a que por el nombre algunos se van con la creencia de que era un hombre además que su mano derecha Marshall era quien hacia los tratos a su nombre, el mencionado se recargo en la pared para escuchar la reunión.

—¿Algún día se llevaran bien? Si no lo recuerdan todos compartimos un mismo secreto deberían unirse como hermanos.—Comentó la mujer recibiendo una ola de risas.—Últimamente he tenido problemas con los nuevos representantes de los nobles, han dejado de pagar su derecho de piso piensan que el gobierno los puede proteger quiero recordarles quien es la que manda en esta ciudad.

—Si quieres que gente muera solo debes enviarme la lista no entiendo tu reunión, no creo que los payasos o los comerciantes ayuden de algo.—Contesto Bang señalando primero a los de traje blanco y rematar con los de color azul.—Sabes que aunque todos compartamos un don no significa que seamos iguales.

—La bestia tiene razón por primera vez, Skylar te respetamos pero sabes que nosotros no nos dedicamos a matar a la gente ese es trabajo para los cuervos.—Argumento Zelo regalándole una mirada cruel al líder de Genbu quien solo le contesto con un guiño de ojos, lo aborrecía con toda su alma.— Es difícil estar en medio de vendedores y rapiña.

Up y Dae voltearon los ojos en blanco cansados de que les apoderan de esa manera decidieron no hablar ya que Skylar había enfriado su semblante, la mujer chasqueo sus dedos y la pantalla detrás de ella se ilumino, las imágenes de una de las torres más altas se dibujó, ella nunca andaba con rodeos le gustaba ir al grano.

—Mis métodos son distintos a los tuyos Bang a veces los llego a usarlos pero esta vez no, quiero que se adentren a la fortaleza más protegida de la tercera torre más alta ahí es donde guardan los objetos de más valor en la metrópoli, solo quiero que entren y roben lo que deseen.—Hablo la mujer sonriendo los presentes levantaron la ceja con duda.—Quiero que los nobles se den cuenta que no hay barrera que los proteja de mí y mis chicos.

—Para entrar a robar puedo enviarte a uno de mis mejores chicos igual creo que el resto tienen a alguien competente en sus filas, no creo que sea un trabajo para los jefes.—Ahora hablo DaeHyun evitando la vista con el resto, le enfermaban su sola esencia.— Sabes que nunca nos podremos llevar bien porque no tenemos las mismas filosofías ni las mismas bases morales.

—El chico de las ideas de la prehistoria tiene razón, Skylar entiende que ninguno de nosotros nos toleramos y si las peleas se detuvieron entre las zonas fue por tu petición.—Hablo HimChan dejándose caer fastidiado en la superficie de la mesa.— Aquí el trompudo y el enano son unos mojigatos de lo peor los dos afeminados viven de vender placer y diversión mientras nosotros, bueno ya sabes no tenemos reglas no existe ningún lazo que nos una con la moral.

La mujer asintió a las palabras del pelinegro ella los conocía y estaba segura que ellos ignoraban el hecho de que los seis tenían muchas cosas en común, toco su vientre instintivamente necesitaba de su ayuda para que lo que crecía en su interior tuviera una oportunidad de vivir en ese nuevo mundo, era consciente que una revolución estaba a punto de nacer en aquellas torres blancas, una guerra civil se avecinaba, una cacería donde personas como ella serían las presas a borrar, ya no podían esconder su existencia, los sobrevientas eran conscientes que seres evolucionados vivían entre ellos en esa enorme ciudad, las leyendas urbanas dejaban de ser cuentos para niños para transformarse en crueles realidades que atemorizaban a los humanos devastados por incesantes guerras ocurridas en tiempos pasados.

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