Capítulo 7

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Ella:

-1.67-Valeria me indicó que me subiera en la bascula.-42 kilos.-No podía ser, la semana pasada pesaba 45, esto era insoportable.

-Parezco un cadáver-dije casi apunto de llorar.

-Estás hermosa.-Valeria me dedicó una gran sonrisa.-Mejor cuéntame, ¿Qué hiciste con Felipe?

-Disfrutar-no quería decir mas, ese momento solo era nuestro. Una inevitable y estúpida sonrisa se formo en mi boca al pensar en él, ¿Qué mierdas me pasaba?, sentir esto era extraño, demasiado.

-Han debido de disfrutar bastante, Felipe no peleo mas porque lo quisieran meter a estudiar administración. Enséñanos tu secreto.-la verdad no escuché ni media palabra de lo que dijo Valeria, me perdí en mis propios pensamientos.

-¿Tienes su número?-hablé sin pensar, al parecer mi mente y mi boca habían estado trabajando juntos, tenía que procurar conectar la lengua con el cerebro la próxima vez que hablara. Valeria soltó una carcajada al escucharme y luego me dio el teléfono, pero no estaba segura de si debía llamarlo y como si Vale leyera mi pensamiento me dijo:

-A lo mejor el te llamé antes.-vio mi cara de confusión y me dijo que el ya había pedido mi número antes.



-Lala, ¿Qué hace ese aquí?, no me cae bien, quiero que se vaya-mi hermano me recibió con ese comentario al llegar a casa; mire y vi el espantoso rostro de Miguel en el sofá.

-¿Dónde están mis papás? Te dejan muy solo últimamente.

-Se fueron como hace veinte minutos y ése llegó como hace diez.

-Ve a bañarte, estás mugroso.-hizo un gesto de pocos amigos.-Yo me encargo de ese y le tomo una foto cuando le deje los ojos morado.-mi hermanito se rió y subió las escaleras corriendo.

-La puerta está aquí, sí no hay mas dudas, lárgate.-le espeté a Miguel quien permanecía echado en el sofá.

-Dile a ese niño que me trate mejor la próxima vez, soy mayor que él.-Imbécil

-¿Qué se siente que un niño de cinco años tenga su capacidad intelectual diez veces mas desarrollada que la tuya.-contesté desafiante.-¿Qué quieres?

-Te vi ayer en el bar con ése, ¿Cómo pudiste caer tan bajo?, aunque no se por qué me sorprendo.-dijo mirándome de arriba a abajo despectivamente.-¿El cáncer comenzó a consumirte el cerebro tan rápido?-colmó mi paciencia. Me acerqué  a él y lo mire directo a los ojos.

-Escúchame bien.-la ira corría por mis venas.-En mi casa no vas a insultarme, ademas, tienes razón, ¿Qué te sorprende si contigo toqué fondo?-zanjé.

-Vi cuando se fueron del bar, ¿Fuiste a un motel?-era un imbécil.

-No a un motel, el no es tú. Fui a su casa, bailamos, la pasamos bien, ya sabes, luego me abrí de piernas para él sin la menor culpa, disfruté mucho.-El se rió con descaro y sinismo.-Tomamos fotos, ¿Quieres que te las muestre?-sin darme cuenta lo tenía encima, la rabia era casi visible de tanta que tenía, pobre.

-Escúchame Laura: Eres solo mía.-me tomó por el cabello, me estaba lastimando.

-No soy tuya idiota, nadie te quiere cerca. Eres tan poca cosa-lo miré de arriba a abajo.-¿Te quedó muy grande con las zorritas de la universidad?, ahora no vengas a joderme.-le espeté. Él tensó su mandíbula y sin soltarme de su agarre respiro profundo.

-Tengo un límite Laura, y tu lo estás pasando.

-¿Me vas a pegar?-le dije desafiante, no pensaba dar mi brazo a torcer; para mi sorpresa me soltó.-Lárgate ya.

Mi Único Acierto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora