Capítulo 16

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Ella:

No sabía quién había llamado, y aunque a lo mejor tenía razón por mas egoísta que sonara era Felipe quien decidía si se "ataba" o no a mi, me agradaba "atarlo" a algo que sabía lo hacía feliz; pero no me podía quitar de la cabeza la llamada y lo cruda que era la realidad que me decían, pero que al fin y al cabo era la verdad.

Pasó casi una hora cuando vi a Felipe llegar y acercase hacía mi; no pensaba decirle lo de la llamada, pero era difícil sacarlo de mi mente, incluso con la presencia de Felipe. Cuando él ya estaba cerca me levanté y lo recibí con un abrazo, duramos bastante tiempo entrelazados, yo acariciaba su espalda y al separarnos vi esa tristeza en sus ojos, esos ojos que se veían tremendamente cansados, su sonrisa no engañaba a nadie, y menos a alguien que lo conocía tan bien como yo.

-¿Cómo estás?-su respuesta fue abrazarme nuevamente y llorar tanto como necesitaba, no dije una palabra, esperaba que mi regazo fuera suficiente para sentir el apoyo que quería darle, y para que supiera que estaba para él, sin importar qué.

-Voy a quedarme con él esta noche, Valeria tiene que descansar y me pidió que me quedara. Pero dime, ¿Cómo estás tú? Hace mucho no nos vemos, perdóname por estar tan perdido pero...

-Está bien, no te estoy diciendo nada, solo hay que superar esto; y ya que lo preguntas no he estado tan bien, estar sin ti no me ha sentado para nada.-Nos sentamos en la sala de espera y me contó que su amigo Miguel le había contado a sus padres que era gay y que le había pedido vivir con él, reímos un par de veces, gozamos de nuestra compañía, era maravilloso estar juntos de nuevo, sentí esa semana desde que Leo entró en el hospital eterna, pero tenerlo cerca hacía que la espera valiera la pena siempre, y esperaría una vida entera si era necesario para poder estar con él de nuevo. Valeria salió casi tres horas después con una sonrisa que le iluminaba toda la cara, tanto Felipe como yo esperábamos las mejores noticias, la sonrisa de Valeria hacía que tuviera tatuado en la frente un mensaje de esperanza imposible de ignorar. Al llegar rompió en llanto y con su gran cara de felicidad nos informó que leo había despertado, y que aunque seguía débil estaba bien, luego hablamos con el médico y el dijo que aunque no se podía dar de alta aún, lo más seguro era que Leo saliera invicto de ésta, ése era el sueño de todos aquí.


Una semana ya había pasado y Leo había salido del hospital, yo recogía a Felipe de la universidad cada vez que la espalda y la cabeza daban tregua, y si no, él salía de la universidad a mi casa, comíamos algo, aveces solos, aveces con Esteban y otras con mis papás, un par de veces íbamos a la casa de Leo donde Valeria estaba viviendo, no sabía por qué, pero sentía que Leo estaba mejor de lo que aparentaba y simplemente quería tener a su dulce enfermera cerca, cada minuto de cada día.

-Bueno, voy a traer un postre, no sé si me quedó bien, yo no tomé clases de cocina, tampoco tengo tiempo libre para practicar así que hice lo que pude, no me juzguen.-anunció Valeria mientras se dirigía a la cocina, luego volvió con un plato de so se qué que nadie disfrutó. Charlamos un rato y después Leo tomó la palabra hablando bobadas que eran graciosas por momentos.

-Primo, ¿Vas a hablar?-le preguntó Felipe a lo que leo respondió abriendo los ojos como platos, luego respiro profundo y se arrodilló frente a Valeria mostrando un hermoso anillo y pidiendo su mano.

-A lo único que diría que no sería a una vida sin ti, por supuesto que me quiero casar. ¿Puedo adivinar el día de la boda?

-Es mañana.-y recordé cuando Valeria me contó su boda soñada: Con poca gente, al aire libre y con suave música de fondo, todo menos arpa, un padre que pensará lo mal que estaba hacerlo de ésa forma mientras los casaba y a un Leo para compartir su vida.

Mi Único Acierto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora