Capítulo 1

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Él:

-Este hijo de puta nos las va a pagar.-estaba muy enojado y Jhon también, y no era para menos, nos botaron de la universidad por algo que ni era nuestra culpa, pero ese maldito nos la iba a pagar.

-No sabe con quienes se metió.-Jhon estaba mas enojado, el había perdido una beca universitaria y su familia era de bajos recursos, ahora no se sabia que seria de el, a pesar de se un buen tipo, cunado estaba enojado no era muy amigable.-Tu pinchale las ruedas, yo le dejo el mensajito.-procedì a cumplir mi obligación y clave un cuchillo en cada una de las llantas mientras Jhon pintaba con grafitti el vidrio delantero, cuando nos alejamos vi que Jhon le escribió: "Con mucho amor...Att: Tu peor pesadilla a partir de hoy .l.", y tenìa toda la razón, en su casa lo matarían por no mencionar que las posibilidades de que se quedara sin estudio eran muy altas, por mi parte, yo ya había gastado el dinero de 4 semestres que mis tíos habían dejado para mi como herencia para que yo estudiara, tanto Jhon como yo, teníamos el sueño de ser periodistas del nivel de Jaime Garzòn, ahora tal vez nunca nos graduaríamos gracias a un niñato rico que escondió droga en nuestras maletas, o por lo menos el sabia que las teníamos mientras que nosotros no, el maldito se metió donde no debía y las pagaría.

-¿Cual sera el próximo movimiento?-siempre había querido decir eso; Jhon me miro con cara de: ¿Es en serio?

-Por ahora no se, pero quisiera quitarle los testículos y hacer que se los comiera.-sabia que no se sentía mejor con lo que acabábamos de hacer, la beca seria imposible obtenerla de nuevo. Teníamos que irnos rápido, estábamos en el estacionamiento de los edificios del tipo y era un poco arriesgado, caminábamos rápido y no veíamos por donde íbamos, no me percate de mi trayecto hasta estrellarme con alguien, una chica, supe al levantar la vista.

-Fíjate linda, usa esos ojitos.-le dije levantandole la cara, tenìa el pelo crespo, castaño claro, ojos verdes, enrojecidos justo ahora, una nariz fina...perfecta, era un rostro angelical, un rostro que justo ahora me fulminaba.

-Quítate.-me dijo muy agresiva.

-Se dice por favor.-sabia que pasaba por un mal momento, pero nunca la volvería a ver en mi vida y esto me resultaba divertido; trato de irse por el lado pero le bloqueaba el paso, ella mantenía la cabeza gacha.

-Quítate.-la tome por la quijada e hice que me mirara.

-¿Como se dice?-tenso su quijada.

-¿Por favor te puedes quitar? Estorbas.-era de temperamento fuerte.

-Quítate.-Jhon me tomo del brazo e hizo que me moviera, aunque yo no queria, ella se limito a ser su camino a un paso apresurado.-Amigo, ¿Eres consiente de que nos tenemos que ir?-Jhon comenzó a caminar rápido y yo lo seguí, fuera del edificio fuimos a KFC y comimos hamburguesas, aunque no era mi restaurante favorito estaba ladrando de hambre y Jhon no quería ir a su casa aún, todavía no informaba lo de la expulsión, pero había decidido decirlo hoy, un sábado era el día en que su madre estaba de mejor animo. Luego de un rato de dar vueltas en silencio el se fue para su casa y yo para la mia. En casa me tumbè en la cama y me quedè dormido rapidamente, estaba de muy mal humor.

Ella:

¡Maldito, maldito y mil veces maldito!, era un maldito cobarde.

-¿De verdad me estas diciendo esto?-era un completo imbécil.

-Laura, es demasiado para mi, no seria capaz de afrontar tu perdida.

-¡No te hagas la victima!-estaba gritando y manoteando para poder expulsar la ira.-YO me estoy muriendo, no tu, pero no te importa, ¿Y ahora dirás que es difícil para ti?

-No eres la única que sufre, ¿Vale?, lo siento pero yo no puedo, llevamos saliendo un año, pero somos muy jóvenes aún, ¿Y pretendes que me ate a una persona que no tiene mucho tiempo de vida?.ahora el comenzó a gritar-Me gustas ahora.-Miguel bajo el tono de voz y comenzó a acercarse.-Prefiero pensar que las cosas simplemente no se dieron, a creer que no estamos juntos porque tu...-en ese momento decidió guardar silencio.

-Eres un cobarde, ante la primera dificultad te marchas, pero por decencia hubieses inventado una excusa mejor.-me cruce de brazos y le sostuve la mirada.

-Lau...sabes cuanto te quiero, es mejor terminar las cosas bien, déjame amarte por primera y vez,y tal vez no sea la última.-me susurrò al oído mientras descubría mi hombro con una mano.

-No estoy tan desesperada, ¿y sabes que? Vete a la mierda.-me parte y lo miera de arriba a abajo, notando un extraño bulto en su pantalón, empecé a reírme.-¿De verdad pensaste que te lo iba a dar? Eres patético.-me di vuelta y me dirigí a la puerta, Miguel me alcanzó y me tomo el trasero apretándolo.

-No te vayas...no eres tan linda, no me sorprendería que yo fuera la única oportunidad que tuvieras.-eso colmo mi paciencia, me girè y lo mire directo a los ojos.

-Ni aunque me fuera a morir mañana caería tan bajo.-le metì un rodillazo en su entrepierna.-Eso te lo dejo de recuerdo...imbécil-dije mientras abría la puerta a regañadientes. No podía creerlo, cuando le dije que estaba enferma prometió apoyarme, había pasado un mes,las lágrimas amenazaban con salir, mis ojos ya estaban enlagunados, y por si fuera poco, de camino a mi auto tuve un encuentro con un imbécil que no me dejaba pasar por que no le decía por favor, agradecía que su amigo estuviese ahí, sino seguiríamos ahí; conduje a gran velocidad hasta mi casa, en mi auto había llorado millones de veces, era testigo de cada lágrima, nadie había entrado a mi auto fuera de mi padre, que lo hizo por mucho dos veces, era uno de los lugares mas personales que existían para mi en el mundo, pero me molestaba que llorara por un imbécil que me dejo porque no me abrì de piernas para el; entrò en casa y veo una nota en la nevera, es de mis padres:

Laura, salimos y volvemos mañana, tu hermano está durmiendo, cuídalo. Un beso.

Considere mal que dejaran a Esteban solo, es muy inquieto, pero al revisar en su habitación veo que sigue dormido, me voy a mi cuarto y me acuesto; aunque no quiera las lágrimas caen sin poder detenerlas, no solo lloro por Miguel, pero...estoy muriendo, aunque no es tan avanzada mi enfermedad, es grave, solo tengo 18 años, no he podido comenzar la universidad y un imbécil universitario de veinte me acaba de romper el corazón, me preguntaba si siempre seria asì, si la gente se alejaría por estar enferma, si todos tendrían lastima por mi...

-¡Hola Lala!-me saluda mi hermano sacándome de mis pensamientos y corre a tirarse en mi cama, yo me seco rápidamente las lagrimas para que el no me vea.

-¿Como estuvo la practica?-le digo mientras alejo la mano con la que se rascaba el ojo.

-¡Horrible!, odio el fútbol, hoy atrape un balón con mi cara.-me reí un poco, aún no lo miraba a la cara, mi voz sonaba un poco nasal a causa del llanto.-¿Lloraste?

-No, ¿Por qué?-frunzo el ceño y trato de disimular mi voz.

-Do, ¿Pod qué?-dice mi hermano exagerando mi voz nasal, luego se acomoda en la parte de arriba de mi cama y se cruza de piernas con el control remoto del televisor.-Mira Lala, tu te acuestas en mis piernas, lloras todo lo que quieras mientras que yo te acaricio la cabeza y veo Invazor Zim, luego me dices que te paso. ¿Si?-dijo con esa vocecita inocente, yo puse mi cabeza en sus piernas y al sentir su suave tacto no me contuve, llora tanto como pude, poco a poco me quede dormida.


Mi Único Acierto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora