CAPÍTULO 9: LA PEOR PESADILLA
Blaine y Sam salieron del baile para esperar que Dwight pasara a buscarlos. Estaban esperándolo en la zona del aparcamiento intentando disimular la felicidad que tenían en ese momento después de lo pasado en el aula. Los dos se sentían en una nube y estaban tan concentrados en la carretera esperando ver un coche que no se dieron cuenta de que seis personas se acercaban a ellos con mirada seria.
– ¿Qué tenemos aquí? – Uno de los chicos del equipo de Hockey preguntó con una sonrisa maliciosa.
– Los maricones del instituto... ¿Ya os vais? ¿Se os ha roto alguna uña? – Otro preguntó mientras se acercaban aun más.
Anderson y Evans decidieron no responder y el rubio miró nervioso la carretera esperando que su padre llegara cuanto antes. Sin embargo, sintió un empujón que lo separó de su novio y antes de que pudiera reaccionar, los seis se habían situado entre ellos para que no pudieran volver a acercarse.
– Mi padre vendrá en cualquier momento, será mejor que os vayáis. – El ojiverde intentó parecer tranquilo pero en el fondo estaba realmente asustado. Temía lo que pudiera pasar con él pero, sobretodo, lo que pudiera pasar con su amado.
– No tengo miedo a un par de maricas como vosotros.
Dos de ellos sujetaron a Sam y otros dos sujetaron a Blaine. Uno de los que estaba libre se acercó y golpeó al rubio a la altura del estómago, haciendo que se doblara por culpa del dolor.
– ¡Dejadlo en paz! El gay soy yo, él sólo es mi amigo. – El moreno intentó que soltaran a su novio, pero sólo consiguió que le dieran una nueva patada, esa vez en la entrepierna. Al caer al suelo, uno de los que le agarraba torció su mano provocando que gritara de dolor. Al notarlo, le dieron una patada en esa muñeca haciendo que Evans se retorciera en el suelo. Por su parte, el ojimiel lloraba al ver como el otro sufría.
– ¿Sabes? Me siento generoso y haré lo que me has dicho, dejaremos a tu novio, al final todo es culpa tuya. Tú eres el que le ha contagiado, tú eres el culpable.
Anderson sintió que lo golpeaban por la espalda, haciendo que cayera al suelo. Desde ahí sentía más y más golpes, su boca sabía a sangre y todo su cuerpo dolía inmensamente. El miedo se apoderó de él, pensando que ese era el último momento de su vida. Intentó moverse un poco, si iba a morir, quería que Sam fuera lo último que veía en vez del sucio asfalto o los zapatos de sus agresores.
Vio como el rubio intentaba levantarse pero uno de ellos lo presionaba contra el suelo para que no se moviera. Al menos no le estaban agrediendo como lo estaban haciendo con él.
Unos hermosos y perfectos ojos verdes lo miraron con preocupación y él sólo pudo pedirle perdón antes de dejar de luchar por mantenerse despierto. Dormir parecía la mejor opción, tal vez así dejaría de doler. Lo que no sabía era si volvería a despertar.
Sam vio las luces de un coche que se acercaba a ellos y sintió alivio cuando los jugadores del equipo de hockey huyeron del lugar. Enseguida reconoció el coche, estaban seguros. Ignoró el dolor de su mano y de su estómago y se acercó a Blaine para comprobar si tenía pulso. Lo habían estado golpeando sin piedad durante un buen rato.
Dwight se bajó del coche y se acercó a ellos totalmente asustado.
– ¿Qué ha pasado? – El mayor preguntó.
– Hay que ir al hospital. – Su hijo respondió sin mirarlo.
– No lo muevas, no sabemos si han podido dañar su columna, lo mejor será llamar a una ambulancia, no queremos hacerle más daño con el traslado. – El señor Evans intentó estar lo más calmado posible. – Hola, llamo para que manden una ambulancia...
Sam estaba muy nervioso en el hospital. La enfermera intentaba tranquilizarlo mientras ponía la escayola a su muñeca pero no conseguía nada. El rubio no podría estar tranquilo hasta que alguien le dijera como se encontraba Blaine.
Dwight estaba junto a él con el teléfono en la mano. Había llamado a los Anderson y a su mujer y en ese momento estaba intentando encontrar un abogado que se acercara para ayudarlo a preparar la denuncia. No quería que las cosas se quedaran así.
La enfermera terminó con su trabajo y les informó que iría a avisar al doctor para que les diera el alta y pudieran marcharse. Sin embargo, padre e hijo sabían que no se irían del hospital hasta que supieran lo que había pasado con Blaine.
Mary llegó y lo primero que hizo fue abrazar a su hijo con fuerza. El menor sintió que ese abrazo rompía lo que había estado conteniendo durante tanto tiempo y comenzó a llorar como hacía tiempo que no lo había hecho. Las lágrimas humedecían la blusa que llevaba la mujer pero a ella no le importaba, sólo quería que su niño se sintiera mejor.
– Iré a buscar información sobre Blaine, seguro que está bien y estamos preocupados por nada. – Dwight besó a su esposa y se alejó.
Apenas había terminado de recorrer el pasillo cuando vio a Pam a lo lejos. Mientras se acercaba es dio cuenta de que James estaba junto a ella y que los dos tenían sus manos entrelazadas mientras miraban al vacío en silencio, eso no podía ser nada bueno.
– Señores Anderson. – El recién llegado los llamó.
– Señor Evans, gracias por llamarnos... ¿Cómo se encuentra Sam? – El hombre preguntó.
– Tiene la muñeca rota pero le van a dar ya el alta... ¿Qué saben de Blaine? – Dwight quiso saber.
– Todavía no nos dicen nada, están haciendo pruebas para ver que pasa. Parece que ha recibido muchos golpes. – James intentó parecer lo más tranquilo posible pero Pam no podía disimular su preocupación.
– No sé cuánto tiempo habrán estado golpeándolos antes de que yo llegara. – Evans explicó.
– No es tu culpa. La culpa es del director de ese estúpido instituto. Agredieron a mi hijo hace días y fuimos para que expulsaran a esos indeseables y ese... señor nos dijo que como era gay era de esperar que le pasaran esas cosas. – La mujer estaba realmente indignada. – La culpa es de esos indeseables porque piensan que tienen el derecho de agredirlos porque mi hijo es gay, es culpa de los padres de esos chicos por no educarlos con valores como la tolerancia y el respeto... En ningún momento es tu culpa.
– Deberías volver con tu hijo. – El señor Anderson explicó.
– Mi mujer está con él y sé que en cuanto le den el alta va a querer venir para saber como está Blaine. – Evans explicó.
– Os mantendremos informados. – La madre del ingresado propuso y en ese momento se acercó a ellos una doctora.
– ¿Familiares de Blaine Anderson?
– Somos sus padres. – El matrimonio se puso frente a ella para escuchar lo que tenía que contarles.
– ¿Me acompañan a la habitación del paciente? Me gustaría hablar con ustedes en privado.
– Claro... Señor Evans, cuando puedan visitarlo les avisaré para que Sam suba a verlo. – Pam explicó antes de marcharse. Dwight volvió junto a su hijo deseando que todo saliera bien.
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Amor Adolescente (Blam boyxboy)
FanficBlaine y Sam... Sam y Blaine... ¿Será posible que su relación sea algo más que el primer amor, un Amor Adolescente?