CAPÍTULO 11: DALTON

290 23 0
                                    

CAPÍTULO 11: DALTON

Blaine finalmente fue dado de alta el día antes de Navidad y para cuando llegó el momento de volver a clase, ya estaba recuperado completamente, aunque había cicatrices en su cuerpo que no desaparecerían. Obviamente, sus padres no querían que volviera a su instituto, por lo que decidieron transferirlo a la Academia Dalton para varones, un internado en el que había una política de cero tolerancia al abuso.

Aunque podría parecer que era perfecta para el joven, en un momento en el que estaba especialmente sensible y vulnerable, creyó que su padre había querido enviarlo a un internado para no verlo todos los días y deshacerse del "problema".

Con esa sensación, el corazón roto y el miedo de que lo que pasó en su anterior instituto pudiera volver a pasar, su llegada a Dalton no era algo que deseara. Lo primero que hizo fue hablar con una de las empleadas de administración, que le dio un folleto con las normas, el material escolar que necesitaría, tres uniformes y la llave de su habitación. Como llegaba a mitad de curso, le tocaría compartir con un chico que estaba solo en una habitación doble a pesar de que era de dos cursos superior. No era el emparejamiento que hubiera tenido a principio de curso, pero no iban a cambiar como estaban organizados.

El hecho de compartir habitación con alguien dos años mayor que él le asustaba aun más. Esa era la edad de los chicos que le habían agredido y no creía que hubieran estado muy contentos de tenerlo de compañero. Si habían sido capaces de acumular tanto odio hacia él sin apenas verlo... ¿Cuánto odio podrían tener si durmieran en su misma habitación todos los días?

El sitio era enorme y le costó varios minutos encontrar su habitación pero finalmente lo consiguió. A pesar de llevar la llave, decidió llamar para no molestar a su compañero. Apenas tardó unos segundos en abrirse la puerta y dejar ver a un chico asiático que estaba tras ella.

– Ho-Hola... Soy Blaine... Tu nuevo compañero de habitación... – Las mejillas del ojimiel estaban sonrojadas.

– Hola, soy Wes. Bienvenido a Dalton... ¿Necesitas ayuda con tus cosas? – El mayor ofreció.

– No hace falta, pero gracias. – Anderson respondió mientras cogía las cosas que le habían dado en recepción y la pequeña maleta que había llevado y que había dejado en el suelo tras llamar a la puerta. Apenas había llevado algunas cosas de su casa puesto que tendría que llevar uniforme a diario, por lo que no necesitaba mucha ropa. Además, pensaba pasar todos los fines de semana en su casa porque cuanto menos tiempo pasara en Dalton, menor sería la oportunidad de ser agredido de nuevo.

– ¿Es la primera vez que estás en un internado? – Montgomery quiso saber.

– Sí. – Blaine no sabía qué responder. Estaba incómodo porque no le gustaba la atención.

– Sé que es un cambio complicado. Si necesitas ayuda, no dudes en acudir a mí. – Wes comentó con una sonrisa.

Estuvieron unos minutos en silencio mientras el menor se instalaba. El asiático lo observaba y pensaba que sólo era alguien tímido. Sin embargo, alguien golpeó la puerta con fuerza y eso provocó que Anderson se sobresaltara. Esa no era una reacción normal y la mente de Montgomery comenzó a crear sus propias teorías, pero tendría que esperar porque quería abrir la puerta primero.

– Wes, estás listo. Lo último que quiero es llegar tarde a Cálculo el primer día, el señor Gordon puede ser una auténtica pesadilla cuando está enfadado. – Un chico de piel oscura exclamó.

– Ya estoy listo, no hace falta que tires la puerta. Ya no voy a estar solo en la habitación... Lo que me recuerda... Blaine, quiero presentarte a uno de mis amigos, David. David, él es Blaine, nuevo Freshman. – El asiático explicó.

– Blaine, bienvenido a Dalton. Te adaptarás pronto, no dejes que los primeros días te agobien, antes de lo que crees estarás habituado a tu nueva rutina... ¿Vienes a desayunar con nosotros? Podríamos presentarte al resto de Warblers.

– No sé... – El ojimiel tenía dudas.

– Estoy seguro de que los chicos están deseando conocerte. Vamos.

Al final, Anderson accedió aunque no sabía qué esperar.

Tres días después del comienzo del semestre, Blaine apenas hablaba y siempre lo hacía cuando alguien le preguntaba a él directamente. Ese comportamiento no había pasado inadvertido para los miembros de los Warblers, que se preguntaban el motivo. Trent era uno de los mejores en cuestión de investigar en Internet y a todos les sorprendía que no hubiera encontrado nada de Anderson. Lo que no sabían era que sí había encontrado información pero que era tan delicada que sólo la había compartido con Wes.

El jefe del consejo de los Warblers sabía que se necesitaría mucho para conseguir que confiara en ellos, por eso no permitiría que nadie lo agobiase. Sin embargo, había algo que sí podía hacer. Tenía que conseguir que aceptara ser un Warbler para que, con el tiempo, no se distanciara de ellos.

Su determinación aumentó el jueves por la mañana. Se levantó muy temprano para repasar el temario de un test que tenía esa tarde. Se sorprendió al no ver a su compañero de habitación, por lo que supuso que estaría en las duchas. Él también quería darse una, por lo que cogió la toalla y su neceser para dirigirse ahí. Cuando casi había llegado a la puerta, escuchó una melodiosa voz que procedía del interior. Se preguntó quién sería el que estaba cantando de esa manera.

Esperó frente a la puerta de las duchas, sabiendo que quién fuera el dueño de esa voz saldría en cualquier momento y quería verlo. Cuando fue Blaine el que salió, estuvo sin habla unos segundos, los suficientes para ver las mejillas de su compañero teñirse de rojo.

– ¿Te he despertado cuando me he levantado? – El menor preguntó.

– No, tengo que estudiar... ¿Por qué no me has dicho que tienes una voz angelical? – Wes se sintió casi traicionado.

– No canto tan bien...

– ¿Que no? Es la mejor voz que he escuchado en Dalton con diferencia... Por favor, Blaine, únete a los Warblers. – El mayor suplicó, necesitaban un líder vocal tan potente como el joven que tenía frente a él.

– No sé... – La duda era clara en el rostro de Anderson.

– Ven a la sala del coro esta tarde para que veas lo que hacemos. Sólo te pido que lo intentes, si no te gusta eres libre de irte. – Montgomery pidió y vio como el otro empezaba a ceder.

– Vale, iré.

Fiel a su palabra, Blaine fue esa tarde al ensayo. Al principio su timidez le impedía disfrutar completamente de la práctica pero poco a poco comenzó a sentirse más a gusto. Conforme pasaban los minutos, los demás Warblers iban presenciando un pequeño cambio en el joven. Tal vez porque era la primera vez que le veían sonreír desde que había llegado a Dalton, tal vez porque era la primera vez que se sentía vivo desde que empezó el acoso en su anterior instituto. Fuera por lo que fuera, Dalton vio por primera vez al verdadero Blaine Anderson y parecía que a los Warblers les encantaba pasar tiempo con él.

Esa noche, cuando estuvieron a solas en su habitación, Blaine decidió sincerarse con Wes porque sabía que iba a ser apoyado. El asiático comprendía las inseguridades y la falta de confianza que tenía el otro y se prometió a sí mismo que no lo dejaría solo, lo que había pasado era mucho peor de lo que habían leído en Internet y comprendía que frente a él había un chico roto. Aun así, sabía que poco a poco Anderson se recuperaría y que sacaría todo su potencial. Y él iba a poner todo de su parte para que fuera cuanto antes.

Amor Adolescente (Blam boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora