CAPÍTULO 25: SORPRESAS
Los Warblers comenzaron sus ensayos al día siguiente de publicar la lista de nuevos admitidos. Sebastian seguía coqueteando con Blaine sin importarle nada. El moreno no hacía mucho por parar esos intentos de conquista, en el fondo no le importaban. Él no estaba haciendo nada malo e, incluso aunque acabara teniendo sexo con el castaño, no tenía que darle explicaciones a nadie.
Nick y Thad insistían en que debía aprovechar esa oportunidad para que Smythe fuera su rebote y así intentar seguir con su vida y buscar un chico que realmente le gustara. Creían que había muy pocas posibilidades de que Sam volviera a la vida de su amigo y no iban a permitir que perdiera el tiempo por falsas esperanzas.
Por eso, Duval decidió hacer una fiesta en su casa, con la esperanza de que algo cambiara. Los Warblers estaban encantados con esa fiesta de "bienvenida" y le ayudaron a conseguir comida y mucho alcohol para que fuera la mejor fiesta de la historia. También se encargaron de conseguir colchones, almohadas, sábanas y mantas suficientes para que todos pudieran quedarse a dormir y no se arriesgaran a conducir después de haber bebido o que alguien no pudiera disfrutar de la fiesta por ser conductor asignado.
Después de varias horas, todos estaban realmente desinhibidos y Sebastian aumentó sus intentos de conquista con Blaine.
– Hoy estás muy sexy... Esos pantalones deberían estar prohibidos por como se ajustan a tu culo... Un culo que seguro es delicioso... – El castaño se acercó por la espalda del otro y susurró, llevando sus manos hasta la parte que había mencionado y apretándolo con fuerza.
– ¿Para saber si es delicioso no deberías probarlo? – El moreno decidió seguirle el juego.
– Si tu me dejas... – Smythe lo agarró con fuerza y pegó su pecho a la espalda del otro para moverse suavemente como si bailara una canción lenta, aunque sonaba una canción de David Guetta.
– Bueno... Tal vez podamos pasar un buen rato... Aunque no creo que te deje probar mi trasero...
Blaine se despertó con un dolor de cabeza insoportable. Al abrir los ojos se encontró con Sebastian a su lado. Tuvo que esforzarse un poco para recordar lo que había pasado. Había tenido sexo con el castaño. Decidió volver a Dalton para poder pensar con claridad.
No estaba enamorado de Smythe, ni siquiera sentía por él algo más que atracción sexual... Pero no quería ser su pareja ni nada por el estilo. Le preocupaba que eso perjudicara a los Warblers.
Sebastian llamó a la puerta del dormitorio de Blaine en Dalton. Thad le había dicho que lo encontraría ahí y tenía que hablar con él con urgencia. Quería dejar las cosas claras porque no quería ningún malentendido. Él sólo quería pasar un buen rato con el moreno, nada más.
– ¿Estás bien? – El castaño ni siquiera lo saludó, entró en la habitación en cuanto el moreno abrió, deseoso de saber si había vuelto a dejar que sus deseos sexuales estropeasen otra amistad. Se sentó en la cama y el otro lo hizo en la silla del escritorio.
– Sí... Sólo necesitaba pensar... – El ojimiel explicó.
– Necesito hablar contigo. – El nuevo Warbler informó.
– Yo también. – Anderson dijo sin mirarlo a los ojos.
– Verás yo... – Smythe estaba tan concentrado que no se dio cuenta de que el otro había hablado.
– No digas nada, quiero decírtelo yo primero. – Blaine entró en pánico, no quería que el otro se declarara, era algo que no quería que pasara bajo ningún concepto.
– Lo de anoche... – Sebastian estaba tan concentrado que no se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor.
– Lo de anoche fue sólo sexo. – Los dos dijeron a la vez y, al darse cuenta de lo que había dicho el otro, fruncieron el ceño. – ¿En serio?
Los dos rieron ante lo absurdo de la situación. Se sintieron aliviados porque no querían que el otro sufriera pero en ese momento supieron que podrían conservar su amistad.
Sam sonreía feliz en lo que parecía una eternidad. Arrastraba dos maletas mientras su padre hacía lo propio con otra y la guitarra. Dentro de ellas estaba su ropa, sus cómics, su consola y videojuegos, su portátil... Todas sus pertenencias que eran transportadas a un lugar mejor.
Tal vez el motivo por el que estaba ahí no era el mejor. Sus padres habían decidido cambiarlo de instituto cuando una broma pesada a un chico gay había acabado con una operación y sin ninguna expulsión. Los Evans habían decidido que no estarían tranquilos si su hijo no estudiaba en un lugar libre de violencia y ellos sólo conocían un sitio así.
– Buenas tardes... Ustedes deben ser los Evans. – Un hombre calvo les saludó.
– Sí, soy Dwight y él es mi hijo Sam. – El rubio explicó.
– Bienvenido a Dalton, estoy seguro de que te encantará. – Les estrechó la mano. – Soy el señor Jackman, uno de los guardianes de los dormitorios. El director me aviso de vuestra llegada. Mañana quiere que te pases por su despacho antes de las clases para darte el material escolar y contarte algunas cosas. Yo tengo tus uniformes, las llaves de tu dormitorio y el folleto con las normas de convivencia. Si necesitas cualquier cosa, no dudes en preguntarme.
Sam ya se había despedido de su padre, que había vuelto a Kentucky, donde le esperaba Mary, que se había quedado cuidando de sus otros hijos. También había terminado de deshacer la maleta. Aunque sus padres habían solicitado habitación compartida, no había ninguna libre y le habían dado una de las individuales.
Lo primero que le había llamado la atención era lo que se preocupaba Dalton por sus estudiantes. Cuando habían recibido su expediente, habían llamado a sus padres para saber si estaba recibiendo ayuda por su dislexia. Le dijeron que allí podría tener clases extras con los profesores además de que había muchos alumnos dispuestos a ayudar a los pocos alumnos que se quedaban atrás. No había mucho fracaso escolar y querían que siguiera así, por lo que harían cualquier cosa para ayudar a los alumnos... Salvo expulsarlos por sus bajas notas, eso no encajaba en la filosofía de Dalton. Eso consiguió que sus padres supieran que era la mejor decisión para él. Incluso todos, incluso el menor, comenzaron a soñar con la posibilidad de que fuera a la Universidad.
Decidió ir a buscar a Blaine, aunque no sabía dónde podría estar. Como era domingo, la zona de las aulas estaba cerrada, por lo que sólo podía estar en ese edificio. Bajó a la sala común principal y ahí lo vio. Estaba riendo con sus amigos, los conocía a todos menos a uno alto y con el cabello castaño.
Los ojos color avellana se dirigieron a la puerta, donde estaba la persona que menos esperaba ver ese día. Todos notaron su expresión de sorpresa y se volvieron para ver como Sam se dirigía hacia él con paso decidido, ponía sus manos en las mejillas ajenas y unía sus labios en un beso. Anderson estaba tan asombrado que no fue capaz de corresponder el beso... Por la sorpresa y también por la culpa por lo que había pasado la noche anterior... Algo que podía estropear todo.
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Amor Adolescente (Blam boyxboy)
FanfictionBlaine y Sam... Sam y Blaine... ¿Será posible que su relación sea algo más que el primer amor, un Amor Adolescente?