"Si te caes te levanto, y si no, me acuesto contigo." – Julio Cortázar.
Más tarde ese día, las chicas y yo volvemos a nuestro apartamento. Al llegar allí, cada una se va a su respectiva habitación.
Cuando entro en mi habitación, me tiro en la cama, literalmente. Luego gateo hasta que quedo bajo las cobijas. El sueño no tarde en llegar a mí, así que decido rendirme y dejarme llevar.
Llevo poco tiempo dormida, o al menos eso creo, porque cuando Kay entra a mi habitación gritando algo que no logro entender, me siento como si no hubiera dormido nada. Sus gritos son tan altos, que me hacen salir del estupor en el que me encontraba.
- ¡Ana, ya vuelve! ¡Ana! – grita cada vez más cerca. Se sienta junto a mí, y me quita las cobijas. Comienza a zarandearme por los hombros. - ¡Ana, ya vuelve! ¡¿Puedes creerlo?! ¡Ana! – sigue gritando. Me suelto de su agarre, y salto fuera de la cama.
- ¡Basta Kay, ya te escuché la primera vez! – le grito. Ella se queda automáticamente callada. Levanta una ceja en mi dirección y se cruza de brazos. – Me diste un susto de muerte – me encojo de hombros.
- Lo siento, es que estoy muy emocionada – dice, sonriéndome. Suelto un suspiro y le sonrío.
- ¿Qué pasó? – le pregunto. En ese momento, entra Lee a mi habitación. Se sienta junto a Kay y le da unas palmaditas en la rodilla.
- Adrian vuelve a casa – susurra Kay, con lágrimas en los ojos. Mis propios ojos se ponen llorosos, y cubro mi boca con ambas manos. Luego doy un gritito de felicidad.
- Pero, ¿cómo? – pregunto estupefacta. Miro a Lee, y veo que ella también tiene lágrimas en sus ojos.
La felicidad de que Adrian vuelva a casa no sola es para Kay y su mamá, Bárbara. Pues Natalee y yo, también amamos a Adrian, es como otro hermano para nosotras. Cameron, Max, Adrian, Kay, Lee y yo, hemos sido unidos desde pequeños. Aunque siempre hubo problemas entre nosotros, al final los superamos.
- Esta mañana mamá llamó a darme la noticia. Al parecer, le van a dar de baja por haber salvado a la hija de alguien muy importante, que se encontraba allí – me cuenta orgullosa. Yo sonrío y me acerco a ella para darle un abrazo. Cuando la tengo entre mis brazos, siento a Lee unírsenos.
- ¿Cuándo llega? – le pregunto a Kay. Ella se separa unos centímetros de mí.
- En dos semanas – responde alegremente. Miro a Lee y ella me sonríe. Esto debe ser alguna bendición de Dios. Claro que sí.
Mi cumpleaños es en dos semanas, desde hoy.
- ¿Es en serio? – pregunto. Kay asiente, y yo comienzo a saltar por mi habitación. Es el mejor regalo de cumpleaños, que Dios ha podido darme. Adrian es como otro hermano. - ¡Qué gran noticia, Kay! – digo. Lee comienza a reírse, y luego Kay y yo nos unimos a ella. Reímos de la felicidad.
- Mamá me pidió que fuera a ayudarla a arreglar unas cosas para Adrian – dice, rodando los ojos. Yo ruedo los míos internamente, porque aunque Kay haga eso, sé lo mucho que ama a su hermano. El amor entre estos dos hermanos es tan grande que estoy totalmente segura, que serían capaces hasta de dar la vida por el otro.
- Avísame cuando vayas. Iré a ayudarlas, si no les molesta – le pido. Kay me sonríe.
- Nunca nos molestaría. Creo que por el contrario, cuando Adrian vuelva va a sentirse feliz de que tantas personas lo estén esperando – dice emocionada.
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TREASURE
Teen FictionTres preguntas definen esta historia: 1. ¿Podrías aceptar un secreto que guardaban de ti, dos personas que amas? | 2. ¿Serás capaz de olvidar el pasado, para empezar a amar de nuevo? | 3. ¿Lograrán sanar las heridas, para que estas no trasci...