Capítulo XIV

11 0 0
                                    

"When your hand finds the hand it was meant to hold. Don't let go. Someone comes into your world. Suddenly your world has changed forever." – Heart by heart. Demi Lovato










Entonces, ¿todo salió bien?

Me pregunta Max. Hemos estado hablando por WhatsApp desde hace menos de diez minutos. Es media noche y él está aún despierto a pesar de que mañana tiene un entrenamiento temprano.

Sip, todo bien. Ella está durmiendo en estos momentos. Supongo que no despertará, sino hasta mañana

Le respondo. Tan pronto estuve desocupada de mis tareas respecto a Alice por esta noche, pude escribirle. Tenía que asegurarme que todo con ella estuviera en orden, después de todo soy su enfermera encargada.

De verdad me alegro, nena. ¿Puedo llamarte? Quiero escuchar tu voz

Me pide. Mierda, me gusta cuando dice ese tipo de cosas. Sonrío abiertamente. Le escribo una respuesta:

Sí, llama

Entonces, tan pronto ha visto el mensaje, mi nuevo celular (porque ya estoy utilizando el que Max me regaló) comienza a vibrar. Deslizo mi dedo sobre la pantalla y contesto.

– Hola nena – dice Max al otro lado de la línea.

– Espera un momento – le pido. Me pongo de pie y salgo de la UCI. Ya afuera, me apoyo contra una pared. – Listo, ya salí. Estaba en la UCI y no podía hablar allí dentro – le explico.

– Claro. Entonces, ¿cómo va todo? – me pregunta.

– Bien. No he podido dormir nada, estoy cansada – le respondo.

– Trata de dormir un poco, Ana. Anoche no dormiste muy bien, ¿y esta noche no vas a dormir nada? – se preocupa.

– De eso se trata mi trabajo, lo sabes – digo. Él suelta un gruñido y dice:

- Lo sé, pero joder, dijiste que habías terminado lo de esta noche. Encuentra un lugar y cierra los ojos – me siento en el suelo, aún recostada sobre la pared.

- ¿Qué tal si seguimos hablando y cuando sienta que no pueda mantenerme más tiempo despierta, colgamos? – propongo.

– Bien – gruñe.

– Hey, deja el mal humor, señor gruñón – digo en voz baja. Él se ríe y me uno a él.

– No es eso. Es sólo que me preocupo por ti, lo sabes – explica serio, cuando ya ha dejado de reír.

– Mmm – estoy de acuerdo. Cierro mis ojos un momento.

- ¿Te estás quedando dormida, verdad? – pregunta en un susurro.

– Nah, aún sigo aquí – me defiendo. Él vuelve a reírse.

- ¿Qué tal si te llamo en la mañana? – propone. Niego con la cabeza, a pesar de que no puede verme.

– No, quiero hablar un rato más contigo. Pero si no quieres, está bien, podemos colgar ahora – le reprocho.

– Ana – advierte. En mi rostro siento que se asoma una sonrisa burlona.

TREASUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora