"Estás entre lo que quiero tener y lo que me da miedo tener." – Marilyn Monroe
- ¡Fondo, fondo, fondo, fondo! – gritan todos a mi alrededor, mientras bebo el último trago de cerveza. Luego, lanzo a través de la habitación la lata, la cual se estrella contra una pared por encima de la cabeza de un chico. Este me fulmina con la mirada.
- Ten más cuidado, Ana – dice. No lo reconozco de ningún lado, así que no tengo ni idea de porqué sabe mi nombre.
- Lo siento, amigo – me disculpo. Le regalo una sonrisita, y él me la devuelve. Me giro hacia una muy risueña Lee.
- Esa es mi amiga – exclama. Camino hacia ella.
- ¿De qué hablas? – le pregunto. Ella menea las cejas en mi dirección, y señala al chico al que casi golpeo con esa lata.
- De ese chico – responde. Yo la miro sin entender. Ella suelta un suspiro. – Pues que le sonreíste y él olvidó que casi lo golpeas – termina. Yo continúo mirándola.
- Ajá – digo. Lee gira los ojos, y toma mi rostro entre sus manos.
- Anabelle Callaway, tienes un maldito encanto sobre los hombres – me grita. Siento que las personas cerca a nosotras voltean a mirarnos, y mi rostro se torna rojo. Me suelto del agarre de Lee.
- Baja la voz – le pido. Ella bufa, y mira a su alrededor.
- ¿Se les perdió una vida propia, o qué? – pregunta. Las personas dejan de mirarnos inmediatamente.
- Gracias. Aunque eso fue algo... malvado – digo. Ella se encoge de hombros.
- Me gusta ser malvada – dice. Yo elevo una ceja.
- De acuerdo, sigue con tu maldad. Pero por favor, no grites frente a las personas que tengo alguna especie de hechizo sobre los hombres, cuando no es así – me cruzo de brazos.
- Vamos, Ana. Deja el mal humor – me pide. Pasa un brazo sobre mis hombros, y comienza a caminar.
- No estoy de mal humor – le digo. Ella me mira de reojo, y luego, mira de nuevo al frente.
- Sí, como no – dice.
- Es en serio – le digo enojada. Ella se detiene y me mira de nuevo.
- Ahí lo tienes. Estás de mal humor – señala mi ceño fruncido.
- Claro que ahora estoy de mal humor. Pero por tu culpa, porque antes no estaba así – le reprocho. Lee comienza a caminar de nuevo.
- No hay problema, amiga. Te llevaré hacia tu hombre – me dice.
- ¿Cuál hombre? ¿De quién hablas? – le pregunto.
- De Max, por supuesto. ¿De quién más? – se ríe. Trato de detener nuestra caminata, aunque siento que el mundo se me mueve.
- Mierda – digo. Me tambaleo hacia atrás, pues al igual que yo, Lee también está un poco borracha. Caigo de espaldas contra una suave pared. Esperen, ¿desde cuándo las paredes son suaves?
- No lo son – dice alguien. Echo la cabeza hacia atrás. Miro hacia arriba, y me encuentro con el rostro de Max.
- Hablando del rey de Roma y él que se asoma – dice Lee. Se gira, y camina lejos de nosotros.
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TREASURE
Teen FictionTres preguntas definen esta historia: 1. ¿Podrías aceptar un secreto que guardaban de ti, dos personas que amas? | 2. ¿Serás capaz de olvidar el pasado, para empezar a amar de nuevo? | 3. ¿Lograrán sanar las heridas, para que estas no trasci...