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Se paró de puntillas alcanzando el timbre de la casa amarilla. Esperó paciente, balanceando su cuerpo de un lado a otro. Hasta que Kushina abrió la puerta, sonriendo al ver al pequeño azabache.

—Sasuke-kun, ¿qué te trae por aquí? 

—Buenas tardes Kushina-san, ¿está Naruto? –preguntó repentinamente en tono educado. Si quería ver al rubio lo primero era convencer a la pelirroja. 

Kushina dudo si sería una buena idea dejar entrar al Uchiha. Naruto estaba castigado en su habitación, pero desde hace rato que lo veía bastante deprimido y aceptaba que tal vez se había excedido con el castigo. Tal vez Sasuke podía alegrarle el día a su pequeño hijo.

—¡Claro! Adelante, Sasuke-kun. Naruto está en su habitación –le permitió pasar, indicando que tuviera cuidado con las escaleras. 

Asintió a la fémina y tranquilamente subió las escaleras, sabiendo de memoria el camino a la habitación del rubio. Dio unos leves toques y esperó una respuesta. Pasaron varios segundos y nadie contestó, tocó esta vez con un poco más de fuerza y a cambio obtuvo el sonido de un ronquido del otro lado.

Bufó exasperado y entró a la desordenada habitación de Naruto, encontrándose con el basurero en el que dormía el Uzumaki. Con un zapato del rubio aplastó una cucaracha que corría por su lado izquierdo e hizo una mueca de asco. Se encaminó a la cama donde dormitaba el chico, zarandeo los hombros de Naruto intentando despertarlo, dándose por vencido en el sexto intento, no tuvo opción y con una malévola sonrisa le propinó una fuerte cachetada.

—¡Yo no lo rompí mamá! –cubrió su rostro con la sábana, temblando debajo de ella. Al no escuchar ningún ruido lentamente destapó su rostro. —.  Ah, solo eras tú –respiró hondo y sonrió despreocupado, mostrando la fila de dientes blancos.

—Si. Soy yo, dobe.

—Tan temprano vienes a molestarme. Tsk, no dejas que uno descanse a gusto. 

—Por si no lo sabías, faltan diez minutos para que sean exactamente las siete de la tarde. 

—¿Qué? –balbuceo sorprendido. Se fijó en el reloj de su mesita y comprobó que el azabache tenía razón. 

—¿Por qué estabas enojado? –soltó, sorprendiendo a un somnoliento Naruto. 

Toda la tarde estuvo rompiéndose la cabeza con aquel tema, por lo que no quería andar con rodeos y fue directamente al punto.

—¿Enojado? –ladeo la cabeza mostrándose confundido. —, yo no estaba enojado.

—Me refiero a lo ocurrido en la academia.

Al recordarlo, un agrio sabor llegó a su boca. Dejó de lado su gorro para dormir y bostezo como un león. Mostrando un semblante ahora triste, recordando la advertencia que difícilmente podría olvidar dentro de aquellos días. 

—El viejo me ha dado un sermón como nunca lo había hecho. Hasta llamó a mis padres, explicándoles que si tengo una falta más, me expulsaran de la academia –miró a su amigo y se lanzó a él aferrándose a su brazo izquierdo. —. ¡No quiero ir a otra academia donde están muchos desconocidos! –lloriqueo en el pecho de Sasuke, sintiendo como se tensaba por su repentino acercamiento.

Kushina se dirigía a la habitación del rubio, llevando en sus manos una bandeja con dos tazones llenos de frutas picadas a la perfección, paró en seco al escuchar los lloriqueos de su amado hijo y observó por el espacio de la puerta entre cerrada el drama que hacía su hijo entre los brazos del Uchiha.

Sasuke tenía las mejillas rosadas y miraba nerviosamente al rubio, sin saber exactamente qué decir o qué hacer para calmarlo. Estaba en un gran dilema con sus pensamientos e impulsos. Naruto apretó la tela de las ropas de Sasuke entre sus puños, moviendo la cabeza de un lado a otro, negándose a soltarlo cuando el Uchiha intentó alejarlo.

Sonrió aún escondida, sin que notaran su presencia, decidió dejarlos solos y bajó las escaleras, volviendo a la cocina para guardar la frutilla en el refrigerador. Minato aprovechaba su día de descanso mirando despreocupadamente la televisión. Quiso ir a contarle lo que anteriormente había presenciado, pero él era el tipo de padre sobreprotector. Por lo que se tragó su modo fujoshi y siguió con la cena sonriendo e imaginando el futuro de esos dos.

Una Oportunidad ❄ NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora