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Naruto esperó a que toda la multitud se disipara, Sasuke se había saltado las dos últimas clases y sabía, a pesar de estar alejados por tres años, que la escuela era importante para él. Localizó a su amigo y sonrió feliz, corriendo directo hacia él. Sin que el otro lo esperase, saltó a su espalda, sorprendiendo al chico de cabellos negros. Mientras el rubio reía con una boba sonrisa en su rostro.

—Maldita sea, Naruto –gruñó malhumorado.

—Teme~ vamos a tomar algo juntos –canturreo juguetón, afianzando su agarre en el pálido cuello.

—Bájate –demandó, ignorando lo dicho por el Uzumaki. Peleo un rato para alejar las escurridizas manos de Naruto.

—No seas tan amargado, Sa-su-ke.

Llevó sus manos a los labios de Sasuke, sintiendo lo suaves y delgados que estos eran.

—He dicho... bájate.

Naruto sintió un escalofrío en su espalda, acató la orden y en silencio bajo de la espalda del otro. Abrió la boca para disculparse, de inmediato la cerró al ver a Sasuke caminar a paso veloz, alejándose de él.

Fue una imagen que le dolió presenciar.


[ 🍥 ]


—¿Naruto-kun?

Hinata acariciaba preocupada los finos cabellos dorados. En las mejillas de Naruto no había ningún color. El aura alegre tampoco estaba, entristeciendo aún más el ambiente que los rodeaba.

—Naruto-kun... –susurró dando ligeras palmadas a sus mejillas, logrando sacarlo del trance en el que se encontraba sumergido.

—¿Hinata? Ah~ –sostuvo su cuello, frotando la zona adolorida. —. Me duele mucho el cuello –balbuceo.

—Has dormido con la cabeza ladeada y en el suelo. ¿Qué esperabas?

Naruto sonrió, notando el sarcasmo en la voz de su querida novia. Olvidó el dolor en su cuerpo y se lanzó a probar los labios de Hinata. Quien se encontraba sonrojada mientras tímidamente correspondía el tierno gesto.

—¿Sabes qué hora es? –preguntó después de retomar el aire perdido a causa del beso.

—Son las cinco de la tarde –respondió, mirando la pantalla de su celular.

—Me tengo que ir –besó la frente de la chica y colgó la mochila en su hombro. La chica lo encaminó a la puerta y dejó un suave beso en su mejilla.

—Hasta luego, Naruto.

Escuchó la puerta cerrarse a sus espaldas y suspiró. Su andar era tranquilo, perdiéndose en el sendero de la vida, tal y como diría uno de sus maestros.

Una calle conocida le hizo desviarse de su recorrido, nada le costaba ir y disculparse apropiadamente con Sasuke. Aun si podría terminar con una patada en el trasero. Buscó la residencia guiándose por su instinto y poca memoria. Estar años alejado de este lugar le comenzaba a perjudicar. Estaba frente a dos casas, y una de ellas era la correcta.

Acarició su barbilla decidiendo cual casa llamar. La última vez que los visito no había observado con detalles el lugar, la felicidad lo había cegado por completo ese día al estar de vuelta. Por fin tomó su decisión, escogió la casa más pequeña pero con más terreno. Rasco su nuca como acto de nerviosismo y antes de que sus nudillos tocaran la puerta, una ronca voz a sus espaldas lo asustó como a un gatito.

—Lo siento, Naruto. No tenía planeado asustarte –se disculpó Itachi.

—No... te preocupes –tartamudeo, retirando la mano de su pecho.

—¿Necesitas algo de Obito-san?

—¿Ah? –pregunto esta vez él un poco confundido. No sabía para qué podría necesitar a su antiguo profesor.

—No estarías aquí si no necesitaras algo de él.

—Creo que me he confundido de casa... –dio una rápida mirada a la puerta. —. Estaba buscando a Sasuke, pero no recordaba cuál de todas era su casa –dijo avergonzado.

—Sígueme.

Solo veinte pasos y ya estaban frente al hogar de los Uchiha. Naruto aguanto las ganas de darse un facepalm, prácticamente la respuesta estuvo frente a sus narices todo el tiempo. Itachi lo invitó a pasar y se despidió amablemente de él, diciéndole que aún debía resolver algunos asuntos con el líder del clan. Pronto se encontró solo en el primer piso. Los padres de los hermanos Uchiha no estaban, al menos no escucharan sus gritos de dolor cuando Sasuke le diera una paliza.

Subió las escaleras y ubico la habitación, se tropezó con la lujosa alfombra y murmuró un par de maldiciones, mirando de izquierda a derecha, convenciendo a sí mismo de que nadie lo vio. Toco la puerta y esperó impaciente a que la voz del chico se escuchara. Segundos más tarde decidió abrir la puerta y adentrarse a la fría habitación. Indagó los alrededores, percatandose de que las estanterías estaban llenas de libros y otros objetos con el logo del clan Uchiha. Un fino rayo de luz se posó en su rostro haciéndose cada vez más grande. Cubrió sus ojos con el dorso de su mano y un grito lo hizo brincar del susto.

—¡Naruto! –gritó un furioso Sasuke, aferrando la oscura toalla a su cadera.

—L-lo siento, y-yo no sabía –se excusó temeroso.

—¿Qué haces aquí, maldito? –intentó acercarse y en un mal paso Sasuke resbaló por el rastro de agua que él mismo dejaba.

Quiso ayudarlo, acercó su mano con intención de evitar la caída. Logrando únicamente que ambos cayeran al frío suelo. Sasuke chocó su espalda desnuda contra el piso y Naruto cayó de rodillas frente a él. Sosteniendo la toalla que cubría las partes íntimas del Uchiha en su mano. Dejándolo completamente expuesto ante sus ojos.


Una Oportunidad ❄ NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora