Cenaba con tranquilidad las chuletas que su madre había cocinado. Ella charlaba con una amiga suya, sonriendo de vez en cuando por algún comentario emitido del otro lado de la línea. Sasuke solo estaba centrado en su comida, apartando todo pensamiento que no fuera degustar la deliciosa carne.
—Mañana tenía pensado hacer una cena familiar –propuso Mikoto, acomodando el teléfono entre su hombro y oreja, mirando distraídamente la televisión. —, y aprovechando que ustedes volvieron a verlo ¿por qué no vienen tú y tu familia a visitarnos un rato?
Sasuke empezó a toser, tan grande fue su sorpresa que el trozo de carne de cerdo se atoro en su garganta. Se sostuvo de la mesa rogando para que alguien lo ayudará, cada segundo era más difícil respirar. Itachi, quien se alarmó por el ruido, corrió a socorrer a su hermano menor.
—¡Oh por dios! ¡Kushina, luego hablamos! –colgó sin esperar respuesta y corrió asustada hacia Sasuke. —. ¡Lo siento tanto, cariño! ¡¿necesitas agua?!
Su pecho subía y bajaba, respirando agitadamente. Mikoto lo observaba preocupada y pronto le dio un vaso lleno de agua a su hijo, advirtiéndole que bebiera lentamente.
—Me has dado un gran susto –lo atrajo en un abrazo dejó varios besos en su frente.
—Madre, espera a que Sasuke se recupere.
—Cierto –acarició los cabellos del menor y sonrió avergonzada. —, me siento tan mala madre...
—Tranquila, ya está bien.
Itachi la abrazó por los hombros tranquilizandola y la llevó a su habitación. Sasuke decidió hacer lo mismo y tiró la comida sobrante mirando como caía a la bolsa negra. Desordenó sus cabellos frustrado y caminó a la planta alta. Entró a su habitación y se preparó para el día siguiente, sin notar que alguien lo observaba sin perder ningún detalle.
Madara Uchiha, citó a Fugaku en su despacho. Teniendo un aura de paz pero su entrecejo tan fruncido como de costumbre. Una vez que Fugaku llegó y ambos tomaron asiento, Madara señaló que Sasuke estaba más tenso de lo normal. Y sin tomar en cuenta la palabra del pequeño Uchiha, ambos adultos le ordenaron a practicar a las cinco de la mañana, según las palabras de Madara, eso le ayudaría a alejar sus preocupaciones.
Y ahí estaba, levantándose a las cinco de la mañana para comenzar su entrenamiento. Se sentía traicionado, los párpados le pesaban y solo quería tirarse a su cama a dormir por un largo tiempo. Más no podía quejarse, esa sería su rutina a partir de ese momento. Pronto el sueño abandonó su cuerpo y lanzó rápidas patadas al aire, moviendo su cadera y brazos. Sus manos hechas en un puño golpeaban algo inexistente. El tiempo acabó y fue a darse una ducha, no iría a la academia lleno de sudor.
Agitó sus cabellos húmedos y aseguro la toalla contra su cintura. Buscó sus calzoncillos negros y su típica vestimenta de colores oscuros. Enlazó las agujetas de sus zapatos y bajó a la cocina tomando una simple manzana y una botella de agua. Salió de su casa cerrando con llave la puerta y caminó al parque que estaba frente a la academia.
Dio un mordisco a la manzana, observando atento a su alrededor. Aún era temprano para que algún estudiante rondara por allí. Con un tiro perfecto encestó los restos de la manzana en el basurero. Bebió de la botella fijó su visión a la entrada de la academia. Siguiendo a la pelinegra con la mirada, se sintió molesto al verla, aun si ella no lo sabía. Comenzaba a fastidiarle su presencia en esos momentos.
Las clases comenzaron y trató de prestar absoluta atención. Se alejó lo más que pudo de la chica, cuando ésta lo saludó tímida. Correspondiendo apenas el gesto por mera educación. Cada hora pasada era una enorme piedra sobre sus hombros, se sentía preocupado, no sabía qué hacer si se encontraba con el Uzumaki. Esquivó los cuerpos de los estudiantes que merodeaban en el pasillo al finalizar la última clase del día.
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Una Oportunidad ❄ NaruSasu
FanficMas allá de su seria mirada, se ocultan una infinidad de sentimientos. ✎ ‧₊ - - - - - - - ₊˚ ˊ˗ [Universo Alterno] • obra publicada: 14/05/16 • obra finalizada: 17/10/17 +no se aceptan copias y/o adaptaciones. sorry bro ©sesshomoney