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Sasuke se la pasó admirando la fisonomía del rubio, notando que cada vez que contaba una anécdota que para el Uzumaki era divertida, su sonrisa se ensanchaba y sus ojos brillaban emocionados. El tiempo en la cafetería pasó relativamente lento, pasando allí sentados cerca de dos horas y media. Algo que para ellos se sintió como apenas unos quince minutos conversando. Estaban tan entretenidos que la mesera que anteriormente los había atendido les pidió amablemente que se retiren, puesto que las puertas del local estaban por cerrar.

—¿A dónde vamos? –preguntó Sasuke, siendo arrastrado por Naruto cuando salieron de la cafetería.

—Escuche que Ino tendrá una fiesta en su casa, así que para allá vamos.

—¿No has tenido suficientes fiestas esta semana? –inquirió sarcástico.

—Noup –respondió infantil, asegurando que Sasuke no se le escape en algún momento.

Llegaron a la fiesta en taxi, siendo Naruto quien se ofreció a pagar cuando Sasuke estaba sacando su billetera. La música retumbaba en sus oídos a pesar de no estar completamente dentro del ambiente. Sonrieron de lado, esquivando a las personas que miraban impresionados al Uchiha. Naruto cruzó los brazos algo celoso pero los entendió, no es porque él fuera feo, pero la seriedad y el toque de misterio en la apariencia de Sasuke los intrigaba, y en algunos casos "enamoraba".

La fiesta continuó hasta ya ser cerca de las tres de la mañana. Luego de que Naruto hiciera el tonto y unos cuantos chistes malos, a Sasuke comenzó a darle sed, debatiendo a sí mismo si beber una simple Coca Cola como normalmente hacía o experimentar el sabor amargo de una bebida alcohólica. Naruto terminó decidiendo por él.

—No creo que sea una buena idea –dijo Sasuke, mirando desconfiado el líquido incoloro en aquel vaso de plástico.

—¡Vamos Sasuke! Si no te gusta puedes dejarlo de lado, aunque sea dale una probadita –le extendió el vaso, Sasuke lo tomó algo indeciso. —. ¿Si?

Asintió dejándose llevar, dio un gran trago y el líquido quemó su garganta, pero le gusto la sensación y el sabor que dejaba a su paso. Sonrió, confirmando a Naruto que le había gustado.

Naruto no pensó que Sasuke tendría cero resistencia al alcohol, por lo que tras beber su segundo vaso quedó completamente ebrio, todo lo que estaba a su alrededor le causaba gracia. De su boca salían incoherencias que hacían a Naruto suspirar y rodar los ojos. De un momento lo perdió de vista, sintió como sus hombros se tensaron y nervioso por la pronta desaparición, comenzó a buscar a su amigo entre la multitud.

—¡Sasuke-kun! –escuchó a varias chicas chillar y gritar muy animadas el nombre del pelinegro.

Apartó a todo lo que se le interponía en su visión, se acercó al lugar donde había más bullicio, encontrando en pocos minutos al azabache. Sus ojos azules se abrieron con sorpresa y su boca se secó, no creyendo lo que sus visión le mostraba.

Sasuke bailaba en el centro de la pista, no un baile normal, si no uno erótico, moviendo sus caderas y pelvis, toqueteando sus labios con una mirada juguetona. Varias chicas sangraban de la nariz y estiraron sus manos deseando tocar algo de sus carnes. Naruto vio al competidor de Sasuke alejarse, dándose por vencido. A pesar de que el duelo se vio finalizado el Uchiha seguía bailando.

No podía negarlo, le encantaban las vistas que estaba teniendo en ese momento.

Cuando se dio cuenta que era suficiente, tomó al ebrio de Sasuke y lo sacó de la pista, recibiendo abucheos por parte de la multitud. Ino también replico, pero Sakura la calmó y buscaron a más participantes.

«Pero como Sasuke ninguno» fue lo que pensaron algunas chicas, decepcionadas por que ese sería el último espectáculo por parte del Uchiha.

Naruto cargaba a Sasuke en su espalda, buscando un taxi el cual los lleve sanos a casa. Los minutos pasaban y nada. Las calles estaban solitarias y el rubio tenía miedo de que un vándalo apareciese y los asaltara. Pegó un respingo cuando el celular de Sasuke iluminó la pantalla y la melodía de una canción desconocida se hizo presente. Sin pedir permiso al dueño del artilugio lo tomo y contesto la llamada, no sin antes mirar el nombre.

—¿Sasuke donde estas? Ya es tarde y no te encontré en casa.

—Oh, Itachi. Sasuke está conmigo pero tenemos un problema.

—¿Paso algo grave? –preguntó asustado de lo que pudiera haberle ocurrido a su hermano menor.

—No, no –balbuceó nervioso. —. Decidimos venir a una fiesta pero no tenemos quien nos deje en casa.

—Dame la dirección y enseguida iré.

Tal y como dijo en menos de veinte minutos Itachi aparcó frente a ellos en un elegante coche, no tuvo tiempo de impresionarse por el modelo porque enseguida dejó a Sasuke descansar en los asientos traseros.

Abrieron las puertas de la residencia Uchiha y entraron, encontrando todo sumamente callado.

—Tiene suerte de que nuestros padres no estén en casa en este momento –murmuró Itachi, aunque su expresión fuese neutra se notaba la molestia en sus palabras.

—Creo que debería irme –interrumpió el abrumador silencio.

Antes de poder levantarse, un agarre en su brazo lo hizo detenerse. Itachi y Naruto estaban sorprendidos, más aún el segundo. Estaban conscientes de que Sasuke no haría eso de no ser porque ahora el alcohol entorpece sus acciones.

—Quédate –pidió en voz baja. Sus párpados se cerraban débilmente y Naruto sintió el aire escapar de sus pulmones. Asintió no tan convencido y miró a Itachi en espera de alguna respuesta.

—Puedes quedarte –le sonrió.

Naruto igualmente le devolvió la sonrisa. Itachi se fue de la habitación deseándoles buenas noches. Cuando el mayor se fue, soltó el suspiro que había retenido. Unas manos se afianzaron a sus caderas y sus hombros volvieron a tensarse, fijando su mirada en el fino rostro del azabache.

—S-sasuke...

—¿Que pasa, Naruto? –preguntó cerca de su oído. Escuchando a la perfección su tranquila respiración, un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza.

—Duerme, mañana estarás más consciente de todo esto.

Lo siguiente lo dejó aún más espantado, los ojos de Sasuke se veían más brillantes desde la oscuridad de la habitación, le pareció ver un destello rojizo emanar de aquellos orbes. Que parecían saber todo de él con una simple mirada. La suave luz de la Luna le daba un aspecto frío a su pálido rostro. Inconscientemente comenzó a alejarse, hasta que su espalda chocó contra la suavidad de la cama, iba a levantarse pero Sasuke se situó arriba suya mientras ladeaba la cabeza, obstruyendo cualquier vía de escape.

—¿Por qué? –habló después de unos segundos, mirándolo tristemente. Mordía su labio inferior para contener el llanto.

—Sasuke... ¿Qué estás...

El beso en sus labios selló cualquier palabra, atacando sorpresivamente su labio inferior. El contacto no duró más de cinco segundos. Cinco segundos que lograron confundir al rubio, haciendo de su mente un mar de pensamientos.

—¿Qué es lo que te hace especial? Eres tonto, idiota y sin cerebro, pero logras colarte en mi mente, no puedo sacarte de mis pensamientos. Jamás pensé que llegaría a enamorarme y lo hice de la persona que no puedo tener a mi lado, habiendo millones allá afuera tuve que fijarme en ti, pedazo de imbécil. En mi mejor amigo.

Naruto se quedó sin habla, las palabras se atascaron en su garganta y no podía ni respirar. Sus ojos se desviaban a cualquier parte menos a los ojos del Uchiha, que buscaba desesperado el contacto visual.

—¿Pero sabes qué? A pesar de que seas todo eso eres lo mejor que me ha pasado, eres tan bueno con los demás a pesar de que no se lo merezcan. Tu idiotez logro enamorarme, sonriendo por todas las locuras que haces, a pesar de que varias veces este amor que te tengo me hizo sufrir no me rendiré –la seguridad había vuelto a sus palabras, sus ojos mostraban la sinceridad de todo el sentimiento. —. Y yo, Sasuke Uchiha, haré que te enamores de mí, Naruto Uzumaki.



Una Oportunidad ❄ NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora