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Los Uzumaki se marcharon antes de las doce de la noche. Sasuke no volvió a bajar en ningún momento, aunque su estómago exigiera comida no se permitió mostrarse débil ante su orgullo.

El televisor encendido era la única luz en su habitación, otorgando un aspecto sombrío y triste al ambiente. Estaba tendido sobre la cama mirando el techo, reflexionando en un millón de cosas. Y todas ellas relacionadas en la misma persona, Naruto Uzumaki.

Llevó las manos hasta su rostro y acarició sus sienes, empezaba a sentirse abrumado, los ojos le pesaban pero no podía dormir. Era el peor momento, pero para el insomnio era perfecto para hacer de las suyas. La cortina de la ventana estaba cerrada obstruyendo el paso de luz de las farolas, sólo una simple línea de luz logró escabullirse a su habitación.

Pasaron las horas y el seguía en la misma posición, sintiendo sus músculos adormecidos. Unos toques en la puerta lo devolvieron a la realidad y tropezando con algunas cosas llegó hasta la puerta y perezosamente la abrió.

—Es raro que no estés listo.

Sasuke ladeó confundido la cabeza.

—¿A qué te refieres, Itachi?

—Es normal escuchar tus pasos a las cuatro y media de la mañana para entrenar y después ir a la academia. Pero ya casi son las seis, pensé que estarías enfermo –sonrió dulce, transmitiendo paz a su hermano menor.

Por un momento se olvidó que aún tenía que ir a la academia. Asintió sin ganas y agradeció que el pasillo no estuviera iluminado, así Itachi no podría ver las ojeras debajo de sus ojos.

—Estoy bien, en un momento bajo a desayunar –antes de cerrar la puerta vio a Itachi asentir.

Suspiró y volvió a tirarse sobre su cama, buscando relajar su cuerpo y mente.

«Ahora viene la parte difícil»




[ 🍥 ]




—¡Sasuke-kun!

Escuchó a la pelirosa gritar a sus espaldas. Continúo con su trayecto, sin notar atrás, acomodó la mochila en su hombro izquierdo cuando su hombro derecho se cansó por el peso.

—¡Sasuke! –el tono de voz era diferente, reconociendo enseguida aquella voz ahora más madura.

La garganta se le había secado. Los nervios entorpecieron su sistema y rogaba que sus pies no hicieran algo estúpido como caerse en ese momento. Aumentó la velocidad en su caminar, mirando a lo lejos el portón de entrada de la academia. Sentía el alivio llenar sus pulmones y cuando pensó que se había salvado. Lo tomaron por la espalda y lo giraron rápidamente.

—Ne~ Sasuke, te estaba hablando dattebayo.

Frunció el gesto y apartó las manos de Naruto.

—Oh vamos, Sasuke. Ayer no pude hablar con mi mejor amigo –formó un puchero en sus delgados labios y sin querer sus ojos se fijaron un rato en su boca, apartando rápidamente la vista.

Los latidos de su corazón disminuyeron. La mención de la palabra mejor amigo fue algo que siempre le desagrado. Él sería el mejor amigo de ese idiota. Nada más que eso.

—Pues yo te vi muy ocupado en la llamada –cruzó los brazos, calmando los horrorosos celos que nublaban su juicio.

—Ya sé lo que te pasa... Estas celoso –sonrió triunfante, por fin descubrió el por qué Sasuke se mostraba más apático que de costumbre.

El Uchiha abrió los ojos sorprendido. No quiso ser demasiado obvio mostrándose molesto, enseguida las mejillas de Sasuke se tornaron rosadas y su corazón latía desbocado. Trató de encontrar las palabras adecuadas para negar la acertada acusación.

—Tranquilo, simplemente hablaba con Hinata, mi novia –sonrió despreocupado. —. No tengo otro mejor amigo, si eso te preocupaba, siempre serás tú mi fiel acompañante. ¡Además estaremos en el mismo salón ‘ttebayo!

«No puedo seguir con esto» pensó Sasuke. Sería realmente un milagro si el rubio entendiera sus sentimientos. «Él no sabe...» retuvo las lágrimas, sonriendo amargamente y asintió sin saber qué decir. Solo... debía aguantar el dolor punzante en su pecho.

—Me alegra oír eso –retomó la compostura indiferente de siempre. No debería llorar por él, comenzaba a cansarse de eso. —. Debo irme, nos vemos luego... mejor amigo.



Una Oportunidad ❄ NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora