"Punto medio"

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—Spencer...—mis susurros eran casi inaudibles, no quería despertar a Spencer y que se encontrará con una loca maniática, agachada a su lado, gritándole en el oído—Spencer, vamos tarde.—ahora sacudía su cuerpo con una de mis manos.

Solo faltaba una hora para presentarnos en el set, yo me acababa de levantar y Spencer... Parecía la bella durmiente. Empecé a escuchar unos gruñidos por su parte indicándome que estaba despertando. Abrió los ojos y pasó sus manos sobre estos mientras bostezaba.

—¿Estoy en el cielo?— su voz era perezosa y soñolienta. ¿Qué tipo de pregunta es esa? Que yo sepa aún estamos vivos.

—No, ¿Por qué lo preguntas?—aún no había abierto sus ojos por completo, pero aún así podía ver sus ojos azules casi grises.

—Entonces, ¿Por qué me despierta un ángel?—era la única presente en la habitación, así que se refería a mi. Sentí como el calor se concentraba en mis mejillas y que estas se tornaban color rojo.

—Déjate de tonterías—me puse de pie y extendí mi mano—, vamos tarde.—Él tomo mi mano, la apretó bastante fuerte, creí que esto lo hacía para levantarse, pero luego me jaló hacia el haciéndome tropezar con la cama y por último caer sobre él. Tuve unos cuantos segundos para reaccionar y poner mis manos a los lados de su cuerpo.

—¿Por qué te preocupas tanto?—creo que vamos a llegar tarde y él me dice que no me preocupe.

—Por qué vamos a llegar tarde—ya se lo había dicho—, si a ti no te interesa, a mí si. Yo me voy.— empecé a mover mis piernas para salir de la cama, pero en un movimiento rápido que seguramente no duró más de dos segundos, yo ya no estaba sobre él, todo lo contrario, ahora él estaba sobre mí con sus manos a los costados de mi cabeza, pero por alguna razón estaba más cerca.

—Me temo que no, Lauren—en su boca se había dibujado una sonrisa un poco... ¿Malvada?—, aún queda una hora así que nos quedan treinta minutos para descansar, diez para estar listos y en los otros diez ya estaremos en el set ¿Entendido?

—¡No!—¿Pensaba que era flash? Nadie que conozca se arregla y desayuna en diez minutos y menos si es mujer—Spencer, soy una mujer, ¿Conoces a alguna que este lista en diez minutos?

—No—ahora déjame ir—, pero tú no necesitas diez minutos para estar lista, no necesitas nada para estar hermosa—aquí es en donde me doy cuenta de que ya me he sonrojado dos veces en un día en menos de diez minutos—, lo vez. Tal cual te vez, eres hermosa—y ahora también estoy sonriendo. Alguien explíqueme por qué no puedo controlar mi cuerpo cuando Spencer está cerca. Sé cómo ocultar mis nervios, y ahora no funciona. Spencer se acerca más a mi haciendo que una vez más nuestros labios estén separados por escasos centímetros—. ¿Ya te había mencionado que me encanta tu sonrisa?

—Spencer—mi mente estaba hecha un caos. Había un debate entre sí quedarme aquí o ir a arreglarme y por desgracia la segunda había ganado—, en serio debo irme, debo estar presentable—ya me estaba arrepintiendo—si quieres puedes quedarte a descansar.— ya no estaba sobre mi, se había dejado caer en la cama a mi lado. Me senté y me giré para verlo. Él miraba al techo con frustración y los brazos cruzados.—Oye, nunca dije que me iría sin despedirme.

—Y¿Qué te hace creer que lo haré?—ahora se había sentado aún con los brazos cruzados mirándome fijo.

—Por qué...—ahora soy yo quien se acerca a él—no hay nadie más que nosotros dos.

—Pues...—en ese momento hizo que sus brazos no estuvieran cruzados y uno de ellos se dirigiera a una de mis mejillas acercándome más a él—por mí está bien.—puso su otra mano en mi mejilla. Cerré los ojos y sus labios no tardaron en llegar a los míos moviéndose en sincronía. El beso estuvo lleno de necesidad como si no hubiésemos estado juntos durante años sabiendo que solo habían pasado unas horas desde el último beso.

¡Corte! | ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora