Narra Spencer Jones
Ya ha pasado una semana desde que el director nos reunió a todos en el set. Mis padres han querido pasar "tiempo de calidad conmigo" toda la semana, y como consecuencia no he podido pasar tiempo con quien quiero en verdad. No he recibido llamadas de su parte o algo parecido, pues ella también quiere que aproveche el tiempo con mis padres ya que están cerca.—¿Lauren?—si ella no me llamaría, yo lo haría. Aunque escuchar su voz no sería suficiente.
—¿S-Spencer?
—¿E-Estas llorando?—con tan solo pronunciar esas palabras, mis padres se giran para verme—¿Lauren?¿Dónde estás?
—E-Estoy en casa, ¿Podrías venir?
—Estaré allí en unos minutos, no te muevas de allí ¿Necesitas algo?—no me atrevía a preguntar su estado, era obvio que no estaba bien.
—Solo ven, por favor. Te lo diré todo en persona.— dicho esto, su llanto se hizo más fuerte. De inmediato corte la llamada, no la podía escuchar así ni un segundo más.
—Tengo que irme—mi madre vino a abrazarme lo más rápido que pudo—, era Lauren. Debo ir a verla.
—¿Le pasa algo malo?—esta vez era mi padre quien preguntaba acercándose a nosotros.
—Aún no lo sé, por eso debo ir a verla.
***
Narra Lauren O'Connell
¿Por qué él y no otra persona? ¿Acaso él lo merecía? Esas eran las frases que recorrían mi mente después de terminar la llamada con Spencer.Mis mejillas jamás habían estado tan húmedas, después de todo jamás se había ido alguien tan cercano. Él no lo merecía, nadie merece padecer de esa manera y menos por tanto tiempo. Nunca creí que la última vez que los vería, sería la última vez.
—¡Lauren!—el escuchar mi nombre y los golpes en la puerta me hicieron volver a la realidad haciéndome caminar a la puerta para abrirle al autor de tales ruidos, aún con mis mejillas húmedas.
Al abrir la puerta, él estaba boquiabierto sin saber qué decir ¿En serio me veía tan mal? Yo en cambio, trataba de limpiar mis lagrimas, pero solo salían más y más. Luego en un abrir y cerrar de ojos, dos brazos rodeaban mi cuerpo haciéndome sentir mejor de alguna forma.
—Spencer yo...—no encontraba palabras para decirle, de seguro habría de estar muy preocupado. El llanto interrumpía cada palabra que lograba pronunciar, mientras que él me acercaba más a él.
—No digas nada—tomo mi rostro entre sus manos mirándome a los ojos—, llora todo lo que necesites. Para eso estoy aquí.
No dude ni un segundo en obedecerle. Rodee su cuello con mis brazos, abrazándolo y al mismo tiempo desahogándome. Las lágrimas no cesaban ni siquiera para dejarme pestañear, solo me abandone a sus brazos sin fuerza alguna.
Él me llevó hasta el sofá de la sala para recostarme allí, sin separarse de mi. De alguna manera su consejo había resultado, al haber llorado al rededor se cinco minutos sin descanso, sentí una carga menos y ahora tenía más valor para contar lo sucedido.
—Hola—no nos habíamos saludado, así que yo procedí a hacerlo. Esa palabra estaba acompañada por una sonrisa y mirada melancólica, pero con un peso menos que cargar.
—¿Estás lista para hablar?—él también muestra una sonrisa que, a diferencia de la mía, muestra preocupación.
—Creo que si—no obtuve respuesta, así que continúe—. Hace unos años, mi tío Eric fue a hacer una misión humanitaria en Siria acompañado por su esposa quien estaba embarazada. Su hijo, Isaac, nació allí por lo que debían quedarse en ese país.
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¡Corte! | ✔
Teen FictionLauren, actriz por profesión y pasión, nunca ha sido protagonista en ningún tipo de producción en la que ha sido contratada. Desde que inició su carrera ha querido obtener ese papel, pero no se le ha dado hasta ahora. Hoy a sus 23 años de edad, esta...