Capítulo 3: ¿Tengo lechuga en los dientes o qué?

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Al día siguiente, la rutina es la misma, lucho con mi cama para que me deje ir, me visto a una velocidad de tortuga e ingiero mi desayuno mientras camino a casa de Emi.

El clima esta helado, y al expulsar aire puedo ver el circulo de vapor que forma mi aliento, supongo que el frio no me molesta, es más, hasta lo encuentro hogareño, y lo hogareño me gusta ¿Qué puedo decir? Soy una de esas personas que adora usar gorros, bufandas y tomar chocolate caliente.

Al salir Emi de su casa, caminamos tranquilamente al colegio, estamos bien en el tiempo por lo que hoy no hay apuro. Hay ciertos días en los que tenemos que correr como maratonistas, pero gracias a dios hoy no es la ocasión.

Como demanda la rutina diaria, al entrar al colegio, nos sumergirnos en nuestra sala y el ambiente también es el mismo de siempre.

Me siento en mi puesto y al instante Emi comienza a parlotear sobre un nuevo actor que esta como para dejarlo encerrado en un ascensor y violarlo. Pretendo que la escucho y disimuladamente miro atrás para ver que está haciendo Mati, veo que esta ensimismado en su celular, ha de haber descargado algún juego nuevo, sigo fingiendo que escucho a Emi quien está en su fase de "¡Es que Sam, es hermoso, tan hermoso que duele!" y noto a unos compañeros tirándose avioncitos de papel, luego reposo mi mirada en Vanesa, quien está pintándose las uñas junto con sus amigas que deben de estar alagándola por lo increíblemente bien que se las pinta, algunos muchachos están contando chistes, mientras algunas compañeras fingen reírse solo para caer bien, otros están dibujando en sus cuadernos, el chico nuevo me está mirando intensamente como si le hubiera robado la última galleta de la tierra, si ya saben, cómo ocurre todos los días en mis días de colegio.

Un momento ¿¡EL CHICO NUEVO ME ESTA MIRANDO INTENSAMENTE COMO SI LE HUBIERA ROBADO LA ÚLTIMA GALLETA DE LA TIERRA!?

¿Y por qué demonios saco el ejemplo de las galletas? dios, tengo que dejar esta obsesión por la comida.

Ahora, volviendo a lo otro ¿El chico nuevo me está mirando? ¿Por qué me está mirando? Ni que tuviera lechuga en los dientes, o un moco, o algo así.

Y si.... ¿si tengo un moco? ¡Oh dios mío!

–Emi lamento interrumpir tu inspiradora conversación sobre este chico violable que no recuerdo como se llama pero necesito un espejo ¡ahora!

–¿Qué? ¿y para qué? –inquiere ella algo enojada de mi repentina reacción, o quizás solo está enojada porque no recuerdo el nombre del actor.

–¡Solo dame un maldito espejo!

–Ok, relaja la vena –reprocha mientras saca un espejo de su bolso y me lo pasa.

Miro mi reflejo en el minúsculo espejo de Emi, y busco algún detalle que pueda ser la causa de la escalofriante mirada del nuevo, pero no encuentro nada, todo está como siempre está, y aparte de mi pálida piel no hay nada que pueda causar vergüenza como un pedazo de lechuga en mis dientes, pero entonces ¿Por qué el chico nuevo me estaba mirando sin disimular?

­–Oye ¿Te pasa algo? –pregunta Emi sacándome del análisis a mi rostro–. Te ves como si hubieras visto un fantasma, estás muy pálida –apunta ella.

­–Ella siempre pareciera que ve fantasmas –agrega Matías.

­–JA JA muy chistoso –le digo a Matías y luego miro la hora en mi celular, es extraño, el timbre ya sonó, lo que quiere decir que la profesora debería de haber llegado–. ¿A qué hora llegara la profesora de historia? no quiero que me falte tiempo para terminar la estúpida prueba –digo pensando en todas las veces que he tenido que salir persiguiendo a algún profesor porque no me ha alcanzado el tiempo para terminar.

¿Quisieras aferrarte a mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora