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Siento como si... como si... Estuviera nadando, ya saben a la deriva, es como si mis pensamientos me dirigieran a donde a ellos les apetezca.
Parpadeo despacio, lentamente y tomándome todo mi tiempo, de algún modo me da terror lo que mis ojos verán.
Esto de despertar y no saber dónde estás mientras aún estás medio inconsciente no es nada bonito.
Mis ojos escanean el lugar donde me encuentro y lo único que ven es un feo y muerto color gris, un color gris que adorna las frías murallas, sigo con el recorrido y las murallas terminan en largas barras de hierro. Una celda... ¡estoy en una maldita celda!
Ahora... ¿Cómo dragones llegué aquí?
Creo que esto ya me había pasado antes ¡Dios que ni si quiera tomo alcohol y ya esta es la segunda vez que amanezco en un lugar extraño!
Lo último que recuerdo es ir en el auto de Alex, y las dos luces brillantes. Es obvio que fue una emboscada para poder raptarme.
Trato de moverme y siento que mi trasero está en un lugar cómodo, me siento en lo que obviamente es una cama, aunque para ser más específica es un colchón, un vacío colchón en el que probablemente moriré de hipotermia por el frío acumulado en este reducido y feo espacio.
Trato de ponerme de pie pero no tengo fuerzas para hacerlo ¿De qué servirá que me ponga de pie? No tengo una fuerza inhumana o sobrenatural para poder romper las paredes con mis súper poderes. Ni que fuera Hulk.
Miro hacia un lado y veo un retrete ¡es asqueroso! ¿Esta gente espera que use eso?
Me llega luz de entremedio de las barras, por lo menos tengo algo de luz...
¿Por qué termine aquí? Se supone que Alex me había rescatado...
El es el culpable de absolutamente todo lo que ha ocurrido... Pero aun así, culpable o no, se me es imposible odiarlo...
Mamá debe de estar en algún lugar por aquí cerca ¿Cómo voy a escapar de aquí?
Mi madre, sin duda alguna ella es la máxima razón para querer convertirme en Hulk, y romper todo a mi paso. De niña ella era la "Luchadora" por decirlo así, nunca dejó que nada ni nadie tocara a su niñita, una vez, un niño amenazó con lanzarme por la escalera, y mi madre se colocó en una especie de "Cercie Lanister 2.0" lo cual resultó en que el salvaje pequeño niño tuviera pesadillas, no sé qué le habrá dicho mi madre para causar tanto susto en él, ni con qué clase de demandas habrá asustado a los padres para que nunca pusieran una queja.
A lo que voy es que ella siempre ha estado para mí, tiene su genio claro, lo de los zapatos voladores no es mentira, pero sin duda alguna daría cualquier cosa por mantenerla a ella a salvo.
Siento que se acerca alguien y me pongo alerta, de apoco veo una silueta que se agacha y me tira algo por entremedio de las barras.
–¡Hey tú, imbécil! –le grito.
El maldito sigue caminando –¡Oye detente! –grito en vano porque el desgraciado continua su camino como si nada.
Me levanto aletargada y me acerco al paquete. Lo abro y me doy cuenta de que es comida, un pan acompañado por una de esas leches en cajita.
No me había dado cuenta de que mi estómago gritaba por alimento, hasta que lo veo. Por lo menos estos animales me dan comida...
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¿Quisieras aferrarte a mí?
RomanceEscribí esta historia a los 14 años, por lo tanto sí, está bañada en cliché, salseo y humor. . ¿Te gustan las historias con giros inesperados? Ya sabes, al estilo "sales de tu casa y te encuentras a un delfín disfrazado de Homero Simpson caminando...