Capítulo 6: Una tarde en el parque no suena tan mal.

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–¡Esos mocosos arruinaron mi pantalón! –exclamo mientras limpio con una toalla el desastre que dejaron en mí los pequeños demonios, en serio creo que el líquido verde asqueroso lo tengo hasta en el cerebro.

–Tranquilízate, no son ni lindos ¿a qué bruja se los robaste? –dice con un aire molestoso.

–¡Que no soy una bruja! Y te recuerdo que tú usas exactamente el mismo uniforme ¡todos los días!

–La bruja está enojada –molesta ignorando mi arrebato–. Oye que tal si te invito a tomar un jugo, todo mi trabajo merece un premio ¿no crees?

–¡Pero si tu no hiciste nada! –le reprocho apuntándolo a la cara –. ¡Yo soy la que quedo empapada de moco verde!

Este chico en verdad va a hacer que lo que me quede de paciencia se compre un pasaje a Japón y me deje con un muy irritable humor.

–Está bien, tu igual aportaste un poco –admite rodando los ojos–, por eso vamos a tomar algo o subir a alguno de los juegos, estamos en un parque de diversiones después de todo ¿no? –pregunta levantando una ceja–. Anda Sam estoy seguro de que igual quieres.

¡Maldición! dijo mi nombre de nuevo, esto en verdad es un problema.

–Está bien –acepto con los dientes apretados–, pero solo un rato.

Caminamos en un increíblemente incomodo silencio, unas cuantas estrellas ya adornan la noche, mas todas las luces de las distintas atracciones que el parque nos ofrece, Alex está callado y yo estoy muriendo internamente porque no saca ningún tema de conversación. Después de un rato de sentir que el corazón se me sale, por fin él se detiene junto a un puesto de algodón de azúcar y se digna a decir algo.

-Y.... ¿Qué quieres hacer? –pregunta girando su rostro hacía mi con una fachada de niño despreocupado mientras calmadas sus manos descansan en sus bolsillos. Rayos que se ve bien con las manos en los bolsillos, si no fuera porque aún tengo la sospecha de que es un maniático acosador hasta podría.... ¡maldición! ¡Sam concéntrate en lo que te acaba de decir! El muy cabezota no sabe a dónde llevarte ¿De verdad está preguntándome a mí lo que quiero hacer cuando él fue el inteligente que me invito?

–¿Es un chiste cierto? –le cuestiono incrédula.

–No –me dice–, pero ya que no quieres dar tu opinión, yo pensaba ir a la casa del terror ¿te parece? a menos que.... –dice acercando su rostro al mío– te de miedo –finaliza con una sonrisa maquiavélica que en él, increíblemente por mas maquiavélico que quiera verse sigue siendo sexy. Un sexy maquiavélico.

–Pues a mí no me da miedo, la pregunta es.... –También me acerco a él con mis brazos cruzados y le levanto mis cejas–, ¿te da miedo a ti Alex, que necesitas que una chica te acompañe?

–No –responde–, y ya me suponía que a tí no te daba miedo, después de todo sigues siendo una descendiente de las brujas. Es tu zona –explica seguro.

–Quizas me junte con mis compañeritas brujas y hagamos caldillo de Alex –le digo con una sonrisita desafiante y comienzo a caminar.

El solo profiere una carcajada y nos dirigimos hacia la entrada de la supuesta casa del terror. Esta es muy parecida a esas que muestran en las películas, ya saben, un muñeco terrorífico esperándonos en la entrada, una que otra estatua fea, telarañas por aquí telarañas por allá, y una luz que no alumbra casi nada. He venido antes con Mati y Emi por lo que no creo que hayan cambiado mucho el panorama.

Antes de entrar una muchacha disfrazada de novia fantasma nos detiene. Tiene el vestido manchado con rojo que simula ser sangre, el maquillaje le hace honor a la película de "el cadáver de la novia". Le pagamos a ella y con una voz tétrica y una expresión fantasmal nos indica a donde tenemos que ingresar y el camino que debemos seguir.

¿Quisieras aferrarte a mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora