Bostezo encontrandose con el pequeño y rubio corredor a su lado dormitando en paz.
Detalló cada facción y memorizo la expresión sonriendo por inercia atacandolo con picos uno y otra vez. El menor despertó entre quejas y suplicas de que parase y lo dejase dormir.
-FRACESCO- se quejó empujandolo un poco -Ya para~ quiero dormir un poco más~-
-Oh vamos piccolo, solo son besos- sonrió tomandolo en un abrazo algo tosco. Lo estrujo contra el con fuerza mientras el rubio se removia cual gato.
-Ya para- rogó pataleando -Es muy temprano y tu ya has empezado de hormonal- el italiano río mirándolo.
-Oh Francesco solo quería mimarte un poco piccolo, no seas así- habló con falsa dolencia.
-*suspiro* No tienes remedio- murmuró abrazando su cuello dandole un picorete los labios.
-Pero así te gusta piccolo-
-Algunas veces me irrita, en realidad- soltó mordiendo su mejilla.
-Auch ten cuidado McQueen- se quejó alejando sus rostros un poco.
•●•
No sabía porque, pero el buen humor lo invadía y llenaba la anatomía, al grado de ser el quien cocinara la cena.
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Había hecho pastelillos, sopa, fruta picada, pollo, arroz, ensalada y demás.
¡Amaba estar así! Tan eufórico y de buen humor, como si... Alguien faltara ¡Claro estaba ahora! Faltaba su endemoniada y condenada suegra, y lo agradecia.
Su sonrisa creció y se apresuró a servir todo mirando como el tonto que era a su amado rubio quien ponía la mesa, mesa para dos.
Tal vez todo había sido un horrible sueño y ahora al fin había despertado. Colocó todos los platillos en la mesa y sacó un buen vino franses de un mueble. -Este es perfetto para la situación- murmuró dejandolo al centro de la mesa. -Listo- soltó hechandose algunos cabellos rebeldes para atras. -Ora, venire qui a cena con me, il mio amore-
-Oh... Of course darling- río sentandose frente al bellos italiano mirando la comida facinado. -Se ve tan... Tan bien-
