Il figlio del male. 2/2

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Su sonrisa se borro al escuchar aquello provenir de los labios del azabache. Dejo salir un leve suspiro y se sento en la cama abrazando sus rodillas.- Pues...Mis padres...son unos idiotas...casi nunca están conmigo además de que mi Papá es bastante infantil...y mi Padre...es un idiota...mi hermano...bueno nos peleamos hace unos días...y no hemos hablado desde entonces...- Jill sonrió extrañamente enternecido y abrazó al peliazul besando su mejilla descendiendo en un trayecto de besos a su nuca y luego a su cuello.

-No quise incomodarte, lo siento- susurró sintiendo como el otro tiraba de sus mejillas atrayendo lo a el para darle un pico. El moreno suspiró devolviendo el pico.

-¿Puedo ehhh... pi-pintar algo para ti?- preguntó Max admirando el enorme espacio vacío que había en el muro. Jill asintió besando su sien -Gracias- murmuró sonrojándose.

-D-De n-n-nada-lo imitó riendo después con suavidad.

-¡Hey! No te burles- chilló el Hunter arrojándose contra el pelinegro cayendo ambos en el suelo haciendo demasiado ruido.

Max quedó a horcajadillas del mayor, siendo más especifica, su trasero rozaba el lugar del miembro ajeno.

-M-Max...- Jill lo llamó mirándolo directamente a sus preciosos orbes -Bájate...- susurró apoyándose en sus antebrazos para no quedar recostado del todo.

-Dijiste que estábamos solos... ¿no es así?- su mirada era fija y deseosa, entrecerrando sus ojos a la par que acercaba su rostro al del otro chico, tembló un poco apretando entre sus manos la camisa de Jill con tal de acercarlo y evitar que escapase.

-...Si...- susurró con tono dulce a la par que entrecerraba los ojos sin romper contacto con la mirada del chico sobre el -Estamos... solos...- alcanzó a susurrar antes de que sus labios se unieran en una bella danza con los del menor.

Un suspiro de placer escapó del peliazul al sentir la mano de su seme empujarlo por la nuca contra el con tal de profundizar el beso. Max se separó quedando unido a Jill por un delgado hilo de saliva -¿Qué hac- Hunter calló a Jill con un beso.

-Podemos seguir, después de que haga tu mural-

-¿Planeas dejarme con las ganas?- el menor sonrió mostrando sus afilados dientes frotando su tracero con el miembro despierto de Jill.

-Si... Aunque prometo no tardar "sempai"- le robo unos cuantos picos -Lo juro, pero si me tardo, lo dejaré castigarme- Jill asintió atontado dándole a su uke una sonrisa lasciva.

Max comenzó a pintar luego de un rato cuando la puerta fue abierta por un estruendo y un furico Francesco.

.          .          .

Max se mantenía en silencio mirando a Jill recibir uno que otro golpe de su padre seguido de un enorme regaño. Frunció el ceño mientras que el italiano le daba un ultimo golpe en la cabeza girándose para tomar la consola en su mueble, su pc portátil, su celular y por ultimo el control de la TV a la par que la desconectaba.

-Pero un mes es algo exager-

-Cierra el pico Bambino antes de que ése mes de castigo se transforme en un milenio- soltó molesto el castaño y miró de pies a cabeza al muchacho peliazul -... Y dile a tuyo amico, que se vaya y que queda prohibido que se vean durante tu castigo-

-PERO-

-Bien castigado dos mese bambino y... Si escucho otro pero o comentario, te castigaré un año enero y te enviaré a un internado al otro lado del mundo- Jill suspiró frunciendo el ceño viendo salir a su padre.

-Mierda-

Non si allontanano(No me des la espalda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora