♤ Alister 1/3 ♤

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Primera ganadora del Concurso de Oc's:

Suspiró como un verdadero idiota al verlo

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Suspiró como un verdadero idiota al verlo... Para el... El chico más perfecto que pudo haberse topado en todo lo que de existencia había consumido.

Sus ojos eran de un suave color azul, casi grisaseo, su piel era más blanca que las hojas de aquel diario donde solía escribir tan efusivamente, su cabellos negro con unas pequeñas mechas azules al final de las puntas era como la luna azul sumergida en la comodidad de las tinieblas. El chico siempre vestía de pantalones rotos negros, botas militares, camisa blanca inpecable y algo desaliñada junto a un enorme suetes que nunca se quitaba y usualmente el que cubría sus tersas y suaves manos, solo un par de veces habían hablado y eso sirvió para que el chico, que desde las gradas donde tomaba un pequeño descanso con sus compañeros de juerga, cayera perdidamente enamorado de el, pues era profundo, divertido, parecía un lindo y frágil muñequito de porcelana y era sumamente... -Perfecto- suspiró sonriendo un poco al ver a su dulce y secreto amado sentarse en el cesped, lejos de la cancha y las gradas para escribir.

Uno de sus compinches lo miró y negó al notarlo tan embobado en aquel chico, que para todos, menos para Alister, era blanco fácil y constantemente golpeado, humillado, lastimado, insultado y demás... Ah, si tan solo Alister se diera cuenta que el chico no era más que la mosquita muerta de su curso y dejará de fantasear con el para unirseles y molerlo juntos a golpes por diversión como un ser normal y no solo por aparentar, el podría reemplazarlo, llenar el espacio que era para ese buleado estúpido.

Pero Alister era terco y ambicioso. -Voy a hablarle viejo- soltó hacía su compinche más cercano que sonrió forzadamente y casi se cae por la impresión y por los celos.

-Pero... Eh... ¡Vamos que solo es un criajo estúpido!- soltó tratando de frenar al estúpido que no era capaz de verlo a el solo por aquel muchacho emo.

Era, literalmente, arrastrado por el moreno que avanzaba decidido a hablarle al fín al lindo chico del diario, cuyo nombre aún no conocía. Intentaba detener a su amigo Alister pero que bha, el cabron vaya que tenía fuerza.

Pronto se detuvo, estando ambos frente al lindo muñeco de porcelana, según Alister. Detuvo con lentitud su mano dejando de marcar palabras, bajo el lapiz y con temor levantó su rostro mirando a Alister y al chico que venía con el con algo de miedo llevó su mano a su pequeña mariconera (bolso) y sacó una pequeña cantidad de dinero estirando la mano a la par que agachaba la cabeza tembloroso -Cooperare... Pero p-p-por favor..z ya no más golpes... P-Por favor s-solo t-tomenlo y dejen-n-n-nme s-olo- Alister tragó, sintio culpa ¿Quién no? ¡por Dios! ¡ERA COMO SU PADRE! Decía amarlo con locura pero por complacer al grupo de idiotas al que tenía el descaro de llamar amigos lo lastimaba.

-O-Oye, guarda éso- sonrió del modo más gentil que le fue posible, a pesar de que su lindo chico no lo mirara.

-So-Solo vayanse...- pidió temiendo un golpe o un insulto. Levantó el rostro al ver aún las converse rojas de Alister.

Ahí, entonces vio el rostro de su muñeco, un ojo lo abría con dificultad gracias a un enorme moreton en este, en su mejilla contraria había una gasa con pequeños dejes de sangre. -E-Enserio... N-No quiero p-p-problemas... Solo... Solo hoy por favor- lo miró suplicando al borde del llanto, tenía de el, demasiado pues a sus ojos y a los de los demás, el era el jefe de aquella banda de juerguistas.

-Calma- se acercó un poco, estirando su mano para poder fundir su tacto con el de la mejilla del menor, pero dicho contacto nunca llegó. El pálido chico emo se había apartado con brusquedad pegando su espalda al muro de concreto tras el. -Ale-Alejate por favor- soltó haciendo al moreno tragar en seco, quería enmendarse, pero ahora, con el chico en ése estado ¿acaso era posible? ¡Si tan solo supiera como diablos Francesco hace para que su papá le perdone barbaridad tras barbaridad!.

Suspiró derrotado y sonrió de manera triste -Lo siento... Pequeño chico emo... No... No quería ponerte así- no tuvo más que dar media vuelta y alejarse, mirando de reojo como su amado chico emo se levantaba sin importarle dejarse el diario y salía despavorido con su mariconera en mano.

Non si allontanano(No me des la espalda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora