Questo non è giusto per Francesco .

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McQueen sonrió mirando a los tres pequeños niños que ahora fingían ser angelitos, pues el mayor, Jill había dejado un rato su hiperactividad para convivir con el americano junto al moreno, Alister y por ultimo, al tierno y bajito, Max.

Los tres pequeños se habían sentado rodeando al chico escuchando atentos sus relatos sobre la Copa Pistón y otras muchas carreras más.

Francesco aun estaba abrazado a el, traumatizado por el trío de pequeños diablillos suicidas...

-¿Podemos irnos y-ya?- preguntó mirando como en la distracción de su pareja, Jill aprovechaba para mostrarle la lengua y Alister le diera una sonrisa siniestra. -P-Por favor- pidió con un escalofrío recorriendo su anatomía.

McQueen lo miró unos instantes y suspiró -Bien, volvamos a casa...- se levantó lentamente.

-S-SI, VAYAMOS- habló poniéndose rápidamente de pie avanzando veloz a la puerta de la habitación.

-Volvamos a casa... donde está mi madre, osea, TU SUEGRA- el italiano se detuvo abrupta mente mirando a la nada.

.     .     .  - Francesco giro su cabeza como si fuera poseído por algún ser del averno y sonrió amplia mente. -N-No... Eso no- 

McQueen pareció ignorarlo -Bien iré a decirle a las dueñas que ya nos vamos, ya vengo- habló saliendo de la habitación cerrando la puerta por fuera.

-GHÁ NO MCQUEEN- chilló tratando en vano de abrir la puerta.

-WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII- cuando giró vi a los tres críos de vuelta en el ventilador. -¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡MCQUEEN!!!!!!!!!!-

Non si allontanano(No me des la espalda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora