La puerta de su hogar se abrió con aquella mujer besando su rostro constantemente.
McQueen lo miró casi llorando ante la idea de su infidelidad.
-Oh que adorable joven- chillo la mujer.
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Se alejó de Francesco abrazando al rubio -ES UN PLACER POR FÍN CONOCER A MI YERNO- chilló estrujandolo en sus brazos -BELLO ME MIO FIGLIO HA PARLATO SIA IT- habló con Rayo mirándola estupefacto.
-¿E-Eh?-
-Non vedeva l'ora di incontrarmi con voi, tesoro- soltó mientras se alejaba un poco mirándolo -Deja que te vea bien- apoyó sus manos en sus mejillas. -MIRATE- soltó -Eres muy guapo, perfecto para mi hijo, tus ojos son preciosos, si me pudieras dar nietos ojalá fueran cientos- soltó mientras Francesco al fondo reía al ver las reacciones de su madre, de el antídoto perfecto para la venenosa víbora con la que su bello McQueen lo obligaba a vivir.
-G-Gracias, s-supongo- murmuró aún aturdido pero aliviado al saber que se trataba de la madre de Francesco y no un nuevo "problema".
-Y pensar que mio hijo era tan malo contigo, aunque nunca paraba de hablar de ti, McQueen, McQueen y McQueen era todo lo que decía- el rubio se sonrojo. -Awww mirate eres tan adorable, espero que nos llevemos bien, cariño-
