Segundo día de apuesta. 2/2

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Al final la madre de McQueen había obligado a ambos chicos a levantarse.
Ahora ambos se encontraban a punto de tomar una ducha.
-McQueen~-
-¿Mhm?-
-¿Podríamos ducharnos juntos~?- sonrío el italiano mirándolo con un deje de galanteria la cual era muy usual en el.
-Tal vez~- respondió el menor con el mismo tono.
-Jeje estás jugando sucio, bambino~- susurró el mayor rozando los labios del menor.
-Pensé que te gustaba~-
-Me encanta~- finalizó el mayor besando a su novio sosteniendo su rostro entre sus manos. Sus besos subían de tono como las caricias del menor.
-¿Sabes, McQueen?-
-¿Sí?-
-Te amo, eres mi vida, mi todo, mi nada, te pertenezco...-
-Francesco...~- poco a poco se adentraron en la ducha dejando caer las toallas de sus cuerpos sintiendo el agua caliente resbalar por su piel.
-Ah~ Francesco-
-¿Si?-
-¿Podemos olvidarnos de esta estúpida apuesta solo por este momento?-
-Con todo gusto, McQueen- sus labios se rozaban mientras sus cuerpos danzaban en un erótico y excitante baile, sus manos paseaban por sus cuerpos desesperadas volviendo sus caricias en una expresión de su deseo mutuo.
Los labios del mayor rozaban con ternura el cuello ajeno. Por primera vez estaba yendo lento, como si en ése instante el tiempo les perteneciera, como si ahora no existiese mas que ellos y su latente amor.
-Ah~ Te amo, Francesco- el cuerpo del menor llenó del espumoso jabón de lavanda resbalaba con el Moreno del italiano.
-Eta vez vas lento...-
-Si, porque ahora el mundo es nuestro, el tiempo no existe y reina mi amor por ti, porque quiero darte mi amor en pequeños pedazos de mi, en besos, en caricias, en abrazos...- los labios del menor se paseaban por el cuello ajeno encontrándose con el casi imperceptible olor de la colonia que utilizaba el mayor.
Sus labios se rozaban como sus ahora despiertos paquetes. El pequeño se enredaba en el cuerpo del mayor como si al soltarlo pudiera perderlo.
-Te amo~ bambino- repetía una y otra vez el mayor mientras marcaba el rastro de sus labios con sus manos...
La cabeza del menor reposa escondida en el cuello de su amante, el cual lo sostiene fuertemente por las caderas levantandolo hasta poder rozar su entrada con su sexo, siente el corazón del menor agitado y su respiración irregular, sus manos clavarse en su espalda y los gemidos qie vanamente intenta ahogar.
Hasta que ése bello momento se ve interrumpido por la puerta siendo azotada con fuerza contra la pared del baño.
La puerta que da paso a la ducha se ve abierta de golpe despertando a los jóvenes amantes de su trance pasional.
-¡Mamá!-
-¡Señora!-
-¿¡Qué esta sucediendo aquí!?-
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Perdón pero suelo desaparecer y reaparecer U.U

Non si allontanano(No me des la espalda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora