Capítulo 9- Promesas sabor a tequila

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—Entonces...—Alargué, mirando al samoano junto a mí con una ceja alzada.—¿Sabes por qué Charlie organizó algo como esto?

—Ya te he dicho que no lo sé todo y que tampoco soy un chismoso—Respondió Rome, a lo que solo alcé mis manos con inocencia.

—Solo creo que es sospechoso.

—Pues más vale que te ahorres tus sospechas o te golpearé en el culo.

Ambos volteamos. A pesar de la poca presencia de luz en aquel bar y la música resonando a nuestro alrededor, fui capaz de reconocer a aquella pelirrubia con su pelo ondulado hacia un lado.

—Pensé que no llegarían, chicos—Sonrió Charlotte.—En especial tú, Ambrose. Gracias por contestar mi mensaje.

—No he tenido un buen día ¿sabes? Apreciaría que no fueras mi dolor de cabeza el día de hoy.

—Ese es mi chico. Tan adorable como siempre—Sonreí sarcástico ante su burla.—Tenemos cervezas importadas en la barra.

—Oh, me apunto a eso—Dijo alegre Roman, compartiendo una sonrisa con Charlotte antes de encaminarse a sus espaldas.

Sabía que Rome aprovechaba de beber cada vez que no estaba al cuidado de Joelle o Galina lo visitaba, ya que a la última no le agradaba la idea de que bebiera tanto.

—Y tú...—Irrumpió la rubia en mis pensamientos, llamando nuevamente mi atención.

Me extendió una botella que le vi cargar desde que volteamos hacia ella, la cual parecía ser cerveza.

—Esta fiesta la hice por ti. Así que espero que te diviertas mucho y borres esa mueca amargada.

—Ya suenas como el idiota de Xavier—Dije divertido, a lo que ella solo hizo una mueca en lo que agarraba suavemente la botella de su mano.—¿Por mí? ¿Qué quieres decir, Charlie?

Entonces la Diva sonrió de lado, alzando su ceja con una mueca juguetona antes de disponerse a caminar por mi lado.

—Lo averiguarás pronto—Susurró cerca de mi oído, para a continuación escuchar el sonido de sus tacones cada vez más lejos a mis espaldas.

—¿Qué cara...? ¡Charlotte!

Me quedé perplejo en mi lugar, volteando hacia ella, pero tan solo viendo su espalda desaparecer entre la gente reunida en ese bar.

No entendía a las mujeres, eso estaba más que claro.

Terminé por dejar caer mis hombros rendido, y tras parpadear un par de veces, me llevé la botella a los labios bebiendo un largo trago. El líquido frío y amargo me recorrió la tráquea con un cosquilleo, haciéndome suspirar y resignarme a simplemente seguir su indicación.

Me divertiría a pesar de no saber lo que Charlotte planeara.

Pero lo supe en cuanto vi a la ex campeona de las Divas entrar al lugar.

Su cuerpo era cubierto por un apretado vestido color azul noche, dejando sus exquisitas piernas a la vista ante sus tímidos pasos al interior del bar.

Un escalofrío me recorrió de los pies a la cabeza, al mismo tiempo en que mi cabeza advertía a gritos que dejara de mirarla como un baboso.

—Maldita seas, Charlie...—Murmuré casi inaudible, todavía con mis ojos en la castaña que miraba sus alrededores con sus labios pintados de gloss fruncidos.

Bastó que sus ojos giraran hasta encontrarse con los míos, pareciendo que mi corazón explotaría y me faltara el aire de un segundo a otro. Tragué con suavidad, debatiéndome a mí mismo entre las opciones que tenía en mente.

My Demons|| Dean Ambrose (Retaliation#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora