My Demons|| Dean Ambrose (Retaliation#2)

Capítulo 16- Oferta

El cielo de la gran manzana estaba completamente gris, por lo que probablemente una tormenta caería pronto sobre la ciudad. El vuelo había tardado más de lo que pensé, pero había logrado milagrosamente solo dormir la mayoría del tramo y dejar de pensar.

Sin embargo, sentado en esa mesa de cafetería comenzaba a usar mi dañada mente una vez más.

En horas me enfrentaría a Pain.

No había vuelta atrás, y en cuanto pensaba en simplemente resignarme a ello, mi débil corazón comenzaba a gritar que todo era un desastre. Yo era un completo desastre.

—Hey, hermano.—Roman me golpeó suavemente en el hombro, haciendo que mi mirada se alejara del vaso de café que sostenía entre mis manos enguantadas.— ¿Te sientes bien?

—Supongo.—suspiré.—Si... bien es tener la mente tan cansada que te cuesta hasta firmar un autógrafo, pues sí, me siento de maravilla.

El samoano apretó los labios antes de tomar asiento junto a mí en completo silencio. Sabía que odiaba mi sarcasmo, de hecho, yo también lo odiaba a veces.

Nos habíamos levantado temprano ese día, recibiendo una orden por parte de Hunter que consistía en firmar algunos autógrafos y conocer a los fans en la cafetería cercana al hotel. No tenía problema, pero realmente mi cabeza no parecía querer reaccionar al hecho de que tenía trabajo.

Solo parecía responder al dolor que sentía en el corazón y eso me molestaba más y más a cada segundo.

—Escucha, sé que es difícil.—comenzó a hablar mi mejor amigo, solo podía fruncir mis labios y resignarme a escucharle.—Pero estoy seguro que pueden arreglar las cosas si...

—No, Roman. Eso no es cierto.—lo corté con brusquedad.—Intenté arreglar las cosas y mira como terminamos. Tengo que pelear con ella en el ring.

Él se quedó viéndome con aquella mirada angustiada, mientras que lo único que podía hacer era perder el juicio.

—Pain quiere alejarme, yo quiero que las cosas vuelvan a ser como antes...—me encogí suavemente de hombros, jugueteando con el contenido dentro del vasito de cartón.—Lo he pensado tanto tiempo y creo que...—hice una pausa, sintiendo que hasta me costaba decir lo que tenía en mente.—Creo que es mejor que contribuya con eso. Dejarla en paz tal vez es lo mejor.

—Estás bromeando ¿verdad?

—Ya quisiera.—solté una risa, de inmediato me retracté.—La amo, Roman.

—¿Entonces?

—Por eso mismo lo mejor es que la deje sola, continuar.—solté otra respiración, pero esta solo hizo que mi pecho doliera más.—Incluso...he llegado a pensar que haber firmado ese contrato desde el inicio fue un error.

En ese instante, recibí un golpe en el estómago, quitándome el aire y causando que me recogiera un poco. Miré perplejo al samoano con la mandíbula tensa y el ceño fruncido.

—Sabía que estabas mal de la cabeza, pero no pensé que tanto.—gruñó Roman.—¿Acaso los dos son estúpidos? ¿Por qué no pueden simplemente sentarse y arreglar las cosas?

—Lo...Lo he intentado.—balbuceé como pude, tratando de recuperar el aire que su golpe me quitó.

—¿En serio?—dijo incrédulo.—¿Le contaste la verdad sobre lo que pasó en Wrestlemania?

Siento como si me apretaran el corazón, pero simplemente es la culpa volviendo a golpearme y caer en cuenta de mi error.

—¿Por qué no le has dicho?