Me siento como un niño de diez años, temeroso de hablarle a la niña que le gusta y horrorizado de la idea de hacer el ridículo.
Es por eso que permanecía apoyado de una de las paredes, rogando que sus ojos se encuentren con los míos en algún momento. Pero ella sigue abrazada a Paige, hablando animadamente con el resto de sus amigos y manteniendo una radiante sonrisa en sus labios color coral. Mientras que por mi parte Natalya es la única que sigue a mi lado, mirando la escena con una enternecida mueca en su rostro.
—¿No quieres que te acompañe a hablar con ella?—Preguntó, probablemente descubriendo la forma estúpida en la que no podía alejar mi mirada de la ex campeona de las Divas.
—¿Y que me mate apenas llega?—Solté una pequeña risa desde el fondo de mi pecho.—Por supuesto, Nattie.
Pero la fémina no lo encontró nada de divertido, parpadeando un par de veces sin quitarme la acusadora mirada de encima. La conocía para saber que eso hacía cuando estaba fastidiada.
—Entonces deja de comértela con los ojos—Me regañó, a lo que simplemente fruncí mis labios algo resignado.—Dean, esta es tu oportunidad, cariño.
Bajé la mirada, tratando de ver el lado bueno de la situación mientras escuchaba a Pain carcajearse de algo con Cesaro.
—Ve y dale la bienvenida, como buen compañero de trabajo—Siguió alentándome, esta vez tirando un poco de mi brazo para que así me separara de la pared.
Mi cabeza gritaba que la volvería a cagar, pero como siempre, ni me tomé el trabajo de escucharla cuando solté una respiración y me dispuse a acercarme a la castaña.
—Pain.
Otra voz irrumpió en el lugar, llamando la atención de todo aquel que antes celebraba la llegada de mi ex compañera y volviéndose muecas de seriedad frente a la jefa de la autoridad.
Mis pasos también se detuvieron, haciéndome tragar al ver cómo los brazos de la chica se alejaban suavemente de la espalda de Paige y los dejaba caer a cada lado de su cintura cubierta por una sudadera roja.
—¿Podemos hablar en mi oficina, por favor?—Dijo Stephanie, manteniendo aquel tono formal que a más de alguno le provocaba escalofrío.
A mí me causaba ira, la cual me di el trabajo de ahogar tan solo mordiéndome la lengua y pensando en voltear nuevamente sobre mis botas.
—Señor Ambrose.
Mierda.
Giré suavemente por sobre mi hombro, mirando a McMahon con mis cejas alzadas y pasando por alto el hecho de que los ojos de Pain habían viajado finalmente hacia mi persona.
—Venga con nosotras, por favor. Esto le concierne también—Agregó, para finalmente dar vuelta sobre sus tacones y comenzar a caminar triunfal por el pasillo.
Me atreví a bacilar un par de segundos respecto al asunto, levantando mi mirada del suelo en un par de segundos, justo a tiempo para encontrar la de la castaña de mechones pelirrojos.
Los ojos de Pain se conectaban perfectamente en los míos, de manera directa e incapaz de demostrar algo concreto.
Solo fui capaz de observar cómo sus labios se abren un poco, pareciendo soltar una respiración que relaja su pecho antes de voltear sobre sus zapatillas y seguir en silencio la dirección que tomó nuestra jefa.
Las miradas de todos siguen a la Diva con el collar de P guindando al cuello, para a continuación girar casi todos al mismo tiempo y concentrarse en mí.
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My Demons|| Dean Ambrose (Retaliation#2)
Fanfiction❝Ambos teníamos demonios, solo que los míos aún no se han ido❞ Segundo libro de ❝Retaliation❞ Portada actual@anarchistsoul Portada anterior @-PsychoPeople Trailer por: @SatiricayMordaz Banner por: @-PsychoPeople Aesthetic by: @moaningroman