Parte 3: ¿Me odias?

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MinSeok estaba mordiéndose las uñas y eso no era una buena señal, porque hacía tiempo que no se mordía las uñas tanto como para que la sangre comenzara a brotar del contorno de sus dedos. Siempre había sido un nervioso de primera, y lo cierto es que no le gustaba.

De hecho le fastidiaba ser de esa manera, por lo que había hecho completamente de todo para evitarlo. Se había comprado esmaltes con supuesto sabor a ajo que BaekHyun le había recomendado, porque Baek era el rey de los productos de belleza y todos los días se lo ponía sin falta, sin embargo, en situaciones como aquella poco resultado le daba.

Estaba muy seguro de que aunque se untara ajo de verdad ㅡo quizá la cebolla que no le gustaba crudaㅡ, se mordería las uñas.

Y es que estaba en clase de deportes. Estaba sentado bajo la sombra, descansando de la carrera que había dado para poder pasar una de las famosas pruebas que el profesor YunHo les ponía.

Ese tipo era tan guapo, que todas las mujeres se le restregaban con insinuaciones demasiado claras cada que tenían una oportunidad. Él lo haría si pudiera también.

Sacudió la cabeza, él no era esa clase de persona, nunca lo había sido. Era más bien como el santurrón de todos sus amigos, eso lo tenía bien etiquetado en la frente, pese a sus intentos por salir de ese lugar.

Había tenido una relación con una chica y ahí fue como se dio cuenta que no era su tipo, y no únicamente ella, si no todas las mujeres en general.

Le gustaban los hombres, los hombres buenos como Shim ChangMin, su profesor de canto del primer curso de la preparatoria. Ese tipo le ponía los vellos de punta cada que hacía un movimiento y no precisamente vocal, pero él tenía la culpa porque siempre usaba sus ajustadas camisas de lino con esos pantalones apretados que moldeaban su trasero con perfección. Y MinSeok se relamía los labios pensando en sus enormes manos con las que lo felicitaba cada que hacía bien su trabajo.

MinSeok había fantaseado demasiado con él y así fue como se dio cuenta de que le gustaban los hombres. Claro que todo había quedado como una fantasía, nunca había pasado nada entre ellos.

De hecho, nunca había pasado nada con ninguno de los contados chicos con los que había salido, porque era un maldito virginal que le tenía miedo hasta su sombra, mucho más a que le partieran el trasero en dos.

Seguramente dolería.

Suspiró, sacudiendo sus pensamientos y parpadeó volviendo al presente. A uno bastante malo, para ser honestos.

Porque se encontraba en una encrucijada. Minseok no solía ser un arrastrado, de hecho como decía, era el mejor portado de los cuatro amigos, simplemente no podía evitar hacer uso de lo que sea que estuviese a su alcance para llamar un poco, un poquitito la atención de aquella escultura andante.

La técnica de Kim JongIn ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora