Parte 7: De suegras y acosadores

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JongIn podía sentir aún las mejillas calientes.

Tibias.

Como si los días no hubiesen avanzado, como si el amor de su vida aún estuviese merodeando por su cuarto, observando los portarretratos encima de su cajonera con cierta curiosidad y dando vueltas alrededor del pequeño cuarto como si dudara de algo.

A JongIn le hubiese gustado que en una tarde mágica como aquella, se hubiesen visto a los ojos y se dijeran que se querían, entonces ahora oficialmente serían novios.

Pero no. Seguía siendo su novio no oficial por culpa de su madre.

JongIn amaba a su madre casi todo el tiempo, siempre cumplía sus caprichos y lo mismo hacía ella con él, pero esa tarde en específico, cuando las cosas las tenía bien controladas, había tenido su madre que salir a descontrolar la situación.

Recuerda muy bien que estuvieron un par de horas estudiando, quizá un poco más, porque aunque KyungSoo era muy bueno con las matemáticas y era muy bueno expresándose, él se hacía el tonto para que no se fuera tan temprano.

Para tener una excusa para pasar más tiempo con él, aunque sea con el ceño fruncido y rodando los ojos un par de veces porque no podía entender qué era lo que no captaba de su explicación. Se había exasperado un par de veces y había llegado a usar las peras y las manzanas en su manera de explicar con tal de que JongIn entendiera y después había respirado profundamente, controlándose.

De ahí en adelante KyungSoo pareció relajarse.

JongIn aprendió mucho más que las ecuaciones de primer grado. Esas pasaban a segundo plano, ahora sabía que su chico se ponía nervioso si se le aproximaban demasiado, aunque aún no podía descubrir muy bien el porqué. Fácil sería pensar que era porque le gustaba, pero JongIn no quería cometer errores, quería que sus probabilidades de fallar se redujeran, así que decidió pensárselo dos veces y hacer teorías de las posibles razones por las que el bajito se pusiera nervioso.

Sus manos se tocaron un par de veces, de manera accidental y muy natural, cuando ambos habían querido tomar el borrador a la vez para corregir algo, JongIn no pudo evitar deslizar las yemas de sus dedos sobre el dorso de aquella bonita mano de piel blandita.

KyungSoo se había puesto colorado con el mero contacto y su interior ronroneo pese a que se había prometido no ilusionarse demás.

Incluso había comenzado a sacar plática, con demasiada dificultad ya que el de ojos grandes estaba renuente a hablar de otros temas que no fuesen las ecuaciones.

Sin embargo terminó contándole que había vivido en aquella ciudad de pequeño, que se habían ido y el motivo por el cual estaban de vuelta. Descubrió que su madre era tan estricta como el padre de JongIn, y que KyungSoo amaba a su padre sobre todas las cosas.

JongIn también amaba a su madre pese a las desgracias que le acarreó ese día, avergonzándolo.

La Señora Kim había abierto la puerta de su cuarto sin avisar y él se maldijo mentalmente por no haberle puesto seguro, recordó que lo había hecho para que el bajito no pensara mal, para que no se fuese a asustar.

Y ahí tenía las consecuencias.

KyungSoo le estaba sonriendo por primera vez en la vida a él, se había dedicado a regalarle una sonrisa después de retratar la personalidad de su padre, después de que JongIn le dijese que le gustaría conocerlo algún día.

Fue entonces que su madre se aproximó con una bandeja de bocadillos, pequeños pedazos de Sandwiches con un vaso de leche y jugo de naranja para que no les fuese a hacer daño que no trajeran nada en el estómago a esas horas de la merienda.

La técnica de Kim JongIn ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora