❀ Está científicamente comprobado que cuando alguien se enamora, pierde la cordura.
SeHun no cree en esas estupideces, pero JongIn ha desarrollado una técnica infalible para que el futuro padre de sus hijos caiga redondito a sus pies.
Y quien sabe...
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Los pasillos de la escuela siempre estaban atiborrados de gente. En especial cuando la campana estaba a punto de sonar otra vez, porque se acababan los apreciados diez minutos en que todos eran libres entre clases y todos corrían a sus respectivos salones para acomodarse antes de que llegara el siguiente maestro.
MinSeok no solía salir de su salón en los pequeños recesos, sin embargo, había estado haciendo una excepción porque muy dentro, sabía que algo ocurría con JunMyeon y que el rubio no les quería decir. Eso le preocupaba bastante, ya que el chico no era por mucho el más callado de los cuatro.
Y ahora se le veía con los ojos tristes e incluso, si su vista no le fallaba, podría casi jurar que lo había visto con los ojos rojos, como si hubiera llorado.
Así que MinSeok se iba a su salón para investigar cada que podía, y ahora corría como loco hasta el suyo, porque seguramente llegaría tarde y lo dejarían afuera, si no llegaba en menos de cinco segundos... cerró los ojos y aceleró, con las manos en puños como si con eso fuera a tomar más velocidad.
Y sabía que era una estupidez cerrar los ojos con el pasillo vaciándose de gente, lo confirmó cuando sintió su cuerpo chocar con el de otra persona, estampándose sin más y llevándose de paso a la persona en cuestión.
Sintió como el otro cuerpo se estrellaba contra el piso y él, metió las manos demasiado tarde como para no caer sobre él, así que se impactó de lleno sobre el duro saco de huesos.
Abrió los ojos y se le colorearon las mejillas, su cuerpo destilaba adrenalina y el estómago le dio un retorcijón que estaba bien seguro nada tenía que ver con el hambre. Tragó saliva y se quedó completamente inmóvil, sin saber qué hacer, había perdido la cabeza porque los bonitos ojos de la escultura andante estaban demasiado cerca, observándolo con detenimiento.
ㅡ Mi-minseok hyung ㅡ exclamó JongDae, mientras sus manos se deslizaban con delicadeza hasta la cintura del mayor, su corazón latía desbocado y tenía ganas de no reaccionar, de quedarse en esa posición lo más que le fuera posible.
Pero el aludido parpadeó, rompiendo el hechizo y como pudo se quitó de encima, ayudándolo a sentarse también, unos segundos más tarde. ㅡ JongDae...
MinSeok tragó saliva una vez más y apretó los ojos, queriendo que se lo tragara la tierra, porque solamente a él le pasaban esas cosas, mira que arrollar literalmente al chico que le gustaba. Negó con lentitud completamente azorado y sin saber cómo proceder.
ㅡ ¿Estás bien? ㅡ musitó JongDae, mientras su mano subía por su costado hasta su hombro, acarició su brazo un par de veces para hacerlo salir de su ensimismamiento.
Con el corazón dando tumbos y amenazando con salirse de su caja torácica, Minseok asintió con lentitud.
