Cap. 12

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—Él no puede subir contigo.

—Por favor, es que mi pie está mal —mentí —y el me puede ayudar a subir- dije refiriéndome a Manu.

—Entonces usa el ascensor.

—Pero-pero —no sabía que responder —es que el ascensor se tarda demasiado y yo tengo un examen y entre mas tarde en subir menos tiempo voy a tener para hacerlo, además el examen es en el primer piso. Por favor- mentí nuevamente.

El portero se quedó pensando y al final accedió, en cinco minutos máximo tenía que ver a Manu saliendo de la institución, y yo tuve que ir hasta las escaleras fingiendo que tenía el pié malo. Al momento de tocar la puerta, Manu me detuvo y me dijo:

—¿Estás seguro de que quieres hacer esto?

—Si Manu, todo el mundo, en especial Victoria, tienen que saber que TÚ eres mi novio. Pero sí te incomoda hacer esto no importa, no lo hacemos —dije desanimado, así que el tocó la puerta y al momento de abrirla reaccioné y dije —disculpe la tardanza profesor, es que debido al tráfico, MI NOVIO se tardó un poco en traerme, ¿me permites despedirme de él?

—Vale.

—Bueno amor —dije, el y yo viendonos fijamente —adiós, te quiero mucho —y nos dimos un profundo y largo beso, moviendo nuestros labios y lenguas muy, pero muy suavemente, pero debido a la falta de oxígeno nos tuvimos que separar.

—Adiós —me dijo y se fue por el pasillo.

Entré y vi directamente la cara de todos, pero la que no podía faltar era la de Victoria, esta quería explotar de lo molesta que estaba, y yo mientras tanto la veía y le sonreía en señal de que ella no me pudo vencer ayer.

Después de entregarle el trabajo, y notificarle lo que me había pasado ayer, este puso una película. Entre la distracción del film, Victoria se me acerca y me dice:

—¿Qué coño haces tu aquí?

—Pues, tengo clases, ¿no es obvio? —dije irónicamente y con una sonrisa.

—Tú tienes que estar en la cárcel, ni siquiera en la cárcel, ya te tenían que haber deportado.

—Si querida, pero lamentándolo mucho estoy aquí.

—¿Por qué no estás en la cárcel? —dijo frustrada y casi saliéndose una vena de la frente.

—Pues, pagaron mi fianza.

—¿Quién la pagó?

—Primero, no tengo que darte explicaciones; segundo, para que te vayas contenta, ¿a qué no adivinas quien fue? Pues nada más y nada menos que Manuel Ríos Fernández.

—¿¡QUÉ!? —pegó un grito que se oyó en caso toda la institución —Manu no te pudo haber pagado esa fianza tan grande, yo me aseguré de que esa fianza iba a ser muy grande. Además no se como coño se fijó el en ti, el no debería ser tu novio, seguramente lo hipnotizaste, o no se que mierda hiciste para que el se fijara en ti, pero eso no es normal.

—¿Qué ironía, no? Yo justamente pensaba lo mismo, pero la vida es demasiado complicada para entenderla. Acéptalo de una vez, Victoria.

—Jamás lo aceptaré, y te deseo todo mal en tu relación, además... —no continuó más ya que el profesor la interrumpió, y la amenazó de sacarla del salón si seguía pegando gritos, y yo mostrando una sonrisa victoriosa.

El resto de la mañana me puse hablar con los chicos de mi discusión con Victoria, felicitandome por mi entrada de esta mañana y otros temas en común.

En la tarde me estaba ya arreglando para la cena de hoy, que teóricamente sería un interrogatorio con comida. Me vestía con unos jeans azules oscuros, una camisa de vestir por fuera del pantalón, y unos Nike Janosky.

Estaba muy nervioso, ya que no sabía como lo iban a tratar mi abuela y mi hermano. Mi abuela estaba preparando lasaña, es mi comida favorita, pero no sabía como yo la iba a procesar con todo estos nervios, me sentía como una mujer que estaba a punto de parir. Pero los nervios subieron más cuando tocaron el timbre de mi apartamento, sólo podía ser él.

Me dispuse a abrir la puerta, pero admito que lo dudé unos segundos gracias a mis nervios, pero al final accedí.

—Hola —me dijo.

—Hola —le dije.

¿Cómo Sería? (GAY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora