Cap. 20

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—A mi no me hables —dije enfadado

—Fer, pero no es mi culpa...

—Igual —cruzo los brazos.

—No es mi culpa que tu equipo sea tan malo.

—¡Al Barça no lo insultes si yo no he insultado a tu equipo!

—Venga ya Fer, no es para tanto, sólo es fútbol.

—¡No es eso! —inhala, exhala . Es sólo que... esta es la única vez en mi vida que he visto jugar a mi equipo, y me duele que hayan perdido porque creo que esta será la única vez que los vea —dije desanimado.

—Fer, escuchame —me tomó la cabeza y junto nuestras frente —, no será la única ¿sí? —asentí —. Habrán más como estas si estás conmigo. Yo quiero que estés siempre conmigo. Sé que eso es muy difícil, pero estoy seguro que podremos lograrlo. Lo único que no quiero en esta vida es que terminemos ¿sí? —cerramos nuestros ojos y acercamos nuestros labios para hundirnos en un largo y tierno beso. Sentí como sus labios se movían muy, muy suavemente para no hacerme daño. Su lengua pidió permiso para bailar con la mía, esta vez no era una guerra, era un baile. La falta de oxígeno hizo separar nuestros labios, pero eso no limitó nuestro acercamiento.

—Te amo —dije.

—Yo también te amo.

—Aww, that's cute. You guys are so cute. Great kiss guys! (Que tierno. Son muy tiernos. Gran beso) -dijeron, al parecer, una extranjeras británicas, que fueron a ver el partido debido a que llevaban las camisetas del Real Madrid y estábamos a las afueras del estadio. Sentía mis mejillas arder y podía escuchar a Manu reír por lo bajo.

—¡No te rías, que vergüenza! —dije aún sonrojado.

—Te ves demasiado tierno así, creo que nos deberíamos besar más en público.

—Idiota —éste río —¿Qué hacemos ahora?

—No sé. ¿Nos vamos a casa?

—No, está muy temprano.

—¿Nos vamos a un bar?

—Somos menores Manu.

—No te preocupes Fernando Avizcac, conozco un bar donde nos dejarán entrar sin problema. Vamos a buscar el coche —en seguida me cogió la mano.

Fuimos en seguida al estacionamiento del Santiago Bernabeu a buscar el coche para ir al supuesto bar que conoce Manu, en el cual rogaba a Dios que no fuera uno de mala muerte. Al entrar al vehículo, Manu arrancó el motor dando marcha a las maravillosas calles de Madrid.

Pasaron al rededor de 15 minutos para llegar al bar, el cual no lucía para nada mal, era uno de esos bares exclusivos de esta década.

Vi como Manu hablaba con el guardia, le mostraba su documento de identidad, y en seguida Manu me cogió la mano entrelazando nuestros dedos para entrar al lugar. Era muy bonito, tenía luces blancas y música suave, al parecer, este bar era para empresarios y todo eso.

El mesero nos dirigió a la zona que al parecer era VIP, y nos puso en un lugar que estuviera apartado de la gente.

Nos sentamos y el mesero expresó con una libreta pequeña y bolígrafo en las manos:

—¿Qué vais a pedir?

—A mi me trae un Alexander —dijo Manu —. ¿Pido por ti Fer?

—No, gracias Manu—paré de mirarle para luego ver al mesero —. A mí me trae un Cosmopolitan con una fresa y arándanos de decoración, junto al limón, por su puesto; y una cayena en la bebida para aromatizar, por favor —pude ver como los ojos de Manu estaban abiertos como platos.

¿Cómo Sería? (GAY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora