Cap. 25

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¿Ma...Manuel?- dije.

Veía como se ponía otra vez su camiseta y se abrochaba su pantalon.

-F...Fer; de...déjame explicarte lo que ha ocurrido aquí- se acercaba a mi a paso lento.

-¿Explicarme qué, que si hubiese llegado más tarde hubiese visto como tu primo eyaculaba en ti? -dije entre sollozos.

-No Fer, a...así no son las cosas -ya le faltaba poco para estar juntos frente a frente.

-¡Aléjate! -se detuvo -. Y tú -señalé a François -, lo lograste -aplaudía -, te felicito, no pensé que Manu iba a quedar rendido a tus pies, pero la vida es muy irónica. Yo tan esperanzado que con los golpes que te dio él ayer, con todos los gritos que él te había dado, con tu partida de esta casa ayer, o sea, yo pensé que vuestra relación iba a ser totalmente nula, que la posibilidad de ustedes dos en estar juntos una a ser menos un por ciento. Pero no fue así, me equivoqué. Recalco, felicitaciones, Manuel es totalmente de tu propiedad.

-... -François no pronunció palabra alguna.

-No Fer, yo no soy propiedad de él, soy tuyo Fer, siempre lo fui y siempre lo seré -volteó a ver a François -. Y tú -le señaló -, ¡lárgate, no

-No Manu, esa "propiedad" se rompió en el momento de que vuestros labios se juntaron, lo nuestro se rompió en ese preciso instante -dije aún entre lágrimas.

-No Fer, por favor, yo aún te amo, y yo sé que tu lo haces, lo veo en tus ojos. E...eres lo mejor que he ganado en esta estúpida vida. Sí, lo sé, la cara de que he hecho es muy terrible, pero fue un error Fer. Por favor... No quiero perderte -dijo él con una que otra lágrima.

-Aún te amo, pero tu me hiciste esto y yo no puedo perdonarte esta acción.

-Fer... por favor... -dijo arrodillandose.

-A...adiós Manu -y salí de la habitación corriendo, no quería que nadie me viera en esta situación.

Salí por la entrada sin cerrar la puerta. Corrí y corrí hasta que vi lo que parecía ser un parque. Me acerqué y me acosté en el pasto a observar el crepúsculo aún en llanto.

-Fer, lo siento mucho, pensé que esto sería duradero.

-Pensé lo mismo, pero no todo es un camino de rosas. No, no lo es.

-No sé como te pudo hacer eso.

-Ni yo. Y ahora me encuentro yo aquí, en esta gran ciudad sin saber a donde ir, me quiero ir de aquí. Pensé que este sería un verano mágico, pero la llegada de un primo enamorado empedernido y un engaño que rompe corazones, todo se fue a la mierda.

-La cosa está hipercomplicada. Bueno, emm, no sé. Llama a tu abuela, es lo único que te puedo aconsejar.

-Lo haré. Sabes, a veces me siento esquizofrénico hablando contigo.

-Pienso lo mismo -sonreí.

Saqué mi móvil del bolsillo y entre los contactos busqué el número y me aproximé a llamarla.

-¿Aló? -dijo.

-Hola abuela -dije seco.

-Hola Fernando, ¿que tal?

-Abuela, emm, necesito que alguien me venga a buscar.

-¿Qué? ¿Qué ha pasado?

-Lo obvio no se pregunta -reí por lo bajo soltando una lágrima.

-Ay mi niño. No sé que decirte. ¿Dónde estás?

-En algún lugar de Madrid.

-¿Estás perdido?

¿Cómo Sería? (GAY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora