Cap. 18

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—Hála, qué sopa más buena. Mis respetos Doña Clara.

—Por nada mi niño, siempre a la orden. Vengan pasen al salón.

Nos sentamos en la sala de estar, sospechaba que me iban a hacer un interrogatorio, por lo que trataba de no estar nervioso.

Me senté en un sofá de dos plazas junto a Manu, mientras Josemy y Clara se sentaron en uno en frente.

—Cuéntame de ti Fernando, quiero saber de mi yerno.

—Pues... yo nací en Caracas, Venezuela, en una de las zonas más rurales de mi ciudad. Tengo 15 años. Actualmente vivo con mi abuela y mi hermano. Tengo a dos hermanas que están en Venezuela, a mi madre y a mi padre. Cuando llegué aquí era con el propósito de visitar a mi abuela con mi madre y mi hermano, pero en una decisión apresurada, nos quedamos mi hermano mayor y yo aquí, y mi madre se tuvo que ir. Supongo que usted sabe que la situación en Venezuela no está bien, y esa fue la culpable de mi estadía aquí. Viví toda mi vida allá con mi familia, realmente los extraño mucho —comencé a lagrimear y Manu me abrazó por los hombros —. Porque ¿sabe? Es horrible dejar a toda tu familia allá muriendo de hambre, haciendo colas para comprar comida, y tener que arriesgarse todo los días a salir las calle con el peligro de que los maten. Tengo dieciocho meses aquí, dieciocho meses sin ver a todos mis seres queridos. En serio me duele que toda mi familia esté así. Y lamentó mucho haber llegado aquí a su casa a llorar —reí limpiándome las lágrimas.

—No te preocupes corazón. Yo estoy al tanto de la situación de allá, debido a que tengo amigas que se fueron de aquí debido a la Guerra Civil, y me cuentan lo mal que lo están pasando.

—Bueno, a parte de estar cómodo aquí en España. Aquí le pude revelar a toda mi familia de mi orientación sexual, y que aquí me gané la lotería con Manu. Déjeme agradecerle señora Clara por tener unos genes tan bendecidos —Manu me cogió la mandíbula y me dio un casto beso por el comentario.

El resto de la tarde estuvimos hablando de temas triviales. Clara me mostró un álbum de fotos, Josemy y Manu eran tan monos ¿Cómo sus genes pueden estar tan bendecidos?

Paseamos por el campo, Manu me pidió que le tomara unas fotos con su cámara profesional, era una Canon de un modelo que no sé. Las fotos quedaban muy bien. Que Manu quedara tan bien en las fotos era un don. Para que yo saliera decente en las mías las tenía que editar muy bien.

También montamos en caballo. Me llevé tremendo susto, ya que el mío alzó las dos patas delanteras y yo casi me mato si no me agarraba muy bien. Era una yegua muy mona, se llamaba Celesia. Era beige y su pelo castaño, esperaba volverla a ver antes de volver a Las Palmas.

—Bueno chicos, es hora de irnos —dijo Josemy.

—¡Ay! Pero si la estamos pasando tan bien con Doña Clara —hice un puchero.

—¿Se han dado cuenta dado de la hora? —negamos ambos —son las doce de la noche. Vamos.

—Adiós abuela, te quiero mucho, nos vemos luego —se despidió Manu y Josemy.

—Un placer conocerla Doña Clara, espero volverla antes de volver a mi hogar.

—¿Qué dices querido? El placer es mío, eres muy majo y mono, encantada de que hayas venido a visitarme -nos dimos un cálido abrazo —Adiós muchachos, cuidensen y que lleguen a casa bien.

De camino a la casa Ríos, estuvimos hablando del día, yo me estaba burlando de estos dos al ver el álbum que me mostró Clara, y me decían que cuando estuvieran con mi abuela se iban a vengar.

Llegamos a la casa Ríos y en seguida entramos y nos encontramos a los padres de estos dos y a un chico de más o menos la edad de Josemy.

—¡Qué grata sorpresa! —expresó Manu y en seguida le dio un abrazo que me hizo sentir algo —François ¿qué haces aquí?

¿Cómo Sería? (GAY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora