-No puedo creer que estés diciendo eso. -Hablaba entre susurros, intentando controlarse, pero la forma de hablar era seria, fría y distante.
-¡Pues créetelo, señor protector! -Mi voz salió con rabia, al mismo tiempo que estrellaba mi dedo índice contra su pecho. -Estoy hasta las narices de que vayas protegiéndome cuando no te he pedido ayuda en ningún momento, ayuda que me darás sólo por tener contento a tu padre o a quién sea que te ha obligado a hacerlo.
-¿Eres imbécil, Jennifer? ¿Te estás oyendo? ¿Qué te protejo porque me obligan? -Dio un paso hasta a mí y pegó su cara a la mía. -Nadie me ha obligado a quererte pero, en estos momentos, creo que no lo hago.
-¿Y tú gilipollas? Te odio, Zayn. ¿Lo entiendes? Te odio. -Me alejé de él y me apoyé en la pared de enfrente mirándolo con rabia.
-Y yo a ti. Sólo eres una maldita niñata, que no sabe que quiere ni sabe qué hacer con su vida y tiene que ir jodiendo la de los demás. Eres una egoísta que sólo se preocupa por sí misma.
-Y tú eres un maldito cabrón, y además un asesino. Sí, eso es lo que eres, un asesino que mata a gente sin importar si tiene familia o si es una niña de apenas cinco años. Das asco. Eres una basura, Zayn. Una mierda. -Me mordí el labio cuando escuché lo que acababa de salir de mi boca.
-Jennifer. -Sus ojos se clavaron en los míos mirándome con rabia, con odio. Había dado en su punto débil.
-¡Olvídame Zayn! Lárgate y olvídame. -Escupí las palabras con fuerza y, para terminar, golpeé mi puño contra el escritorio, haciéndome más daño que otra cosa. Empujé a Zayn por la puerta y salí corriendo a hasta mi cama y enterrando mi cara entre los cojines.
Habíamos discutido muchas otras veces, pero ninguna había sido tan fuerte como esta. Le había dicho cosas que ni si quiera pensaba, pero era todo a causa del enfado. Escuché como cerraba la puerta de la casa de un golpe y yo suspiré, escondiendo de nuevo las lágrimas en los cojines.
Entonces fui consciente de que había salido de casa sin protección alguna mientras los amigos de Lorenzo lo buscaban después de todo lo que había pasado en Roma. No lo iba a dejar solo, no.
Esta vez sería yo la que le salvaría el culo a él.
Me puse una cazadora y corrí hasta la puerta cerrándola tras de mí con un sonido sordo. Sólo había salido hacía un minuto, así que si miraba bien lo podía encontrar. Y así fue. Distinguí su pelo negro entre toda la multitud y yo empecé a seguirlo a una distancia prudente. Iba con la cabeza agachada, pero aun así esquivaba a todo el mundo con facilidad. El traqueteo de las gotas de lluvia contra el frío asfalto permitió disimular el característico sonido de mis zapatos.
Después de unos cuantos minutos andando lo vi entrar en un bar. Bufé cabreada y aceleré el paso para no perderlo de vista dentro del local.
Una parte de mí, me decía que me estaban observando, repasé con la mirada toda la calle pero ni si quiera sabía cómo eran los amigos de Lorenzo. Mi mano repasó el picaporte de plata antes de tirar de él con fuerza y adentrarme en ese antro de alcohol y tabaco.
Estaba anocheciendo en Londres y las mujeres se agrupaban en bares para su ronda diaria en busca de un tío, por lo que no me extrañó que el local estuviera hasta arriba de chicas sentadas al lado de algunos hombres ya bastante borrachos.
Empecé a deambular por el bar hasta que me encontré con un chico que me miraba fijamente, esperando que le dijera algo. Entonces fui consciente de la barra que había entre él y yo. "Bien, Jenn, es el camarero, idiota"
-¿Quieres algo, guapa?
-No, gracias. -Le devolví la sonrisa y giré mi cabeza para encontrarme a Zayn a unos metros de distancia.
-Soy Luke. -Centré la mirada en el chico de la barra y le estreché la mano que me había ofrecido para presentarse.
-Jenn.
-Veo que le has puesto el ojo a aquel chico moreno. -Negué fingiendo una sonrisa.
-Sí, podemos decir que es mi... novio.
-Pues no tiene pinta de ser novio de nadie. -Con un simple gesto de cabeza señaló el lugar donde estaba Zayn, haciéndome mirar hasta ahí.
Juro que, si en ese momento me hubiesen pegado un tiro, habría sido menos doloroso que ver aquello. Una preciosa chica estaba justo delante de Zayn, mientras él paseaba las manos por su cintura, haciendo pequeños círculos en ella; tal y como hacía conmigo.
La chica se tomó la confianza de sentarse en el regazo de Zayn y dar un sorbo de su copa, mientras yo sentía la sangre hervir dentro de mí. Y él no hizo otra cosa más que sonreírle; tal y como me sonreía a mí.
Iba a echarle la culpa al alcohol, pero era imposible que se le hubiese subido tan rápido, ni si quiera llevaba en el bar más de quince minutos y no se había bebido ni media copa. Era consciente de todo lo que hacía.
La mano de la chica empezó a acariciar su pelo negro y la distancia entre ellos cada vez era menor. No, eso sí que no. Te quieres ligar al tío equivocado, guapa.
Gruñí y me levanté del taburete, dejando atrás a Luke y a lo que fuera que me estuviese diciendo. Cuando me encontré a la altura de Zayn empujé con fuerza a la chica, haciendo que su trasero se estrellara con fuerza en el suelo pegajoso de aquel bar.
-¿Qué haces, tía? -Miré a la chica con rabia y me coloqué encima de ella, lanzando mis manos a su cuello, evitando que levantara la cabeza.
-Vuelves a tocarlo y te puedes dar por muerta, zorra. -Empezó a patalear hasta librarse de mi agarre y con una de sus uñas postizas logró alcanzar la parte inferior de mi ojo, haciendo que lanzara un quejido de dolor debido al arañazo.
-¿Y tú quién coño eres?
-Tu peor pesadilla si no te alejas de mi novio. -Apreté aún con más fuerza su cuello y sonreí con malicia.
Unas manos rodearon mi cintura separándome de ella y poniéndome en pie. Me giré para encontrarme con sus ojos marrones mirándome de arriba abajo, inspeccionándome. Suspiró y apretó el puente de su nariz antes de comenzar a hablar.
-¿Qué haces aquí? -Su voz era ronca a causa del humo del tabaco que impregnaba el techo del lugar.
-¿Y tú? ¿Qué mierda haces aquí? -Me crucé de brazos, aún sin apartar mi mirada de la suya.
-Intentar olvidarme de ti. -Recordé lo que le había dicho cinco minutos antes en la casa y el mundo se me vino encima, no decía nada de eso en serio. Nunca le diría cosas así. -¿Y bien?
-Te seguí intentando protegerte de los amigos de tu primo. Y, entro en el bar, y lo primero que veo es que estás a punto de tirarte a una tía delante de todo el mundo. -Sus manos apretaron con efusividad mi cintura, hasta tal punto que casi dolía. Pero al ser consciente de la fuerza que estaba usando se detuvo, acariciándome con delicadeza
-Para, Jennifer. No montes una escena.
-No. No voy a parar hasta que todo vuelva a ser como antes. Quiero ser la única a la que le robes un beso, la única que toques. Quiero tus caricias y tus abrazos. Te quiero a ti y punto. Te necesito, ahora y siempre. -Dejé que todas las palabras salieran de golpe, pero fueron claras y concisas. Dejé a un lado mi orgullo por tenerlo a él de vuelta. Sus manos dejaron libres mis caderas para posarse en mis mejillas y, acto seguido juntar sus labios con los míos.
-Te quiero, preciosa. -Habló sobre mis labios, permitiendo a los míos mostrar una sonrisa.
Entonces recordé lo que había dicho en mi cuarto y mis ojos se llenaron de lágrimas. Me mordí el labio intentando reprimirlas, pero fue un esfuerzo en vano.
-¿Qué pasa? No llores.
-Perdóname, lo siento. No quería decir todo aquello. No pienso que seas una mierda, ni una basura. -Sorbí por la nariz y volví a sollozar. -No pienso nada de lo que te dije. No te odio. Zayn. -Me apreté contra su pecho, y descargué en él todas mis lágrimas. Él simplemente acariciaba con parsimonia mi espalda intentando consolarme.
-Tranquila preciosa. Lo sé. Yo tampoco pienso nada de lo que te dije. Y tampoco te odio. -Levantó mi cara y besó mi nariz. -No podría odiar a la razón de mis sonrisas.
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If They Only Knew {Z.M}
Фанфик-No te librarás de mí tan pronto. -Le abracé y él me apretó con fuerza contra su pecho. Sin embargo, unos segundos después, dejó de abrazarme.