120 días.

Día 25

Veo cosas que me matan por dentro, me envenenan, me duelen pero sigo ahí, no puedo hacer nada, solamente soy un simple estorbo, una pieza que sobra, soy algo que no debería estar ahí.

Y como buen estorbo he pensado muchas veces en alejarme, en muchos sentidos, quizá sin mi molesta existencia todo estaría mejor, sin mis estúpidos sentimientos de mierda todos serían felices.

Nadie puede hacer nada por mí, nadie haría nada por mí, ni siquiera yo misma. Me amargo la vida por estupideces, malditas estupideces que me afectan, por gente de mierda que no merece que llore por su maldita existencia.

Aún más, por su culpa sin quererlo me he alejado un poco de la gente que realmente quiero. Ellas me ayudan y siempre me sacan una sonrisa, no quiero tener problemas a causa de ello. Yo solo quería tener una vida tranquila, nunca creí que la vida sería tan dura, la vida duele, esa es la verdad, la muerte no es la que duele porque cuando sucede ya estás descansando en paz, no más dolor, no más sufrimiento, no más de la maldita gente porque estás muerto, cuando la muerte llega el dolor termina, la muerte será mi ansiada felicidad que tanto quiero. Pero ni siquiera tengo el valor de quitarme la vida, ni para eso sirvo, soy una cobarde. Eso es lo que soy, una cobarde, una estúpida, un estorbo, una basura a la que todos pisan, eso es lo que soy, así me siento.

¿Para qué esperar 95 días si puedo acabar con el dolor yo misma? Solo me hacen falta unas pastillas bien fuertes, un poco de agua y adiós al mundo ¿no?, solo eso y luego no habrá nada, ni nadie, me dolería dejar atrás a muchas personas bellas en esta vida, pero, acabar con los problemas es solo cuestión de eliminar la causa de ellos ¿cierto?

Soy un desastre de persona, solo soy una cobarde.