Día 31

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Tranquila, cada vez falta menos. No sé. No me gusta esto. No me gusta mi forma de ser. No me gusta la manera en la que sobrellevo los problemas. No me gustan mis decisiones. Tengo que cambiar un poco. Aún me falta sufrir un poco más para aprender la lección de nunca confiar al cien por ciento en la gente. Al final, tú estas sólo en este mundo. Todos estamos muy solos. Cada cual se crea su propio destino, aunque a veces no es como lo planeamos.

A veces me gustaría que las personas se pusieran en mi lugar, solo para que vean lo que siento. Solo para poder ver si harían lo mismo que yo. Nadie puede juzgar mi forma de pensar si no le ha tocado pasar por lo mismo que yo.

Decidí no volver a ilusionarme con la gente, después de todo quien vive de ilusiones muere de realidades, ¿no? Ni siquiera confíes en ti, también puede que te desiluciones.

Qué irónico llorar por un recuerdo, siendo que cuando ocurrió sólo me limité a observar y reír mientras que por dentro estaba hecha mierda. Es muy difícil ver sus caras, recordarlo, y tener que sonreír o disimular. Cada vez es más difícil.
Pero, todo lo que me queda es mirar hacia adelante, porque mirar al pasado ya dolió bastante.

Sé que ocultar lo que siento no está bien, pero sé por qué lo hago. Sé que personas a quienes quiero hacen lo mismo, y comparto sus motivos, las entiendo perfectamente.

Me siento tonta, como esperando lago que no va a suceder, como persiguiendo un sueño inútil, sé que es inútil, estúpido, pero ya lo he dicho más de una vez, son sueños estúpidos de una niñita estúpida.

Al cabo de los 89 días que quedan todo mejorará. Nada dura para siempre, ni quiera este dolor.

120 días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora