Día 35

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Siento que últimamente he estado alejada. Pero no quiero estar cerca de cierta persona, no quiero tener ningún contacto, en lo posible.

Faltan 85 días y me siento realmente ansiosa por lo que pueda pasar cuando la cuenta culmine. De todos modos tengo miedo de volver a caer en lo mismo, de volver a salir lastimada, de no dejar de llorar.

Nadie jamás en su vida comprenderá todo lo que sentí, no hay palabras para describirlo, nadie puede ver las cosas como uno mismo las ve, nadie siente como lo hace uno y por eso estamos solos, realmente solos. Todos estamos solos y nos acompañamos en nuestra soledad.

Me maté tantas veces en mi cabeza que ya no le temo a la muerte. Le temo a hacer daño con mi muerte, pero aún no es el momento, soy muy joven, tengo tantas cosas por delante que no es la hora de partir de esta mierda de mundo. Y, a pesar de todo, no me dejaron morir. No hay que dejar de respirar para morir, creo yo.
Siempre hubo alguien ahí y tuve que volver a mí misma, estaba en un estado mental del que no podía salir, uno en el que mi mente era mi enemiga, libraba una lucha donde no había ganador. Yo misma me jugaba malas pasadas.

Pero eso ya es parte del pasado. Un pasado que no quiero olvidar. Nunca olvidaré todo esto, ni cómo me sentí. Después de todo no estuve bien. Pensé muchas veces en morir, me sentí realmente mal.

Pero aún sigo aquí, nunca tuve el valor para quitarme la vida y a veces me siento agradecida de ser una cobarde, porque esa es una de las razones por las que estoy aquí.

Me pregunto qué hubiera pasado si me hubiera suicidado, me pregunto constantemente cómo serían las cosas. ¿Serían mejores? Nunca lo podré saber.

120 días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora